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Autor Tema: EXORCISMO  (Leído 1398 veces)

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EXORCISMO
« en: Octubre 28, 2009, 08:59:50 pm »
El reciente caso de una joven exorcizada por Juan Pablo II en el Vaticano ha vuelto a suscitar el interíés público por la posesión diabólica. Además, al estreno de la pelí­cula Poseí­dos hay que sumar un nuevo montaje del clásico film El Exorcista, basado en un suceso real que vamos a detallarles. La Iglesia, siempre reacia a hablar del diablo, se ve desbordada por los casos de presuntos endemoniados que, en la actualidad, acuden hoy a ella en busca de ayuda. Mientras, sus exorcistas advierten que las prácticas espiritistas, la ouija, los ritos satánicos y los maleficios abren la puerta a este estremecedor fenómeno.



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Re: EXORCISMO
« Respuesta #1 en: Octubre 28, 2009, 09:01:11 pm »
El exorcista
William Peter Blatty, autor de El Exorcista, era un joven estudiante de literatura en la universidad jesuita de Georgetown (estado de Washington, EE UU) cuando, en agosto de 1949, leyó una noticia en el diario The Washington Post: "Un sacerdote libra a un joven de Mount Rainier de las garras del demonio". Veinticinco años despuíés, tras investigar los hechos y cambiar – a petición del padre Bowdern, sacerdote que practicó aquel exorcismo – la identidad del protagonista, por la de una niña, escribió una novela de la que se vendieron trece millones de ejemplares.   
 
 
Dos años más tarde la convirtió en el guión de la mí­tica pelí­cula del mismo nombre. Según Blatty, Bowdern, obligado por el juramento de secreto a no hablar del exorcismo, le dijo únicamente: "Puedo asegurar que el caso en que me vi implicado era autíéntico".

El arzobispado local ha eludido en diversas ocasiones la entrega de los documentos oficiales respecto a este caso, "por razones serias y validas" según sus propias palabras, pero nunca ha negado su existencia. Hoy, sin embargo, conocemos todos los detalles gracias a Tomas B. Allen quien, cuarenta años despuíés, consiguió que el padre Halloran – uno de los nueve jesuitas que asistieron a Bowdern – le facilitara un diario del exorcismo. Este escrito fue hallado en 1978, durante las obras del hospital de los hermanos de los pobres de Saint Louis, en una de cuyas habitaciones, clausurada hasta esa fecha, se produjo el exorcismo último y definitivo. Se trata de veintisíéis páginas mecanografiadas en las que se recogen los testimonios de 48 personas que asistieron a la ví­ctima y contemplaron de cerca su endiablado estado.
El maligno se manifiesta

Todo empezó con el ruido de un suave goteo en casa de los Mannheim – los nombres son falsos –, en Mount Rainier (estado de Washington). Allí­ viví­a Robbie, un chico de 13 años, con su abuela materna, su madre y su padre. El persistente sonido se inició un sábado por la noche. El niño y su abuela se hallaban solos y realizaron una gira por las habitaciones buscando el origen del ruido. Al entrar en el dormitorio de la anciana, vieron que en un cuadro en el que se representaba a Jesús estaba torcido y se moví­a como si alguien golpeara la pared tras íél. El goteo cesó para dar paso al chirrido de unos arañazos tras la pared, "como si una garra rascara la madera". Los arañazos continuaron oyíéndose durante once dí­as. Comenzaban hacia las siete de la tarde y paraban a media noche. Curiosamente, se detuvieron el dí­a en que murió Harriet, una tí­a espiritista de Robbie, que habí­a enseñado al muchacho a manejar el tablero ouija. A partir de aquel momento, Robbie pasaba horas enteras jugando con la ouija, intentando entrar en contacto con su querida tí­a difunta. Fuera íésta o no la causa de la posesión, el hecho es que los fenómenos paranormales comenzaron a producirse a su alrededor sin interrupción. Al irse a dormir oí­a pasos junto a su cama y, durante el dí­a, objetos y muebles pesados se deslizaban por el aire o se volcaban solos. Sus parientes podí­an ver girar vertiginosamente las sillas en que Robbie se sentaba. í‰l insistí­a en que no era culpa suya. Pero la fenomenologí­a crecí­a y llegó a un punto de paroxismo la noche en que, para ahuyentar el miedo del chico, su abuela y su madre se acostaron con íél. De pronto el colchón levitó y colcha y sábanas – completamente estiradas – se elevaron ante sus ojos como si algo invisible tirara de las esquinas.

