Cuando Wall Street díé la venia, subirán las bolsas
Publicado en Expansión por Carmen Ramos
La tormenta se venía fraguando desde mediados de enero. Las cuentas presentadas por las entidades financieras estadounidenses decepcionaron a los mercados. En algunos casos se intentó justificar por la devolución de los prestamos gubernamentales, pero lo cierto es que sólo el área de inversión había dado beneficios, ya que la crisis económica tiene paralizada a la banca comercial.
En este entorno, es decir, cuando aún queda por sanear parte del sistema financiero y se siguen destruyendo puestos de trabajo, el presidente Obama se lanza contra la banca para restringir su tamaño y vías de ingresos. Todo invitó a pensar que era una medida populista, pero desde luego el presidente no calculó las consecuencias de sus amenazas. Ese día los dos principales indices bursátiles, el Dow Jones y el S&P perforaron la base de su canal alcista y, desde esa fecha , han ido perdiendo niveles de soporte importantes.
Evidentemente los datos macro tampoco han jugado a favor, pero , probablemente, los bancos de inversión hubieran seguido aguantando a los índices hasta que se comenzará a generar empleo. Hay que esperar que, aunque sea a escondidas, la Administración ponga paños calientes y díé largas a la reforma, porque cada paso que díé atrás Wall Street supone un descalabro para el resto de bolsas.
Llegados a este punto pensarán que le estamos echando a Obama la culpa del desplome de nuestra bolsa y, evidentemente no es así. El miíércoles y el jueves el Ibex 35 cayó más del doble que sus homólogos europeos y el Tesoro Público ha tenido que elevar la rentabilidad de la deuda en 1,10 puntos porcentuales sobre la alemana para que se suscriba. Es decir que la desconfianza en la economía española está en su punto más álgido.
Por su parte, los bajistas tambiíén han puesto toda la carne en el asador y los volúmenes negociados en estos días lo corroboran. Se han vendido a manos llenas acciones tomadas en príéstamo y, como es lógico, muchos inversores han salido despavoridos. No descartaríamos que las caídas continúen. Por tanto, aún no aprovecharíamos los buenos precios de muchos valores, ya que, hasta que Wall Street no diga: hasta aquí llegó la riada, no hay nada que hacer.