La Comisión Europea ha repetido hasta la saciedad la necesidad de “cerrar las instalaciones de carbón no rentablesâ€. Nadie duda de la dureza del trabajo de un minero, aunque el hecho de que permita prejubilaciones a los 42 años con una pensión de más de 3.000 euros al mes es más que cuestionable en un país con casi 5 millones de parados.
El presidente Josíé Luis Rodríguez Zapatero teme que despuíés de haber “condonado†un billón de las antiguas pesetas a las cuencas mineras, tal como informó El Confidencial en exclusiva el pasado domingo, ahora estallen los problemas que se llevan acumulando desde hace díécadas y se produzca un conflicto laboral que afecte a los 4.000 empleos sentenciados a la reconversión.
Para tratar de desactivar esa bomba de relojería el Gobierno ha pedido al ministro de Industria, Miguel Sebastián, que tome medidas urgentes. La gravedad del asunto obligó a convocar una reunión extraordinaria ayer a la que acudieron los responsables de esa cartera, sindicatos y empresas mineras para implorar un “milagroâ€.
Se han retomado las reuniones con las elíéctricas para negociar fórmulas que impulsen el consumo del carbón nacional, aunque sea más caro que traerlo de fuera. Así la producción elíéctrica con este mineral ha caído un 40% anual hasta septiembre, mientras que con hulla importada -que sale mucho más rentable- ha crecido un 31%.
En busca de un acuerdo global
El secretario general del SOMA-FIA-UGT, Josíé íngel Fernández Villa, ya comenzó la campaña en Rodiezmo planteando la creación de una gran empresa pública para gestionar la deficitaria situación de las carboneras privadas. Ante la crisis, Sebastián se reunió con el portavoz económico del Partido Popular, Cristóbal Montoro para intentar retomar un acuerdo global sobre política energíética y privilegiar, una vez más, la generación del carbón nacional.
El asunto es preocupante, sobre todo despuíés de saberse que sólo durante este año cerca de 1.475 millones de euros fueron destinados a programas de gasto que el Ministerio de Industria relaciona con el carbón. Más aún cuando se trata de una fuente de energía cuya combustión provoca altos niveles de emisión de CO2. Algunas fuentes han llegado a asegurar que el Ejecutivo de Zapatero propuso subvencionar los derechos de emisión de CO2 de las tíérmicas que consuman carbón nacional.
La burla a la prohibición europea de las ayudas es manifiesta, más aún cuando pretende incentivar el consumo de carbón con primas –iguales a las de las renovables- que luego revertirán en la factura de la luz. Ante el repunte que se avecina, la Confederación de Consumidores y Usuarios ha advertido que únicamente se muestra a favor de potenciar el consumo de carbón nacional cuando no afecte a la factura que pagan.
Estos acontecimientos -pese a las prohibiciones comunitarias- se realizan con el conocimiento de todas las partes implicadas. La pasada semana, el secretario general de Energía, Pedro Luis Marín, se reunió con los responsables de Endesa, Iberdrola, Gas Natural, Unión Fenosa, Hidrocantábrico y E.On para negociar la implantación de una prima a las elíéctricas por la electricidad generada con carbón autóctono. Naturalmente las elíéctricas respondieron que consideraban mejor que las ayudas fueran destinadas directamente a las empresas mineras. De esta forma, no tendrían que gravar la “primada†en el recibo de sus clientes, ni tendrían que enfrentarse a las disidencias con Europa.
Entretanto, Bruselas recuerda al Ejecutivo de Zapatero que la reglamentación a la minería del carbón sólo incluye tres tipos de ayudas: 1) Planes de reestructuración que tengan como objetivo mejorar la competitividad de las minas y hacerlas rentables. 2) Planes que contribuyan al cierre de instalaciones. 3) Ayudas a la producción para compensar el diferencial de precios entre el carbón nacional y el de los mercados extranjeros.
Así las cosas, la solución a los problemas del carbón no pasa por conceder primas para imponer el consumo de carbón nacional en las centrales elíéctricas. La triste realidad es que los precios internacionales del carbón han caído, así como la propia demanda elíéctrica, con lo cual las empresas del kilovatio almacenan toneladas de carbón nacional que no utilizan y dejan de consumir a las deficitarias empresas asturleonesas