Por... María Clara Ospina H.
Barack Obama deberá mantener un delicado equilibrio diplomático entre los dos países asiáticos que se perfilan como nuevas potencias mundiales, no solo en el horizonte económico y comercial, sino en todo sentido, inclusive como potencias militares. Me refiero, naturalmente, a India y China, gigantes que han despertado de su pasada inercia con la fuerza y la energía de un tsunami.
Hace poco menos de veinte años estos países, los más populosos de la Tierra, se consideraban irredimiblemente pobres y atrasados. Las ideas de Mao Tse Tung, sobre todo su desastrosa política agrícola e industrial denominada "El Gran Salto", postraron en el atraso y la miseria a China. Algo similar sucedía con las estrategias de los gobiernos de la India, despuíés de su independencia del Reino Unido y del sangriento fraccionamiento de su territorio entre India y Pakistán. Hoy, con su apertura económica y modernización, estos países están camino a convertirse en verdaderas potencias y, como tales, están siendo cortejados por Estados Unidos. Con el debilitamiento del imperio americano, Obama necesita la amistad de estas naciones para mantener su supremacía.
China es indispensable para USA. No solo es su mayor comprador, sino el mayor poseedor de Bonos del Tesoro, lo que la convierte en su mayor acreedor. Esto le da fortaleza al gobierno de Pekín frente al de Estados Unidos, lo que ampliamente se notó en la reciente visita de Obama a China. En el tintero se quedaron muchas de las cosas que deseaba obtener el norteamericano: mayor respeto a los derechos humanos y a las libertades religiosas, además del compromiso del presidente Hu Jintao contra el desarrollo nuclear de Irán y de Corea del Norte. Le faltó al carismático líder estadounidense ser un poco más agresivo, porque, finalmente, cualquier "resfrío" de su mayor deudor y comprador puede causarle grandes problemas a China.
Aliados en el pasado, y más cercanos en muchos aspectos a Estados Unidos que la China, India es tambiíén indispensable para Obama. Por tal motivo el primer gran banquete de los Obama en la Casa Blanca el 25 de noviembre, fue en honor de Manmohan Singh, Primer Ministro de la India. Las palabras del presidente fueron claras: "En Asia, el liderazgo de la India expande prosperidad y seguridad".
No hay amistad entre las dos nuevas potencias asiáticas. Tradicionalmente India y China se han tratado con desconfianza y escepticismo, en algunos casos, aun con enemistad. Esto dificulta la posición estadounidense. El ideal para Obama sería hacer de ambos países sus aliados y con tal objeto debe coquetear con las dos naciones. Ambas naciones se saben deseadas. Ambas, altivas, esquivas y cautelosas. Las dos igual de valiosas para los intereses norteamericanos.