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Autor Tema: La fijación de la tasa de cambio...  (Leído 393 veces)

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La fijación de la tasa de cambio...
« en: Octubre 22, 2009, 12:22:42 pm »
Por...   Juan Carlos Jaramillo 
 


Recientemente el Gobierno pidió al Banco de la República intervenir en el mercado cambiario para aumentar la tasa de cambio del peso por el dólar que, durante los últimos meses, ha mostrado una tendencia decreciente. Vale la pena repasar los efectos que tendrí­a esta medida, más allá de los de aliviar temporalmente los graves problemas de competitividad generados por la revaluación del peso.

El primer efecto es que van a entrar más dólares; el segundo, que va a subir la inflación. Veamos por quíé. Supongamos que el Banco de la República compra divisas, subiendo la cotización del dólar hasta un nivel donde alguien considera que el precio ya es el apropiado. (Se pregunta uno quiíén será ese alguien, y cómo determina ese nivel, pero este es otro asunto). En esas circunstancias habrá inversionistas que antes no iban a traer dólares pero que, al aumentar el precio que les van a pagar por ellos, deciden hacerlo. Además, con una tasa de cambio más favorable, van a aumentar las exportaciones y van a disminuir las importaciones. Por tanto van a sobrar aún más dólares. El Banco de la República tiene que comprarlos todos. Para hacerlo, tiene que emitir cada vez más pesos. Y cuando se emiten muchos pesos, la inflación aumenta. Aumentan por tanto los costos de producción y se pierde la competitividad ganada. Habrá entonces que devaluar más. Se entra en la espiral tan conocida para los colombianos entre 1970 y 2000. Nótese que en el proceso el Banco ha perdido el control de la oferta monetaria. Este no es un problema menor.

El tercer efecto es un deterioro creciente de la situación financiera del Banco de la República y, a la postre, de la del Gobierno. ¿Por quíé? Porque el Banco va a producir píérdidas debido a que sistemáticamente estará comprando divisas a un precio superior al que el mercado está dispuesto a pagar por ellas. Las utilidades del Banco van a caer, o van a desaparecer. No tendrá, entonces, excedentes para pasar al Gobierno. Aumenta el hueco fiscal. ¿Cómo se cubrirá el faltante?

Quedarí­a la alternativa de trancar las entradas de capital. Esto se ha intentado en el pasado con poco íéxito. Pero, aún si el proceso fuera exitoso esta vez, irí­a en contra del impulso que el Gobierno ha querido darle a la inversión extranjera. Serí­a dispararle a un programa bandera del Gobierno.

Es evidente que algo no encaja. Y ese algo es que no resulta viable tener una polí­tica monetaria funcional, acompañada de una tasa de cambio fijada por el Gobierno, y con apertura a los flujos internacionales de capital. O se cede en el empeño de fijar la tasa de cambio, o se cierran las puertas al capital externo, o se renuncia a tener una polí­tica monetaria propia. Este no es un resultado novedoso. La teorí­a económica lo hizo explí­cito hace muchos años. Es el raciocinio que está detrás de varios comentarios escritos y hablados en la prensa local en dí­as recientes. Hay que escoger quíé es lo que se va a sacrificar.

Finalmente, es muy posible que el problema real sea otro. Lo que puede estar sucediendo, aparte de la caí­da generalizada del dólar en los mercados internacionales (que algunos aún cuestionan), es que el paí­s enfrenta un problema mucho más complejo que fijar, o no, la tasa de cambio. Está relacionado con el manejo que habrá que darle al crecimiento de la minerí­a, y con el efecto que ello tendrá sobre los demás sectores económicos. Por su extensión, este será tema de una próxima columna.


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 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...