Por... Stíéphanie Lerouge
La idea de reforzar los fondos propios de los bancos parece consensuada entre los países desarrollados, pero las modalidades de esa reforma dividen a estadounidenses y europeos, preocupados por preservar la competitividad de sus respectivos sectores financieros.
“Los supervisores ya han tomado decisiones, que conducirán a un conjunto coherente de medidas, que deberían elevar el nivel de capital de los bancos, en tíérminos de calidad y cantidadâ€, indicó el Consejo de Estabilidad Financiera (CSF), que agrupa a bancos centrales y reguladores de 24 países, tras su reunión del 15 de septiembre en París.
Ahora, en la cumbre del G20 que se abre este jueves en Pittsburgh (Estados Unidos), se avecina un debate entre las grandes potencias industrializadas sobre las modalidades de la reforma.
“En este estadio, las proposiciones estadounidenses favorecen a sus bancos y podrían penalizar a los nuestros. Sería el colmo, porque estos últimos no originaron la crisis y les va mejor que a los estadounidensesâ€, dijo recientemente la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, en declaraciones al Journal du Dimanche.
El conflicto se centra en el apalancamiento o “leverage ratioâ€, es decir la relación de los fondos propios al total de activos de un banco, que mide su capacidad para hacer frente a posibles píérdidas en los príéstamos concedidos a clientes y otros activos. Los estadounidenses quieren aumentar el ratio, pero sin tomar en consideración los riesgos tomados por los bancos.
Los europeos, con Alemania y Francia a la cabeza, se oponen a esa propuesta, que consideran injusta y dañina para la competitividad de sus bancos, y quieren que se tomen en cuenta los riesgos.
Algunas voces, desde Estados Unidos, explican que los bancos europeos se oponen porque su nivel de fondos propios es inferior en valor absoluto o en calidad a los de los bancos estadounidenses. Un argumento que, según un responsable de estudios de un gran banco francíés, es de mala fe.
“La idea de que un banco que sólo tiene CDO (activos convertidos en acciones que originaron la crisis financiera, ndlr) o hipotecas ‘subprime’ (de alto riego) puede tener un mejor ratio de fondos propios que otro banco que sólo tiene obligaciones de Estado es absurdaâ€, asegura.
“Los estadounidenses adoptan esa posición porque sus establecimientos tienen activos más riesgosos (...) que por tanto presentarían ratios de fondos propios menos favorables si aplicaran actualmente un ratio ponderado de riesgosâ€, añade.
A modo de ejemplo, el banco de inversiones Lehman Brothers tenía un nivel de fondos propios relativamente elevado, que sin embargo no evitó hace un año su quiebra, que tendría un efecto devastador en todo el sistema financiero.
Para colmo, a las diferencias entre estadounidenses y europeos se añade que los primeros no incluyen en sus balances buena parte de sus operaciones, que las normas de contabilidad no son las mismas y que unos y otros no consideran como fondos propios los mismos elementos.