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Autor Tema: Erradicación de opio empobrece a miles en Afganistán...  (Leído 705 veces)

OCIN

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Erradicación de opio empobrece a miles en Afganistán...
« en: Agosto 29, 2009, 01:22:01 pm »
Por… Rukmini Callimachi

Shahrán, Afganistán— Desde hací­a mucho tiempo no habí­a necesidad de usar papel moneda en este poblado remoto del Kush hindú. La moneda de intercambio común era algo que crecí­a en los patios de todos: opio.

Cuando los niños sentí­an ganas de comprar algún dulce, corrí­an hasta los campos de su padre y regresaban con algunos gramos de pasta de opio dentro de una hoja plegada.

Sus madres la recolectaban en bolsas de plástico, para intercambiar 18 gramos por un metro de tela o dos litros de aceite para cocinar. Incluso una visita a la peluquerí­a podí­a pagarse con opio.

La economí­a de este poblado, sin embargo, se detuvo el año pasado cuando el gobierno empezó a aplicar agresivamente una prohibición a la producción de opio. No se permitió a los lugareños su único cultivo comercial. Ahora las tiendas están vací­as y los agricultores endeudados, mientras comunidades enteras caen en una espiral de pobreza.

El opio es uno de los problemas más grandes que enfrenta el golpeado Afganistán, porque está arraigado profundamente en la vida diaria, así­ como en la economí­a de las organizaciones rebeldes.

Afganistán suministra el 93% del opio del mundo y la droga es una de las fuentes principales de financiamiento para el creciente movimiento del Talibán.

Hace dos años, el opio, el ingrediente del que se extrae la heroí­na, creció hasta alcanzar casi medio millón de acres en Afganistán. La cosecha llegó a valer 4 mil millones de dólares, casi la mitad del PIB del paí­s en el 2007. Hasta una díécima parte —casi 500 mil millones de dólares— terminaba en manos de los caudillos locales, incluyendo los del Talibán, según la Oficina de la ONU para Drogas y Delincuencia.

Bajo una presión internacional intensa, el gobierno afgano redobló sus esfuerzos para frenar la producción de opio.

Hasta el año pasado, el número de hectáreas cultivadas con amapola, de la que se extrae la pasta de opio, cayó en una quinta parte, pero las finanzas del Talibán permanecieron básicamente intactas. El 98% del opio de Afganistán se cultiva ahora en apenas siete de las 34 provincias del paí­s: todas bajo el control parcial o total del Talibán.

Hasta hace poco, las montañas de la provincia de Badajsan lucí­an cultivos de amapolas rosas, púrpuras y magentas, pero en el último año la producción de la adormidera se desplomó en 95%.

Durante una reunión hace dos años los lugareños decidieron no plantar opio de nuevo, despuíés de que el gobierno emitiera mensajes por radio advirtiendo que destruirí­a los campos de amapola y que encarcelarí­a a quienes la cultivaran. Carteles distribuidos en el área mostraban a un hombre con las manos atadas con el tallo de la adormidera.

Los lugareños dicen que hicieron lo que les pidió el gobierno y que sembraron sus campos con trigo, cebada, mostaza y melones, pero estas cosechas necesitan más cuidados que la resistente adormidera, capaz de florecer con poca agua o fertilizante.

La mayorí­a de los campos de trigo dieron poco rendimiento, porque los agricultores no pudieron darse el lujo de fertilizar la tierra. Incluso donde la producción fue buena, los agricultores dicen que podrí­an haber recibido entre dos y 10 veces más plantando opio en los mismos terrenos.

“¿Ve esta mostaza? Permite que mi familia viva durante un mes”, dice el agricultor Abdul Saboor, de 25 años. “Cuando plantábamos opio en esta misma parcela, podí­a pagar todos nuestros gastos durante un año entero”, agregó.

El agujero en la economí­a está tragando a la comunidad, desde el agricultor hasta los tenderos con turbantes, cuyas balanzas usadas antes para pesar el opio ahora permanecen quietas.

