2ª PROFECIA:
Predijeron un eclipse de Sol para el día 11 de Agosto de 1999, y que se cumplió con exactitud. Vaticinaron que a partir del eclipse las fuerzas de la naturaleza actuarían como el catalizador de una serie de cambios tan acelerados y de tal magnitud que el hombre se vería impotente para contenerlos.
Pues bien, tan solo 6 días despuíés del eclipse, el día 17 de Agosto de 1999 se produjo un terremoto de 7,4º en la escala de Richter al Noroeste de Turquía, en el que murieron unas 18.000 personas, y quedaron destruidas unas 213.000 viviendas. En días sucesivos acontecieron unas 200 ríéplicas de seismos que acabaron por devastar la infraestructura urbana de Izmit, haciendo incluso estallar una gran refinería de petróleo.
El 7 de Septiembre, otro terremoto, de 5,9 º en la escala Richter sacude Grecia, matando a 218 personas y causando gran desolación, al día siguiente, el 8; graves inundaciones en China acaban con la vida de miles de personas, el día 20, otro terremoto en Taiwan con 2.000 muertos y gran devastación, el día 22 se producen una oleada de terremotos repartidos por varios puntos del globo, y otro seísmo el 30 en Oaxaca , Míéjico, de 7,4º escala richter, que destruyó más de 25.000 viviendas.
El 31 de Octubre otro más en Ayacucho que deja un balance de 200 casas destruidas y 1100 damnificados, el 12 de Noviembre, un terremoto de 7, 1º Richter destruyó la ciudad de Dí¼zce, Turquia… Toda esta cadena de desastres y muchos más, ocurrieron uno detrás de otro en los dos meses siguientes al eclipse. Se desató además, una oleada de violencia, atentados y convulsiones en todo el mundo como nunca se había visto hasta ese momento.
Otro dato resaltable es que los peores desastres parecen haberse focalizado precisamente siguiendo la trayectoria del cono de sombra que el eclipse proyectó sobre Medio oriente, Irak, Irán, Afganistán, Paquistán y la India.
Los Mayas anunciaron que despuíés del eclipse, el mundo enloquecería, y el hombre que no estuviera en armonía con la nueva vibración, perdería la cabeza.
1999 fue uno de los años más movidos de los últimos 5000 años.
Y desde entonces, los terremotos y las erupciones volcánicas parecen haberse multiplicado. El número de desastres en el periodo 2000-2004 se ha incrementado el 1,55 veces con respecto al periodo 1995-1999.
En todo el año 2004 se registraron 31 erupciones volcánicas, 42 tsunamis, 128 inundaciones, 121 tormentas, y 47 desastres geofísicos…
El 2004 terminó con uno de los desastres más graves de la historia; el Tsunami que afectó al sudeste asiático el 26 de Diciembre, y que se cobró con la escalofriante cifra de 288. 500 víctimas.
Según un informe de la organización meteorológica mundial, los desastres naturales del pasado año 2005 han causado ya 350.000 víctimas, por no hablar de píérdidas económicas que alcanzan los 167.000 millones de Euros.
En este 2005 se produjeron 14 huracanes, y 26 tormentas tropicales.
Cifras que van año tras año en aumento…
La segunda profecía asegura además, que la seguridad que tenemos en nuestra tecnología, en nuestros sistemas financieros, políticos y sociales, empezará a desestructurarse. Que todo cuanto hemos creado con egoísmo empezará a desmoronarse en cadena, que nuestra forma de relacionarnos deberá cambiar drásticamente, partiendo de un respeto por la vida y un amor hacia todo que no conozca de diferencias raciales ni de otro tipo…
Pero antes, deberemos realizar un trabajo individual de armonización, de búsqueda interior, de conectarnos con todos los seres vivos, dejando atrás el odio, el egoísmo, el materialismo, comprendiendo de una vez que todos somos uno, que formamos parte de un universo inteligente, y que podemos vivir en una nueva era de luz.
Según ellos, la luz del centro de la galaxia está aumentando el nivel de energía astral del planeta, y si no conseguimos sintonizar nuestras ondas cerebrales, nuestras cíélulas, al mismo ritmo vibratorio de esa nueva apertura energíética, el hombre podría sufrir un desfase neuronal irreversible.
Desde que la NASA detectara que inmensas cantidades de energía llegaban a la tierra desde el centro de la galaxia, se ha comprobado que el campo magníético de la tierra ha disminuido notablemente. Si en 1996 estaba a una medida de 4 gauss, en el 99 estaba a 1.5 gauss.
Gauss es una unidad de medida de fuerza por centímetro cuadrado de superficie, y ahora se está acercando peligrosamente al punto 0.
Cuando los Rusos hicieron ensayos con sus cosmonautas fuera del campo magníético de la tierra, sometidos únicamente al magnetismo cero de sus naves; los primeros síntomas fueron de agitación, más tarde de agresividad, y finalmente los cosmonautas enloquecían sin remedio.
Eso significa que los Mayas eran muy conscientes cuando nos advertían de que la humanidad enloquecería si no era capaz de contrarrestar la ausencia de magnetismo terrestre.
La única forma de no ser afectados por la demencia que poco a poco se adueña del mundo es creando nuestro propio campo electromagníético, el que nuestro cuerpo y alma es capaz de emitir a travíés de la práctica de la meditación.
El nivel de magnetismo terrestre disminuye, pero no el nivel de energía espiritual, que aumenta… si nos armonizamos con la nueva ascensión vibratoria de la tierra, si elevamos nuestra vibración a su mismo nivel, no sufriremos daños, es más, accederemos a un estado de percepción cósmico al sintonizar con el rayo sincronizador de la galaxia.
La segunda profecía nos dice que tenemos dos caminos para evolucionar; uno es por la vía de la comprensión, el respeto y el amor, el otro; es a travíés del dolor y del miedo. Cielo e infierno se enfrentaran simultáneamente en estos tiempos de cambio; la luz cósmica de Hunab Ku está acelerando nuestro proceso evolutivo.
Solo hay que observar a nuestro alrededor, todo parece avanzar a marchas forzadas, todo ocurre cada vez más aceleradamente, los acontecimientos de nuestra vida, nuestras reacciones, la tecnología, los medios de comunicación, el mundo del ocio, la política, todo está agitado, todo está revuelto, parece que giramos precipitadamente en un círculo sin fin, y que en cualquier momento vayamos a estrellarnos…
La segunda profecía advierte que nuestro destino depende de nosotros, ya que hemos entrado según ellos en el GRAN SALON DE LOS ESPEJOS, en que cada hombre es su propio juez, porque es el momento en que se nos da la oportunidad de ver el reflejo de nuestros actos, nuestras miserias, nuestros errores.
El odio y el materialismo engendra bajas vibraciones, el respeto y el amor genera vibraciones altas y armónicas que nos facilitan el proceso de cambio… Debemos estar preparados para asumir este tránsito de traspaso hacia una nueva conciencia planetaria y humana.