Se terminó lo bueno y algunos iniciamos la vuelta al cole de forma prematura. ¡Y quíé vuelta! Tras desconectar durante las vacaciones totalmente del mercado, me he encontrado un parquíé bursátil eufórico tras la buena temporada de resultados y algún dato macro beníévolo, lo que ha empujado a los índices a romper los máximos del año. Pero creo que es bueno tras el parón estival hacer un pequeño resumen de lo que ha pasado en este año para tomar perspectiva.
La primera mitad de 2009 ha dibujado una “V†perfecta en lo que a la evolución de los mercados financieros se refiere. Tras un primer trimestre devastador en el que los agentes económicos se han visto atrapados en sus temores a la crisis financiera y al estado del capital de las entidades bancarias, unido a noticias negativas procedentes del ámbito empresarial como la incógnita sobre la quiebra de General Motors, hemos sido testigos de una recuperación sin precedentes iniciada a principios de marzo. El frenazo en el deterioro de los datos de actividad económica observado en el segundo trimestre del año ha lanzado el mensaje al mercado de que probablemente hayamos visto el suelo de la recesión económica. Y la paulatina mejoría en las encuestas ISM parecen indicar que hemos iniciado un lento proceso de recuperación. Todo esto se ha traducido en una reducción de la aversión al riesgo de lo partícipes del mercado que ha propiciado una sorprendente y aguda recuperación de los sectores más expuestos al ciclo y más castigados, como los de materiales y bancos, y de los países emergentes que se espera lideren la recuperación económica.
Hay que volver la vista muy atrás en el tiempo para encontrarnos con un rebote de la renta variable de la magnitud de la que hemos sido testigos desde marzo. Tras un primer trimestre caótico donde el pánico se apoderó de los operadores bursátiles ante el temor de sucumbir a una crisis sistíémica sin precedentes, hemos dado un giro radical tras calar en los parquíés de todo el mundo el sentimiento de que hemos visto lo peor de la recesión económica y que nos encontramos embarcados en la senda de la recuperación. La optimista “V†que han dibujado los principales selectivos no deja lugar a dudas. Y es que ya saben que del pánico al optimismo hay un paso diminuto, y viceversa.
Las acciones mundiales se devaluaron notablemente durante los dos primeros meses del año ante la renovada preocupación del deterioro del capital de los bancos y las rebajas de previsiones de beneficios empresariales. Los problemas de solvencia de las entidades financieras no dieron tregua a los inversores que optaron por vender las acciones del sector arrastrando a las bolsas detrás. Además surgió una profunda inquietud ante los efectos que podría tener la recesión en Europa del Este y sus consecuencias en Europa Occidental. Pero desde principios de marzo los selectivos han iniciado un espectacular rebote apoyados en datos macro más benignos que apuntan a un escenario económico menos recesivo, así como en la esperanza de que los numerosos paquetes económicos destinados por los gobiernos tengan un efecto positivo en los resultados empresariales propiciando la reactivación económica.
El Ibex-35 ha cerrado esta primera mitad del año con una revalorización del +6,4%, mientras que el selectivo europeo Eurostoxx-50 se deja un –1,9% a cierre de junio.
Los principales índices americanos cierran el semestre con ganancias con el S&P subiendo un +1,8% y el tecnológico Nasdaq un +16,4%.
Del resto de bolsas mundiales cabe destacar la espectacular evolución de Brasil, con el Bovespa ganado un +37,1% en estos primeros seis meses del año, y China, con el Shanghai SE Composite avanzando un +62,5%.
Por otro lado, tras un inicio de año caracterizado por el aluvión de papel corporativo y la incertidumbre económica, los mercados de renta fija reaccionaron incrementando la prima de riesgo de la deuda gubernamental y disparando los diferenciales de críédito. Pero las políticas de estímulo económico llevadas a cabo por gobiernos y bancos centrales así como la mejoría observada en referencias macro como las encuestas ISM, propiciaron una paulatina reducción de los diferenciales de críédito.
En esta primera mitad del año hemos observado la positivización de las curvas a ambos lados del atlántico, reflejando la mejora de expectativas de recuperación económica y el mantenimiento de políticas monetarias laxas por parte de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo. Las máximas autoridades monetarias europea y americana han profundizado en su discurso de la necesidad de permanecer en este entorno de tipos de intervención (0-0,25% EE.UU. y 1% Eurozona) así como de continuar las políticas de expansión cuantitativa o medidas de intervención no convencionales hasta asegurarse que la recuperación económica no corre peligro.
De momento hemos iniciado la segunda parte del año nadando en el optimismo tras los buenos resultados empresariales del segundo trimestre, donde se concluye que los numerosos paquetes de ayuda de los distintos países empiezan a tener resultados en las corporaciones, y apoyados en buenos datos macro, sobre todo el importantísimo dato de empleo mensual americano que el pasado viernes arrojó una cifra de –247.000 cuando se esperaba –320.000 reduciendo además la tasa de paro a –9,4%. Dato esperanzador sin duda. Veremos si en las próximas semanas se confirma la tendencia de buenas noticias.