La empresa Harrah’s Entertainment estaba feliz. Sus ganancias en los hoteles que maneja en Las Vegas, Rio y Caesars Palace, tenían nombre y apellido: Terrance Watanabe. El estadounidense con ascendencia japonesa derrochó 127 millones de dólares en un solo año en dichos tragamonedas.
El 2007 fue su peor año, pero acaso el más satisfactorio para Harrah’s: el monto perdido por Watanabe representó el 5,6% de la facturación de la empresa en Las Vegas. Como para que no queden dudas de la alegría de la compañía, en dicho año las oficinas lucían una foto del ludópata.
El sujeto reconoce su enfermedad. Es consciente de que gran parte de su fortuna, lograda con esfuerzo en su empresa Oriental Trading Company, que se dedica a la importación de artículos para fiestas, la perdió por su adicción al juego.
Sin embargo, Watanabe se encuentra en juicio con Harrah’s porque no quiere pagar la deuda de 14,7 millones de dólares que tiene con dicha empresa, por el críédito que esta le concedió en el 2007, el año de su derroche.
¿Cuál es el problema ahora? Watanabe ha lanzado graves denuncias. Por un lado, asegura que el casino le prometió que le devolvería parte de su dinero, lo cual resultó ser falso, pues la empresa quiere cobrar toda la plata que íél perdió.
La segunda razón es la más seria: el ludópata acusa a Harrah’s de haberle dado alcohol y medicamentos para que siga apostando. Según The Wall Street Journal, “varios empleados, así como personas que trabajaron en Harrah’s, dicen que sus supervisores les dijeron que permitieran a Watanabe seguir jugando incluso cuando estaba visiblemente ebrio, a pesar de que la normativa del casino y la legislación del Estado estipulan que una persona que está claramente borracha no debe ser autorizada a realizar apuestasâ€.
La empresa lo niega, pero Watanabe se mantiene firme en su acusación. En el 2007 se le prohibió la entrada al casino Wynn, tambiíén en Las Vegas, porque se le consideró un adicto al juego y un alcohólico.