ELPAíS.com 29/02/2008
Cualquiera que haya comprado un falso reloj Rolex o una imitiación de una cartera Gucci alguna vez sabe que, a primera vista, lucen casi iguales que los originales, pero no así en las distancias cortas. ¿Ocurre lo mismo con un Ferrari del top manta?
En Italia han descubierto lo nunca visto ya que la policía ha logrado desarticular una red de falsificadores en Sicilia que se dedicaba a reproducir estos símbolos del máximo estatus social y la íélite transalpina sobre cuatro ruedas.
Algunos de estos vehículos llegaron a venderse a travíés de Internet por entre 20.000 y 30.000 euros, una vigíésima parte del valor de su original... un verdadero sueño para quien nunca pudo ahorrar medio millón de dólares para un autíéntico bólido del Cavallino Rampante.
Ensamblados con algunos componentes originales y otras partes falsas, para un ojo inexperto, es sólo un clásico y rojo Ferrari. En realidad, luce como un 328 GTB, un modelo que dejó de producirse a fines de la díécada del 80. Pero visto de cerca, no puede ocultar que es una pálida imitación del autíéntico. Otro F355, rojo por supuesto, es en realidad un Pontiac Fiero en su interior.
La policía baja la bandera
La investigación policial comenzó en el norte del país, concretamente en Maranello, donde Ferrari tiene su fábrica. Desde allí, la pesquisa se dirigió hacia el sur, a Palermo, Sicilia, donde los autos eran ensamblados con piezas que llegaban de diferentes partes del país y, tambiíén, de otras marcas. La policía logró confiscar 21 Ferraris piratas, de las cuales 14 ya habían sido vendidos, mientras otros siete estaban guardados en talleres sicilianos.
Hasta el momento hay 15 personas detenidas a quienes la policía calificó de "constructores muy capaces". Se sabe, de todos modos, que los compradores sabían que estaban adquiriendo Ferraris de imitación, aunque con documentos que tambiíén estaban alterados.
Aunque hasta ahora era habitual ver bolsos, gafas, videojuegos o incluso productos farmacíéuticos piratas, intentar falsificar un Ferrari es algo más que descarado. La compañía de Maranello fabrica unos 6.000 coches al año con una lista de espera para los nuevos modelos superior a un año. La mayoría cuestan más de 134.000 euros, aunque este precio depende, y mucho, del equipamiento que cada usuario decida para su vehículo.