Por ... Reuters
Plataforma Shearwater, Mar del Norte. Plataformas petroleras desperdigadas por el horizonte dominan el paisaje, mientras que por encima, una bola naranja de fuego sale a borbotones de la chimenea, enrojeciendo las mejillas de la gente parada en el helipuerto.
"Estamos saliendo de un cierre por mantenimiento. Necesitamos quemar el gas hasta que estemos nuevamente en funcionamiento", grita el gerente de la planta, Jim Cook, en medio del ensordecedor el rugido de la llamarada y el zumbido de las turbinas elíéctricas de abajo. "Entonces vamos a producir más de 80.000 barriles por día", dijo Cook.
La economía británica enfrenta la amenaza del fin del petróleo y del gas en el Mar del Norte, sin un claro reemplazo.
Los díébiles precios del petróleo, el aumento de los costos y el muy angosto margen fiscal para ofrecerles incentivos tributarios a las grandes compañías petroleras están llevando a algunos a darse por vencidos justo cuando Gran Bretaña lucha por recuperarse del derrumbe financiero.
"Cuando los ingresos del petróleo empezaron a bajar, se suponía que las ganancias del mundo financiero iban a reemplazar esa caída, pero luego de repente desaparecieron las ganancias de la 'City'", dijo John Curtice, profesor de política en la Universidad de Strathclyde.
"Es parte del telón de fondo de la crisis financiera -tenemos que encontrar otras fuentes de ingresos", agregó Curtice.
Las ganancias del petróleo y del gas del Mar del Norte originalmente llegaron cuando la economía de Gran Bretaña estaba en tales apuros que el Gobierno debió acudir al FMI por un príéstamo en 1976: el organismo financió la reestructuración económica del país bajo Margaret Thatcher.
Según la mayoría de las predicciones del momento, el Mar del Norte debería haber dejado de generar hidrocarburos hace una díécada. Todavía le aporta más a las arcas del Gobierno que cualquier industria, incluyendo los servicios financieros.
Ahora los ejecutivos petroleros dicen que la imposibilidad de proporcionar incentivos podría traducirse en la reducción paulatina de la industria en aproximadamente una díécada, en lugar de entregar los 30 años de producción significativa del que son capaces sus 25.000 millones de barriles restantes de reservas recuperables.
"Si no obtenemos ciertas concesiones (...) podríamos tener que considerar lo que podríamos o no podríamos hacer," dijo en una conferencia el mes pasado Christophe de Margerie, director ejecutivo de Total.
Tales comentarios podrían ser rutinarios en el juego entre las compañías petroleras y los Gobiernos, pero como se espera que el díéficit presupuestario de Gran Bretaña ascienda al 12 por ciento del PIB este año solamente, hay muy poco espacio para maniobrar.
Curtice, de la Universidad Strathclyde, dijo que hay poca diferencia en materia de políticas en cuanto al Mar del Norte entre el gobernante Partido Laborista y la oposición conservadora, que según los pronósticos ganará las elecciones previstas para junio próximo.
"Los conservadores no están ofreciendo reducir los impuestos sobre el Mar del Norte. Nadie podría darse el lujo de hacerlo", dijo Curtice.
La producción del Mar del Norte, que está ya un 44 por ciento más baja que su máximo de 1999, podría verse más obstaculizada aún por las medidas pensadas para reducir las emisiones de dióxido de carbono de un nuevo tratado climático en Copenhague en diciembre.
Los costos adicionales podrían llevar a las compañías a dejar bajo tierra miles de millones de barriles de recursos que serían de otro modo extraídos, dice el organismo de lobby de la industria Oil & Gas UK.
INFLACION
Shearwater se encuentra sobre 90 metros de agua sostenida por cuatro patas de acero, con una plataforma adyacente menor que alberga las fuentes. Su estructura principal tiene nueve pisos de alto, puede alojar 93 operarios y pesa tanto como dos grandes destructores navales.
