Más síntomas de cansancio que de empuje
Por Josíé Antonio Fernández Hódar
A pesar de que el Ibex 35 estira el cuello a ver si llega a los 12.000 puntos, son muy pocos los valores que le apoyan. Estamos asistiendo a repuntes que no logran recuperar lo perdido en jornadas precedentes, mientras que el aspecto se va debilitando
Mientras que con cara de abobados miramos al cielo deleitándonos con ese castillo de fuegos artificiales que se ha montado alrededor de los 12.000 puntos, el raterillo de turno nos puede robar la cartera. Pasa en todas las ferias y íésta no va a ser un excepción. Mientras, sigue el desfile.
¡Que jaca más bonita!, es la de Botín aclara alguien. ¿Y ese par de caballos? Se les ve fuertes como robles. Son de Alierta y de Brufau. apuntilla el informado. ¿Y esa burriquilla, pobrecita, que intenta seguirles cojeando? La de Galán, señala otro. ¿Y aquellos que se ven a lo lejos? El resto, que va de procesión. Pues a más de uno habrá que cantarle una saeta.
La verdad es que no es para menos. Los viernes, al dar una mirada a todo el mercado para elegir los valores destacados de la semana te haces una composición de lugar de cómo está el patio. Esta semana hemos tenido problemas para seleccionarlos. Y cuando de cinco protagonistas del Ibex 35, tienes que elegir a tres por el castigo que han sufrido, mal está el patio.
Hay un amplio grupo de valores que vienen bajando desde la mitad de septiembre. Para ellos, los repuntes al alza, el día que los hay, no les sirve para otra cosa que para retrasar la llegada a niveles de soporte. Unos niveles cada día soportan menos y en cuanto el papel empuja lo más mínimo saltan por los aíres.
Los bancos, salvo los dos grandes, el resto no puede con su alma y bastante hacen con no sumarse a las caídas del Pastor, Guipuzcoano o Bankinter. Las constructoras se están quedando sin ladrillos y en cuanto a las energías renovables, sólo hay que mirar a Gamesa o Solaria para tener una idea de por donde van los tiros.
Y al margen de la gripe, que a un servidor siempre le deprime, resulta que no se ve entusiasmo alguno por parte de los inversores. Hay más síntomas de cansancio que de empuje. Este decorado puede cambiar en cuatro jornadas alegres de bolsa, pero en aquellos valores que llevan mes y medio bajando, cuatro días de subida arreglan poca cosa.
Los inversores están recibiendo una lluvia fina, típica de esos días en los que alternan nubes y claros, y que, cuando te das cuenta, estas calado hasta los huesos. Y uno se arrepiente de no haberse quedado en casa o, en caso de la bolsa, de no haber vendido hace un mes. Supongo que usted está pensando si estaremos en el inicio de esa caída que vienen pronosticando los bajistas de nacimiento. Pues va a ser que no. Así que no se lance a ponerse corto porque le pueden desplumar.
En las fase laterales el personal suele perder la paciencia y el dinero. No se atreven a comprar los días de bajada . Lo hacen cuando la bolsa lleva dos días subiendo y les enganchan. Venden con píérdidas para irse a otro valor, con el que les ocurrirá lo mismo. Esta fase lateral puede prolongarse durante un año o dos, así que vayamos comprando dosis de paciencia y pastillas para no soñar con subidas galácticas.