En su última nota, el ultra bajista Albert Edwards, estratega de de Societe Generale, se muestra todavía totalmente convencido de que nos encontramos en el ojo de la tormenta.
Durante años los inversores se reían de cualquier intento por mi parte de dibujar las comparaciones entre la burbuja en los Estados Unidos y la experiencia japonesa. Para la mayoría de los occidentales, Japón podría haber estado en otro planeta, su experiencia post-burbuja importaba bastante poco. Ahora ya no se ríen tanto. Sin embargo, oímos un coro creciente que la respuesta política salvaguardará a occidente contra una díécada píérdida al estilo japones.
Ben Bernanke asegura a los inversores haber aprendido las lecciones de Japón. Sin embargo, en mi opinión, quizás la lección más importante de Japón habría sido no impedir una burbuja gigantesca en el críédito y en el sector inmobiliario, en primer lugar. La economía estadounidense ha perdido unos 8 millones de empleos en esta recesión. Esto es algo que podría haber sido totalmente evitable.
Siempre he creído que un mundo post-burbuja sería muy similar a la díécada perdida en Japón en los noventa. Seguro que hay grandes diferencias, pero las similitudes tambiíén son muy sorprendentes. Las burbujas tienen un hábito de desarrollarse de una manera muy precisa.
Quiero recordar a los lectores unos pocos factores que continúan empujándome hacia la visión que las autoridades occidentales van a fracasar en sus intentos de reparar las consecuencias de haberse dormido al volante.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Gracias entonces a John Trever de The Alburquerque Journal, que realmente resume exactamente donde estamos exactamente, el torbellino post-burbuja. Intente, al igual que muchos, ver el brillante cielo azul sobre nuestras cabezas. Sigo convencido que todavía estamos en el ojo de la tormenta.