Bolságora lo lleva advirtiendo desde hace tiempo: hay un optimismo excesivo en el mercado, que en teoría supone un obstáculo para la continuidad alcista. Un optimismo exagerado en los inversores, tanto grandes como pequeños, que muestran posiciones netamente alcistas, y tambiíén en los analistas, que recomiendan masivamente la bolsa como la mejor inversión para 2010 salvo honrosas excepciones.
Aunque pueda parecer que este optimismo es bueno para la tendencia alcista, lo cierto es que suele ser visto como un indicador contrario; como es sabido, la teoría de la opinión contraria sostiene que cuando todo el mundo es alcista es que todo el mundo ha comprado ya, luego no quedan muchos compradores y el mercado suele caer.
En 2009, la fortísima subida de los índices no estuvo acompañada por un optimismo apreciable, lo que indicaba que muchos inversores no confiaban en el rally... y eso era alcista según la opinión contraria. Pero eso ha cambiado en el inicio de 2010, y "aunque la tendencia alcista de largo plazo se mantiene intacta por el momento, a corto plazo es de esperar cierta corrección", según Ryan Detrick, analista de Schaeffer's.
Concretamente, dos indicadores contrarios lanzaron la señal de alarma a finales de 2009: un fuerte incremento de la entrada de dinero en fondos de renta variable en EEUU y una subida del sentimiento alcista en las encuestas entre inversores.
El flujo de fondos hacia los vehículos que invierten en bolsa se disparó hasta 3.100 millones de dólares en la semana que terminó el 22 de diciembre; la semana anterior sólo habían entrado 226 millones y dos semanas antes se habían registrado salidas netas de 2.300 millones, según Investment Company Institute. Al mismo tiempo, descendió de forma drástica la entrada de dinero en los fondos de bonos.
En cuanto al sentimiento, la encuesta de la American Association of Individual Investors (entre inversores minoristas) mostraba un 49,2% de alcistas en la última semana de 2009, con una subida de 11,5 puntos respecto a la anterior. Por el contrario, los bajistas se desplomaron 14,7 puntos hasta el 23%.
Este optimismo sorprende a algunos analistas, como Michael Bapis, de HighTower Advisors, por lo rápido que los inversores han olvidado lo que ocurrió hace año y medio. Bapis recomienda prudencia en un entorno como el actual y refugiarse en sectores defensivos con altos dividendos.
Una explicación de este fenómeno puede ser que los inversores particulares por fin han decidido entrar en el mercado despuíés de perderse casi toda la subida desde los mínimos (que fue aprovechada fundamentalmente por los institucionales). Y ya se sabe que cuando el pequeño inversor se suma a una tendencia, íésta suele acabarse -al menos momentáneamente- porque las manos fuertes aprovechan para endosarle las acciones en las que acumulan grandes beneficios. Y el minorista suele quedarse atrapado, como en el juego de las sillas cuando para la música. Como decía Rockefeller, "cuando mi chófer compra en bolsa, es el momento de vender".