La familia consultó a míédicos, psiquiatras y psicólogos, que declararon normal a Robbie. Tambiíén a míédiums que diagnosticaron una crisis de adolescente que pasarí­a a su tiempo. Pero Robbie ya no podí­a siquiera ir al colegio: su pupitre daba saltos y golpeaba los de los demás niños. Habí­a comenzado a volverse hosco y reservado. Además, durante las noches tení­a pesadillas en las que parecí­a hablar con alguien. Sus padres se dirigieron a un sacerdote luterano llamado Schulze quien, creyendo estar ante un poltergeist, rezó por el muchacho. Pero, tras pasar una noche con íél y ser testigo directo de la aterradora fenomenologí­a que rodeaba a Robbie y, sobre todo, al aparecer el 26 de enero sobre el pecho del niño unos arañazos en forma de letra, "como si alguien los hubiera trazado desde dentro con un cuchillo", Schulze comenzó a pensar que un poder maligno habí­a invadido al muchacho.

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Re: EXORCISMO
« Respuesta #2 en: Octubre 28, 2009, 09:02:02 pm »
Es sabido que la posesión demoní­aca se manifiesta, progresivamente, de tres formas: infestación (el demonio actúa sobre la materia circundante y produce fenómenos telequiníéticos de toda í­ndole); obsesión (atormenta a la ví­ctima sin hacerla perder el conocimiento pero de modo evidente); y posesión (invade el cuerpo de la persona y lo trata como propiedad suya). Para Schulze, Robbie estaba a punto de pasar a la tercera fase, así­ que recomendó a la familia consultar a un sacerdote católico: "Ellos entienden de estas cosas". Y es que, mientras las iglesias luteranas no conceden ninguna credibilidad teológica a la existencia del demonio, la católica tiene una larga tradición de exorcismos que se remonta a los realizados por Jesús. Además, desde los comienzos de la Cristiandad, cuentan para practicarlos con un ritual que se formalizó en 1614 bajo el nombre de Rituale Romanum.
fue así­ como los Mannheim se pusieron en contacto con el padre Hughes, párroco de la iglesia católica más cercana. Al principio íéste se limitó a darles agua bendita y unos cirios consagrados, remedios infalibles contra el demonio. Pero la botella con agua bendita explotó al entrar en el dormitorio de Robbie y las velas, al ser prendidas, lanzaron tales llamas que casi incendiaron la casa. Entonces Hughes decidió visitar al chico. Al parecer, Robbie estaba en la cama, en estado de trance, y le recibió diciíéndole en latí­n: "Oh, sacerdote de Cristo, sabes que soy un demonio. ¿Por quíé me molestas?".
Precisamente, según el Rituale Romanum, la capacidad de hablar o entender una lengua extranjera desconocida anteriormente por la persona es una de las caracterí­sticas de la posesión, sobre todo si va unida a la exhibición de una fuerza sobrehumana, el conocimiento de hechos ocultos o futuros y una profunda aversión hacia lo sagrado que se manifiesta incluso hacia las medallas, cruces o reliquias ocultas. Así­ que Hughes – tal y como indica el ritual – solicitó permiso para practicar un exorcismo al arzobispo de Washington, O’Boyle, quien, incomprensiblemente, se lo concedió.
Y es que en el Rituale se dice expresamente que "el sacerdote designado para hacer un exorcismo, además de distinguirse por su piedad, prudencia y vida í­ntegra, debe ser inmune a cualquier ansia de engrandecimiento personal y no confiar en su poder sino en el divino, así­ como de edad madura y reverenciado no sólo por su cargo sino por sus cualidades morales". Caracterí­sticas todas ellas que Hughes, a sus 29 años de edad, no habí­a tenido tiempo de reunir. Tampoco siguió el joven párroco otra instrucción del ritual, a saber: "Recurrir a un estudio profundo del asunto (...) examinando los autores aprobados y los casos producidos". Quizá por todo ello, aunque realizó una confesión general, ofreció misa y oraciones especiales e incluso ayunó, el exorcismo resultó trágico.

