El rebote bursátil que engañó a la bola de cristal
por Tatiana Nogueras
Las previsiones para 2008 pecaron de euforia y las que se hicieron para el año 2009 han caído en la trampa de la cautela. Prudencia ha sido la palabra más repetida durante todo este ejercicio. Y es que, tras el batacazo de unas previsiones demasiado optimistas que no supieron ver la magnitud de la recesión global, nadie ha querido volver a caer en la trampa de no mirar con lupa el suelo que se pisa. Sin embargo, la prudencia se ha convertido este año en otro pecado capital. Y todo por una sencilla razón. Los inversores que han atendido con demasiado entusiasmo el consejo estrella para 2009 se han perdido el rebote bursátil que han experimentado los mercados desde marzo. Y con ello, todas las ganancias que ha traído consigo.
Despuíés de que el Ibex cayera cerca de un 40% en 2008, ningún experto se mostraba favorable a la renta variable y eran muy pocos los que simplemente se mantenían neutrales. El segundo semestre del año se perfilaba como el momento idóneo para la recuperación de los mercados. Sin embargo, tan sólo tres meses despuíés de despedir el año 2008, el selectivo español frenaba su caída (llegó a situarse alrededor de los 6.800 puntos) y calentaba el motor para un rebote que le ha llevado a subir un 73% desde entonces.
Con unas previsiones mucho más cautas, no ha sido fácil prever que la Bolsa española subiría un 28% en lo que llevamos de 2009. Y todo en un entorno en el que la mayoría de los expertos se mostraba de acuerdo en una frase que se consideraba ya una máxima: se vuelve a una inversión más tradicional, en la que se puede perder pero que generalmente no depara grandes sorpresas. Pero sí ha habido sorpresas. De acuerdo con los datos de la Federación Mundial, las Bolsas mundiales han recuperado casi 15 billones de dólares en capitalización en apenas ocho meses, desde el cierre del mes de febrero hasta el cierre de octubre.
“La subida bursátil producida desde marzo no ha hecho sino corregir los excesos bajistas causados por los temores de una depresión a nivel internacionalâ€, explican desde Ahorro Corporación. Asimismo, Nigel Bolton, director del equipo de Renta variable de Europa diversificada por estilos de BlackRock, considera que “a principios del 2009, las perspectivas de la renta variable europea eran sombrías. Tras la quiebra de Lehman Brothers, los bancos dejaron de prestarse entre sí, la liquidez desapareció del mercado y el críédito se convirtió en el recurso más escaso. Al mismo tiempo, los inversores abandonaron en masa los mercados de renta variable, mientras la producción industrial prácticamente cesaba y las compañías revisaban sus previsiones de beneficios fuertemente a la bajaâ€.
La economía tambiíén desoye las previsiones
De cualquier manera, no sólo la renta variable ha supuesto un problema a la hora de lanzar previsiones. La caída que ha experimentado meses despuíés el Producto Interior Bruto de las distintas economías tambiíén se ha convertido en un hecho difícil de adelantar. La economía española ha registrado un decrecimiento interanual del 4,0% en el tercer trimestre de 2009, un retroceso que contrasta con las previsiones de analistas y organismos nacionales e internacionales, que preveían caídas desde el 1% hasta el 2,6% en el presente ejercicio. Además, tampoco se ha sabido ver que Estados Unidos volvería a crecer en el tercer trimestre del año.
El precio del dinero tambiíén se ha convertido en otra incógnita. A principios de año no eran pocos los expertos que advertían del riesgo de próximas subidas en los tipos de interíés. Paradójicamente, la Reserva Federal ha mantenido el precio del dinero en Estados Unidos entre el 0 y el 0,25% durante todo 2009, mientras que el Banco Central Europeo aplicó su última rebaja el pasado 7 de mayo situando así el precio del dinero en la eurozona en el mínimo histórico del 1%. Con alguna excepción, todos aquellos que apuntaban a bajadas más acusadas (algunos expertos consideraban que el BCE recortaría los tipos hasta el 0,75%) tampoco acertaron con sus previsiones.
El precio del petróleo y el del oro tampoco escapan de la quema. Aunque el valor con el que el barril de Texas cerraría este ejercicio se acerca bastante, el barril de crudo tendría que subir un 16% para cambiarse a los 85 dólares que estimaban los expertos. La onza de oro, que a principios de año se tachaba de cara en tíérminos relativos al cambiarse a 882 dólares, ha llegado a marcar máximos históricos y actualmente cotiza a 1.099 ‘billetes verdes’.