"España ha perdido credibilidad con inversores internacionales"
por Rubíén Esteller y Lorena López en El Economista
Livingstone se denomina a si mismo como una boutique de banca de inversión internacional, especializada en operaciones empresariales y de capital riesgo. Con presencia en Londres, Estados Unidos y con el punto de mira puesto en Alemania, esta compañía mueve operaciones de hasta 100 millones de euros, incluso más.
Ayer mismo, el socio principal de Livingstone Partners España, Neil Collin, recogió el galardón "Asesor del Mid-Market 2010" entregado por Acquisitions Monthly por la constancia demostrada en los resultados obtenidos en operaciones de M&A, y por el exitoso balance de su grupo en sus respectivos mercados locales.
¿A quíé se debe el retraso en la recuperación en la economía española?
La crisis inmobiliaria copaba todos los recursos industriales y los promotores se decantaron por especular porque en su momento era fácil, al igual que conseguir financiación. Pero las empresas se han endeudado demasiado y han drenado todos sus recursos para pagar a los bancos, sin invertir en la propia compañía... Con todo, España era considerada un buen sitio para invertir, pero ahora ha habido un giro y se ha perdido credibilidad de cara a los inversores.
¿Quíé problemas colaterales cree que nos han llevado a esta situación?
Todavía no hemos invertido en I+D y, si hacemos un análisis de productividad, estamos a años luz de los americanos, los ingleses o los alemanes. La mejora que han dado ellos es espectacular. Sin embargo, en España la situación es bien distinta. Si los costes laborales van subiendo de forma considerable, así como los de la materia prima, pero tampoco se potencia la productividad, entonces tenemos un problema estructural importante.
¿Hacen falta reformas?
Evidentemente, hace falta una reforma laboral, algo que dice todo el mundo, salvo el Gobierno. Al final, dicen que harán cambios, pero no se atreven a tocar ningún tipo de abaratamiento de despido y no se va a realizar ninguna reforma profunda. Así no se soluciona nada e intentando complacer a todos no se toman decisiones.
¿España es un país atractivo en este momento?
Honestamente no, y da miedo. Hay un efecto devastador que es el de la imagen de cara al exterior. España tiene que competir como mercado con una Alemania en plena recuperación, con una Francia bastante estable o con Inglaterra, que da signos de recuperación. La imagen que da España es que tenemos una estructura laboral muy difícil de modificar y con un gran coste laboral. ¿Por quíé voy a meterme en este país? Si se realizan declaraciones claramente optimistas pierdes credibilidad con los actores internacionales.
¿Cuál sería su receta?
El primer paso sería admitir los problemas y muchos de ellos han sido creados internamente.
¿Quíé perspectiva tiene para los operaciones corporativas?
Creo que en 2010 veremos algo más de movimiento y empezamos a notar algún grupo internacional que considera que quizás no estamos todavía en el fondo de la crisis, pero estamos cerca. Ahora es el momento de comprar razonablemente bien para tener una buena posición en la recuperación en tres o cuatro años. Hemos cerrado el año con 6 transacciones y el año que viene, si no volvemos a la media de los últimos años con 12 operaciones, habría que intentar fijarnos un reto de 10 transacciones.
¿Se mantiene algún sector?
Hay algo, sobre todo los sectores que están saliendo al exterior. Un ejemplo serían las energías renovables. Las constructoras tambiíén se han movido bien, sobre todo en Estados Unidos. Asimismo, la internacionalización de entidades como el Santander y el BBVA son un modelo a seguir.
¿Quíé opinión le merece el impuesto especial que se aplica a los 'bonus' en algunos países de Europa?
Creo que todos los países acabarán imponiendo algo parecido. Creo que es justo. Pero lo que no era de recibo es que gente que ha especulado con un dinero que no era suyo y se ha llevado más dinero que sus propios accionistas sin pestañear en el mismo año, se pongan unos bonos desorbitados para cobrar igual que lo hacía antes de la crisis. Sería necesario exigir una responsabilidad mayor a los directivos de los bancos porque se han ido todos con una remuneración importante cuando en realidad han arruinado un banco. Hay que vincular los bonos a largo plazo y además deben asumir la responsabilidad, es decir, que cobren cero o incluso que paguen, si sus actuaciones llevan a la bancarrota o a una situación difícil.