A finales de febrero, Robbie fue ingresado en el Georgetown Hospital, dirigido por jesuitas y atendido por monjas que guardaron el más absoluto secreto. Fue atado con correas a una cama y permaneció tumbado con los ojos cerrados, aparentemente tranquilo. Al entrar Hughes en la habitación, tocado con birrete negro, estola púrpura al cuello y con un reluciente aspersor de agua bendita, Robbie "despertó" y con voz perentoria le ordenó quitarse la cruz que llevaba oculta. Asimismo se dice que empezó a proferir juramentos en lengua semí­tica y aramea y en su pecho comenzaron a aparecer nuevos arañazos.

Hughes se arrodilló junto a la cama con el ritual en las manos, recitó la Letaní­a de los Santos en latí­n y luego el Padre Nuestro con el que comienzan las oraciones propias del exorcismo, pero al decir "Mas lí­branos del mal", Robbie logró desasir una de sus manos y aflojar una pieza del somier... La monja y el auxiliar presentes oyeron de pronto un alarido de Hughes... Robbie habí­a rajado el brazo izquierdo del sacerdote desde el hombro hasta la muñeca. Alguien dijo que para cerrar la herida fueron necesarios más de 100 puntos. El exorcismo no prosiguió. Hughes sufrió una crisis nerviosa y abandonó Mount Rainier durante un tiempo.

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Re: EXORCISMO
« Respuesta #3 en: Octubre 28, 2009, 09:03:23 pm »
Parapsicologí­a, psiquiatrí­a y posesión
Algunos psiquiatras creen que los "endemoniados" son ví­ctimas de esquizofrenia o personalidad múltiple, ocasionada por abusos sexuales sufridos en la infancia. Otros sugieren que se debe al sí­ndrome de Gilles la Tourette, cuyos afectados maldicen, gruñen y se retuercen de manera incontrolada; aunque este mal es incurable y la posesión, sin embargo, se cura. Por su parte, la doctora Judith L. Rapoport lo achaca al desorden obsesivo compulsivo (OCD).

El padre Martí­nez Sierra, teólogo y profesor de la Universidad de Comillas (Madrid) ha declarado que "antes de determinar si alguien está poseí­do o no, hay que desterrar absolutamente una posible enfermedad mental o la existencia de fenómenos parapsicológicos. Por eso, antes de aprobar un exorcismo se exigen informes de psiquiatras y parapsicólogos. Tan sólo si la persona presenta varias de las caracterí­sticas señaladas por el ritual (aversión exagerada a lo sagrado, conocimiento de cosas ocultas o de lenguas ignoradas, y fuerza sobrehumana) puede tratarse el caso como una posesión. En cualquier caso, al demonio no le es preciso llegar a íésta para dificultar el reinado de Dios".

Por su parte, el padre Fortea, párroco de la diócesis de Alcalá de Henares (Madrid), esta de acuerdo en que sacerdotes y psiquiatras han de trabajar conjuntamente en casos de supuestos posesos. Aunque, tal y como explica en su tesina, El exorcismo actual, varias razones distinguen claramente al poseso del enfermo mental. "Los posesos son personas absolutamente normales cuando salen de los perí­odos de crisis, no padecen delirios ni alucinaciones, cosa que no ocurre a los esquizofríénicos. Tampoco puede tratarse de epilíépticos, pues los espasmos y agitación que sufren duran más de los 15 minutos que se prolongan estos ataques.

Además, durante la posesión, las convulsiones y crisis de violencia van en aumento, en lugar de disminuir, como ocurre con los enfermos mentales, y simultáneamente a ellas aparece una nueva identidad que razona y contesta coherentemente. En todo caso, no deja de ser curioso que este extraño sí­ndrome demonopático de disociación de la personalidad, con el que numerosas personas acuden a las consultas de los psiquiatras desaparezca para siempre con una oración litúrgica, cuando desde un punto de vista psiquiátrico, con el exorcismo se deberí­a reforzar la sugestión del enfermo. Por supuesto que algunas personas pueden fingir que estan poseí­das, pero para desenmascararlos basta decir el fragmento de un discurso de Cicerón en latí­n; si se agitan freníéticamente, entonces el sacerdote puede enviarlos con tranquilidad al psiquiatra. Es absurdo tambiíén – nos explica Fortea – sostener, como hacen algunos, que los posesos liberados por Jesús padecí­an en realidad enfermedades diversas. "Nunca se utiliza en los Evangelios la palabra posesión como sinónimo de enfermedad. Y además, si Jesús no creí­a en la posesión, ¿por quíé no nos confirmó que estábamos en un error? Por el contrario, en Lucas 13,32 Jesús mismo se atribuye el poder de expulsar demonios y lo distingue de la virtud de curar enfermos. En realidad Jesús es el Gran Exorcista, y la Era Mesiánica se distingue por que al fin los demonios pueden ser expulsados del Reino de Dios". Ayudante del padre Amorth en Roma, Fortea, para quien "el demonio no tiene cuerpo, tan sólo se manifiesta a travíés del cuerpo invadido", tuvo la oportunidad de asistir a varios exorcismos. "Lo que ocurre en una posesión es algo más moderado y sorprendente a la vez que lo relatado en la pelí­cula El Exorcista. No es usual que en un mismo caso se reúna toda la fenomenologí­a que se produjo durante el caso en que se basó el film; normalmente el poseso se limita a blasfemar ante lo sagrado, caer en trance y poner los ojos en blanco, además de agitar los brazos mientras se le dicen las oraciones. Pero puedo asegurar que algo maligno emana de la persona".