La construcción de las instalaciones costó más de 850 millones de libras (1.350 millones de dólares) y entró en funcionamiento en el 2000. Hoy en día costaría dos veces esa cifra, una medida de la inflación de la industria.
"Somos cinco instalaciones en una. Somos una plataforma de producción, una refinería, una terminal de exportación, un generador elíéctrico y un hotel", dijo Cook, parado junto a una malla de acero que lo separaba del Mar del Norte, arremolinándose 30 metros debajo de íél.
Los costos operativos de la industria tambiíén han aumentado. Se han gastado miles de millones para mejorar la seguridad y la mano de obra ha subido tambiíén. La escasez de trabajadores calificados, en parte debido a recortes de personal a fines de los 90' cuando el petróleo cayó por debajo de los 10 dólares el barril de crudo, forzó la subida de los sueldos.
Los salarios básicos para un tíécnico recientemente calificado oscilan entre las 40.000-46.000 libras esterlinas -alrededor del doble del salario promedio en el Reino Unido.
"Le recomendaría el trabajo a mis amigos", dijo Asia Hutchinson, una delgada joven de 19 años en su año final del programa de capacitación, preparándose para dejar el módulo habitacional y trabajar en la ruidosa jungla de caños de afuera.
El aumento de costos no es exclusivo del Mar del Norte, pero en otras regiones se ve compensado por el potencial de los grandes descubrimientos.
Los hombres del petróleo dicen que los altos impuestos son otra razón por la caída de las inversiones en el Mar del Norte a 4.800 millones de libras en el 2008 desde los 6.000 millones de libras en el 2006: los yacimientos más antiguos pagan hasta 75 por ciento de impuestos, mientras que la mayoría de los otros paga 50 por ciento.
Noruega -que cuenta con alrededor de tres veces la cantidad de reservas recuperables del Reino Unido de su lado del Mar del Norte- impone alrededor de 70 por ciento de impuestos, pero ofrece compensaciones que alientan a las compañías a canalizar sus ganancias en nuevas exploraciones.
Países como Rusia y Nigeria cobran mayores impuestos y regalías pero tambiíén ofrecen posibilidades más abundantes en materia de hidrocarburos, dicen estos países.
"Hay una subestimación de la industria en el país", dijo John Gallagher, director de la unidad de producción petrolera del Reino Unido de Royal Dutch Shell, que opera Shearwater.
Un comitíé parlamentario en junio pidió recortes impositivos en un informe que decía que las posibilidades en materia de inversión eran "díébiles" y que había 50.000 puestos de trabajo en riesgo. El Gobierno rechazó el pedido.
Algunas grandes compañías petroleras ya están vendiendo sus bienes del Mar del Norte a empresas de servicios europeas y compañías respaldadas por fondos soberanos de inversión.
Los nuevos inversores son responsables de aproximadamente 10 por ciento del gas y petróleo del Mar del Norte.
El repentino aumento de los precios del petróleo en la última díécada, que llegó a un pico de casi 150 dólares por barril en julio de 2008, antes de caer a alrededor de 80 dólares por barril ahora, ha ayudado a mantener el Mar del Norte con vida. Este produce 2,5 millones de barriles del equivalente en crudo al petróleo y gas por día actualmente.
Los nuevos proyectos necesitan que el precio del crudo estíé en 50 dólares por barril para no tener píérdidas, dice Oil & Gas UK.
Mientras que la británica BP anunció el mes pasado el descubrimiento de un yacimiento de mil millones de barriles en el Golfo de Míéxico, los hallazgos promedio del Mar del Norte han disminuido a 20 millones de barriles y sólo son rentables porque la infraestructura ya está instalada.
"Hay planes de extraer 10.000 millones de barriles pero otros 15.000 millones de barriles están en juego", dijo Malcolm Webb, director ejecutivo de Oil & Gas UK.