La que está cayendo...y la que puede caer
por Josíé Antonio Fernández Hódar
Hay que suponer que Obama ha medido bien sus fuerzas antes de iniciar un ataque contra la todo poderosa banca norteamericana. Si los bancos de inversión deciden limpiar carteras para hacer caja, ¿quiíén aguantará a Wall Street?.
No cabe duda que las medidas adoptadas contra la banca por el Gobierno de EEUU, van a tener un efecto positivo sobre el electorado. El ambiente se ha ido caldeando desde que el presidente Obama denunció los sueldos y bonus que cobraban los directivos de bancos, a los que se les ha puesto en el disparadero como corresponsables de la crisis. Era un clamor que los responsable del hundimiento de los grandes bancos de inversión se fuesen de rositas y con los bolsillos llenos de dólares, mientras que había que salvar a las instituciones que dirigían o presidían con el dinero de los contribuyentes.
Sin lugar a duda, las clases menos favorecidas, e incluso el norteamericano medio, ve a los banqueros como el malo de la película y va a aplaudir cualquier medida que suponga meterlos en cintura. Hasta aquí perfecto ¿Y ahora quíé va a pasar?. Lo primero es que medidas tales como limitar el tamaño de los bancos, prohibirles la inversión por cuenta propia, o la poseción de ¿hedge funds¿ y fondos de capital riesgo tiene que ser aprobada por el Senado; luego, está por saber si sólo afecta a los bancos norteamericanos o se hará extensiva a la banca extranjera establecida en el territorio norteamericano.
Hasta ahora hemos asistido a un apoyo de la banca de inversión a Wall Street, que ha redundado en beneficio propio ya que ha salvado sus cuentas y permitido que devuelvan parte de los apoyos recibidos del Estado. Pero al hacer su juego, han ayudado a la administración Obama, al evitar una caída bursátil en un momento en el que necesitaba, a toda costa, fortalecer la confianza de los inversores y, por añadidura, de los consumidores.
Si la banca de inversión, ante la posibilidad de ver reducidas sus fuentes de ingresos, decide limpiar autocartera y buscar liquidez vendiendo activos, el palo que reciba Wall Street puede ser de órdago a la grande. El Gobierno de Obama lo sabe y hay que suponer que se buscarán vías intermedias y menos drásticas, o bien se pospondrá la entrada en vigor de las medidas un plazo suficiente para que la recuperación se haya asentado y el riesgo de un paso atrás sea reducido.
Hay que dejar muy clarito que, en nuestra opinión, no estamos en la antesala de otro crack. El lunes tendremos ocasión de analizar la situación de los principales índices bursátiles norteamericanos. Pero unos mercados que llevan diez meses subiendo, con una corrección intermedia que duró menos de un mes, asistir a uno o dos meses de retrocesos entra en la dinámica normal de la bolsa.
De momento parece que todo va a quedar en un susto y que los repuntes al alza no tardarán en hacer acto de presencia. Pero no debe caer en saco roto y servir de aviso a caminantes. Lo ganado en un mes puede perderse, con creces, en tres o cuatro jornadas bajistas. Disponer en estos momentos de un buen porcentaje de liquidez será una buena tabla a la que cogerse.