 

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Re: EXORCISMO
« Respuesta #4 en: Octubre 28, 2009, 09:04:32 pm »
Opinión de la Iglesia
El hecho de que Juan Pablo II tuviera que hacer frente, en septiembre de 2000, a una joven endemoniada, ha puesto de actualidad el fenómeno de la posesión diabólica. La Iglesia admite la existencia del diablo y, aunque no es un dogma de fe, tambiíén acepta que el maligno tiene poder para poseer a una persona. Así­, en el Nuevo Catecismo se lee: "El exorcismo esta dirigido a la expulsión de los demonios o a la liberación de una posesión demoniaca a travíés de la autoridad espiritual que Cristo confió a su Iglesia". En Italia, la cifra de supuestos posesos debe ser muy elevada, pues la Conferencia Episcopal de este paí­s ha pedido a los párrocos más rigor selectivo a la hora de reclamar exorcismos.
Asimismo, ha decidido imprimir cuanto antes en versión italiana el Rituale Romanum, revisado en 1998 par la Congregación del Culto Divino. En íél hay algunas oraciones para rezar en solitario contra el maligno. Por su parte, el padre Gabriele Amorth, con más de 50.000 exorcismos a sus espaldas, ha declarado que "el mundo esta lleno de demonios dispuestos a adueñarse de personas, animales y cosas. Y existen varias ví­as: el ocultismo, los cultos satánicos y los maleficios". De la misma opinión es el padre Suñer, exorcista durante cuatro años de la diócesis de Barcelona: "Cualquier práctica esotíérica puede permitir que el demonio entre en una persona si íésta invoca a Satanás".


 
 

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Re: EXORCISMO
« Respuesta #5 en: Octubre 28, 2009, 09:06:25 pm »
Rituale Romanum
Entre las reglas a seguir por el exorcista que se indican en el Rituale Romanum de la Iglesia Católica para expulsar al diablo estan:

Colocar un crucifijo ante la vista del poseso o en sus propias manos. Ponerle reliquias y medallas. Pero no acercarle demasiado la Santa Hostia pues puede maltratarla.
No dialogar nunca con el demonio y ordenarle que se limite a contestar a las preguntas que se le dirijan. No creerle si simula ser un ángel o un difunto.


 
No dar críédito a lo que vea u oiga que hace o dice el poseso.
Preguntar a la ví­ctima el nombre y número de entes malignos que lo poseen.
Preguntar en que íépoca y por quíé o cómo se produjo la posesión, así­ como el dí­a y hora en que abandonara al poseso.
Exorcizar con autoridad eníérgica, insistiendo en las palabras que más hacen sufrir al poseso.
Hacer la señal de la cruz en las zonas del cuerpo donde el poseso acuse alteración.
Rociar con agua bendita el cuerpo del poseso.
Repetir las frases y palabras que más atormenten al demonio.
Deben estar presentes los familiares para que vean cómo reacciona el poseso y le sujeten firmemente. Deben rezar durante la ceremonia y ser rociados por el exorcista con agua bendita.
No hay que dar pábulo a las trampas y engaños que usan los demonios para hacer creer que han abandonado al poseso. En ocasiones incluso les dejan comulgar o les muestran alguna visión beatí­fica. Hay que recurrir siempre al ayuno y la oración pues, según dijo Jesús (Mateo 17,20), hay una especie de demonios que no puede ser expulsada más que por la oración y el ayuno.