Elmundo.es/Ramy Wurgaft / Buenos Aires
La falta de tolerancia hacia quienes no comulgan con sus ideas, es una marca registrada del gobierno que dirigen Cristina Fernández y su marido Níéstor Kirchner. Pero al cesar de su cargo al gobernador del Banco Central, esa actitud sobrepasa todos los límites y sumerge a la Argentina en una crisis institucional de incalculables proyecciones.
A primeras horas de la tarde, la presidenta convocó a todos sus ministros en la Casa Rosada, para que firmasen el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que destituye a Martín Redrado, gobernador del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Algunos de los ministros debieron interrumpir sus vacaciones de verano, para estampar su firma en una ordenanza que hace recordar a las que se promulgaban en tiempos de la dictadura. El artículo primero del decreto, dice así: “remuíévase de su cargo al presidente del BCRA por incurrir en mala conducta, en incumplimiento con los deberes de funcionario públicoâ€. Aparte de cesarlo de su cargo, la presidenta decidió presentar una denuncia judicial contra Redrado.
La “mala conducta†que le achaca al economista de 48 años, es por no aceptar el pedido de renuncia que le hizo Cristina Fernández, la noche del martes. Ese día, la presidenta envió a su jefe de Gabinete, Aníbal Fernández a informarle que debía ceder su puesto a Mario Blejer, ex gobernador del BCRA y una persona de inquebrantable lealtad al matrimonio Fernández-Kirchner.
Para sorpresa del emisario, Redrado respondió que no pensaba hacerse a un costado y que defendería la autonomía de la entidad financiera, por los medios que estipula la ley. Valga recordar que la Carta Orgánica del BCRA establece que sólo el Congreso puede destituir al gobernador, si considera que no cumple cabalmente con sus funciones.
El abogado Daniel Sabsay, experto en Derecho Constitucional, señaló que en casos extremos y cuando el Congreso se encuentra en receso –como ahora- el jefe de gobierno debe al menos conseguir la aprobación de la comisión judicial del Legislativo, para remover al titular del organismo monetario.
Por encima de la ley
“Lamentablemente, la presidenta ha pasado por alto los procedimientos que dicta la ley. Al hacerlo, ha marcado un rumbo peligroso para la Argentinaâ€, sostiene Sabsay. El senador Ricardo López Murphy anunció que pedirá que las dos cámaras del Congreso se reúnan en sesión de emergencia, para “frenar el avasallamiento del estado del derecho a manos de los Kirchnerâ€. López Murphy consideró que la presidenta “ha hecho suficientes míéritos†como para que se le inicie un juicio político.
La causa por la que Cristina Fernández pidió a Redrado que deje su cargo, fue la renuencia del funcionario a transferir más de 6.500 millones de dólares de las reservas del BCRA, a una cuenta de la Tesorería Nacional, cuyos fondos están disponibles para lo que el gobierno considere necesario. En este caso, para la creación del Fondo del Bicentenario, a travíés del cual Argentina pagaría en el 2010, una parte de la deuda externa, que asciende a más de 135.000 millones de dólares.
Para llevar a cabo la transferencia, Cristina Fernández firmó un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), en el marco de las facultades extraordinarias que el Congreso otorgó a su antecesor Níéstor, para enfrentar la crisis económica que atravesaba el país en el 2001-2002.
El nuevo Congreso, constituido a partir de las elecciones de junio del 2009, impugnó ese decretó y lo mismo hizo el Tribunal Supremo de Justicia. Pero Cristina y Níéstor no se rinden fácilmente, sobre todo cuando se trata de disponer de fondos para sus proyectos. A fin de salvar el escollo judicial, idearon un nuevo plan que consiste en sustituir al escrupuloso Martín Redrado por Mario Blejer, su hombre de confianza.
Como cabía esperar, la Oposición cerró filas con el acosado jefe del Banco Central. El jefe de la Unión Cívica Radical (UCR), Ernesto Sanz, acusó al gobierno de querer manejar a Redrado “como a un muñeco que se dirige a control remoto†y recordó que compite al Senado designar o destituir al titular del BCRA. Haciendo referencia al Fondo del Bicentenario, Sanz dijo que esa iniciativa “huele mal†e insinuó que serviría para financiar la “fiesta de consumo†que los Kirchner quieren organizar este año, de cara a las elecciones presidenciales del 2011