Los soportes habían aguantado el miíércoles, pero ayer sucumbieron finalmente. El anuncio de la durísima reforma del sector financiero por parte del presidente Obama dio la puntilla a Wall Street, que lejos de remontar como necesitaban los alcistas, aceleró la caída de la víspera con estríépito.
El Dow Jones perdió el 2,01% hasta 10.390 puntos, el S&P 500 se dejó el 1,89% y el Nasdaq, el único que opuso resistencia a los bajistas, cedió sólo el 1,12%. Ahora, la esperanza alcista se centra en el tecnológico.
Así pues, tenemos píérdida de soportes, lo que en teoría debe hacer que el movimiento lateral de los últimos meses se resuelva a la baja y que tengamos ahora una corrección de cierta intensidad. Algo que es lo normal despuíés de los reiterados fallos alcistas en el asalto a las resistencias. Ahora bien, en el mercado no se puede dar nada por seguro, y hemos visto ya unas cuantas falsas rupturas bajistas desde que comenzó la tendencia alcista actual en marzo. No descarten que la historia vuelva a repetirse.
La reforma del sector bancario anunciada por Obama fue el detonante para el desplome del mercado. Una reforma que limita la capacidad de los bancos comerciales para operar en los mercados o invertir en hedge funds, lo que equivale a recuperar la separación entre bancos comerciales y de inversión, y que afectará sobre todo a los mayores bancos. Precisamente, Goldman Sachs dio ayer unos resultados mejores de lo esperado, pero el mercado los ignoró.
Tras el cierre, Google tambiíén batió las previsiones, aunque cayó en el 'after hours'. Amazon, por el contrario, se desplomó tras decepcionar al mercado.
Las noticias económicas tambiíén aumentaron la presión bajista: las demandas semanales de subsidios aumentaron más de lo previsto, el índice de la Fed de Filadelfia cayó más de lo esperado y el indicador adelantado puso la nota positiva con una subida mayor de la que se contemplaba.
El dólar volvió a subir frente al euro, con lo que el oro cayó hasta 1.103,2 dólares y el petróleo, hasta 76,08. Los bonos volvieron a aprovechar la caída de la bolsa con fuertes alzas de precios y descensos de su rentabilidad hasta el 3,63%.