Por... Juan Josíé Perfetti Del Corral
El gobierno nacional, como parte de la estrategia de competitividad del país, definió que era importante y necesario que se escogieran unos sectores que, en un período determinado, 2032, deberían alcanzar ciertas metas de crecimiento y generación de empleo y que, además, recibirían la atención especial del gobierno con el fin de facilitar el logro de tales metas.
Hace relativamente poco se seleccionaron los 8 sectores de clase mundial. Ellos son 4 sectores establecidos -industria de la comunicación gráfica, energía elíéctrica, bienes y servicios conexos, autopartes, textiles y confecciones, diseño y moda- y 4 sectores nuevos y emergentes -software y tecnologías de la información, servicios tercerizados a distancia, cosmíéticos y artículos de aseo y turismo de salud-. El propósito que se tiene con respecto a los sectores establecidos es "estimular la producción de más y mejor de lo bueno". En el caso de los sectores nuevos y emergentes, la intención es impulsar su desarrollo. Para promover las acciones y definir los compromisos en cada uno de los sectores seleccionados se formularon, en una alianza entre el sector público y el privado, planes de negocios. Estos planes, según la información que se puede consultar por la internet, que no es mucha, pues los links fallan, dan la sensación, por su estructura y contenido, que se asemejan más a planes estratíégicos de desarrollo sectorial que a planes de negocio, pues la materia de los mismos es más de carácter macro sectorial que micro económico a nivel de empresas. Seguramente entre empresarios es más fácil vender la idea llamándolos planes de negocio que dándoles un nombre más tecnocrático, además de que la palabra planes de negocios está más de moda que el nombre clásico de plan de desarrollo sectorial que recuerda las prácticas de díécadas pasadas.
Para el desarrollo de los denominados planes de negocio se establecieron cuatro ejes temáticos que son: desarrollo de capital humano; normatividad y regulación; fortalecimiento de la industria; e infraestructura.
La forma como se espera lograr las ambiciosas metas que se han propuesto -por ejemplo, para el 2012 el empleo en estos sectores se deberá multiplicar por 2,5 veces y para el 2032 en 6,4 veces y, en exportaciones, las metas son aún más ambiciosas, para el 2012 íéstas deberán cuadruplicarse y en el 2032 deben haber aumentado en 28,8 veces- es "manteniendo una sólida alianza público-privada y fortaleciendo cada día la articulación interinstitucional".
Ojalá que esta estrategia de seleccionar los sectores ganadores y a los beneficiarios de las actividades y los apoyos públicos no corra con la misma historia de fracasos y altos costos que tanto en el mundo como en Colombia se han registrado de tiempo atrás. Las recomendaciones de expertos mundiales como el profesor Porter y de varios Nobel de Economía como Gary Becker es que es mejor dejar que el mercado y las estrategias empresariales autoelijan los sectores más capaces y más competitivos en un mundo dinámico, cambiante y complejo. El papel del Estado está, antes que señalar con el dedo y con evidentes deficiencias tíécnicas y prácticas, en crear, en condiciones de neutralidad y eficacia, las condiciones necesarias para que el desarrollo de las empresas y los sectores se díé haciendo el mejor uso de los recursos disponibles y generando el mayor beneficio para toda la sociedad. Claro que pareciera que para el caso de los sectores de clase mundial, al embarcarse el sector público colombiano en una alianza con el sector privado, las deficiencias del primero son compensadas con la visión y las competencias del segundo. El problema está en que se nos olvida que, como en toda actividad humana, los intereses particulares, las más de las veces, acaban dominando sobre los públicos.