Cada mes, el tendero Abdul Ahmed traí­a bienes por un valor de 20 mil dólares para vender en el bazar. Han pasado ya cuatro meses desde su última carga y sólo ha vendido mercancí­a por 1 mil dólares. Ahmed es uno de los 40 comerciantes que quedan, donde antes habí­a 400.

“Abrimos por la mañana y cerramos por la noche, sin que entre ningún dinero. Nadie compra”, dice Ahmed. “No queda nada de dinero en este poblado. El opio era el único ingreso que tení­amos”.

Los pobladores dicen que la desesperación está empujando a centenares de personas e emigrar a la vecina Irán, para trabajar como jornaleros.

Los agricultores de toda la región tambiíén se están hundiendo en deudas. Piden dinero prestado para comprar artí­culos como arroz y aceite, que acostumbraban comprar con opio. Tambiíén piden príéstamos para comprar semillas y fertilizante, o para alquilar asnos con los cuales llevar el trigo al mercado: un gasto que el opio no tení­a porque todas las tiendas locales lo aceptaban como moneda legal.

“Nos estamos volviendo más pobres dí­a a dí­a”, dijo el agricultor Abdulamid, de 55 años, en el poblado de Pengani. “¿Quíé debo hacer? ¿Matar a mis hijos para que no tenga que alimentarlos?”.

La pobreza creada por los esfuerzos para erradicar el opio puede estar atizando el terrorismo.

Nangahar _ que quedó libre de cultivos de amapola el año pasado y es mostrado como un ejemplo del control gubernamental _ está registrando un aumento rápido del extremismo, según un estudio de campo de David Mansfield, consultor antidrogas para Naciones Unidas y el Banco Mundial.

En abril del año pasado, las autoridades de la provincia rescindieron los acuerdos para limitar el movimiento de grupos antigubernamentales en su frontera con Pakistán. En julio, se creí­a que estos grupos ya habí­an instalado bases en cuatro distritos vecinos con Pakistán. Para septiembre, los grupos ya estaban atacando edificios gubernamentales y para octubre habí­a retenes del Talibán.

La provincia de Helmand, un bastión del Talibán, cultivó tanto opio el año pasado que si fuera un paí­s separado, serí­a el mayor productor de opio del mundo, según Gretchen Peters, autor del libro “Seeds of Terror” (Semillas del terror), que trata sobre cómo el Talibán financia sus operaciones a travíés del contrabando de drogas.

Peters dice que los mensajes en video del Talibán hablan sobre afianzar las rutas de contrabando y proteger los plantí­os de amapola.

Los cultivos de amapola en las áreas del Talibán son tan peligrosos que los equipos de erradicación los inspeccionan primero en busca de bombas antes de intentar destruirlos. El año pasado murieron 78 agentes gubernamentales intentando destruir los campos en el sur del paí­s. En contraste, lo peor que enfrentaron en Badajsan fueron las quejas de los agricultores.

Durante el mes pasado, se han destruido decenas de cultivos ilí­citos en las montañas de Badajsan. Nasrulá, un agricultor de 35 años, plantó tres parcelas pequeñas con amapolas blancas y violetas dentro de un cultivo de trigo, con la esperanza de que la cosecha legal esconderí­a la ilegal.

Recientemente, Nasrulá resistió en silencio mientras nueve policí­as destruí­an su cosecha, azotando las plantas con ramas largas hasta que las flores cayeran a tierra.

“No plantíé esto por placer”, afirma. “Lo plantíé para que mi familia pudiera comer. Las demás cosechas no valen la pena”, dice, en referencia al trigo. “Las opciones que me quedan ahora son suicidarme o abandonar el paí­s”.

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carlos88

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Re: Erradicación de opio empobrece a miles en Afganistán...
« Respuesta #1 en: Agosto 29, 2009, 04:07:42 pm »
muy buen articulo ocin, lo curioso es que despues el opio de los talibanes se consume en el mundo occidental. ver para creer
lo mas curioso era el trueque que hacian , muy ilustrativo lo del nimo que quiere una  golosina y la consigue con un poco de opio
saludos
corre, corre , que te pillo