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Autor Tema: CONSECUENCIAS DE UN Dí“LAR Dí‰BIL  (Leído 890 veces)

txiki

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CONSECUENCIAS DE UN Dí“LAR Dí‰BIL
« en: Marzo 14, 2008, 11:39:31 am »
 El dólar díébil frena las ventas españolas fuera de la UE
La apreciación del euro frente al dólar ha provocado que las ventas españolas fuera de la zona euro crezcan un 8,1% en 2007, tres veces menos que en el anterior ejercicio. Los expertos advierten que los exportadores están bajando márgenes para no perder cuota.


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Carlos Molina / MADRID (14-03-2008)


El euro volvió ayer a alcanzar máximos históricos frente al dólar, al cambiarse por 1,562 dólares. Un billete verde barato perjudica a las empresas españolas que exportan fuera de la zona euro, al encarecer el precio de los bienes y servicios que venden a paí­ses que utilizan el dólar y otras monedas como divisas.

Esa píérdida de competitividad ví­a precio ha obligado a las empresas españolas a reorientar sus ventas hacia la zona euro para evitar los riesgos derivados del tipo de cambio. En 2006, las empresas españolas exportaron a paí­ses fuera de la zona euro por 74.406 millones, con un crecimiento del 23,8% en tasa interanual. Un año despuíés, las exportaciones a esas áreas han crecido tres veces menos (un 8,1%), un descenso mucho más acusado que el de las exportaciones totales. En ese mismo perí­odo, el cambio euro-dólar ha pasado de 1,30 a 1,45 dólares. Y la tendencia a apreciarse es creciente: en los dos primeros meses de 2008, de los que aún no hay datos sobre exportaciones, el euro ha pasado a cotizar a 1,56 dólares.

Por tanto, la zona euro se ha convertido en un refugio para los exportadores que no quieren correr riesgos con el tipo de cambio. En 2007, la Unión Monetaria ya absorbió el 56% de las ventas españolas y los analistas prevíén que ese porcentaje siga subiendo. No obstante, Juan de Lucio, jefe del servicio de estudios de las Cámaras de Comercio, apunta que la revalorización del euro afecta a una parte pequeña del tejido industrial. 'De las tres millones de empresas que están registradas en España, sólo exportan con cierta regularidad unas 30.000, apenas un 1% del total', señala.

Reducción de márgenes

Balbino Prieto, presidente del Club de Exportadores, señala que los sectores más afectados por la apreciación del euro son los representados por muchas pymes, que tienen que reducir margen para no perder cuota. 'La situación es lí­mite en las pymes, ya que habrá un momento en el que no podrán seguir reduciendo margen'.


La debilidad del dólar abarata la factura energíética y las inversiones fuera de la zona euro


Pero un euro caro tambiíén tiene efectos positivos. Entre ellos, Prieto señala que abarata la factura energíética, y permite 'comprar petróleo a 105 dólares sin que se resienta el bolsillo'. Otro aspecto positivo es que impulsa las inversiones fuera de la zona euro. 'Es una oportunidad única para las empresas españolas que tengan interíés en invertir en Estados Unidos', añade.

Pero los efectos de las oscilaciones en el tipo de cambio no sólo se limitan al comercio. Reino Unido es el primer emisor de turistas a España (uno de cada tres procedió en 2007 de aquel paí­s). La apreciación del euro frente a la libra (1 libra se cambiaba ayer por 1,304 euros) puede provocar una caí­da en la llegada de turistas británicos en temporada alta.

Así­ lo aseguró ayer el presidente del Instituto de Críédito Oficial (ICO), Aurelio Martí­nez, quiíén advirtió que la temporada alta puede ser peor para los dos principales destinos (Canarias y Baleares) de los británicos. Cada uno de los archipiíélagos es visitado por 3,5 millones de turistas al año.

¿Cómo afecta al crecimiento europeo?


¿Puede ser lesiva la fortaleza del euro para el crecimiento europeo? En torno a esa pregunta, Pablo Guijarro y ílvaro Francisco Lisson, economistas de Analistas Financieros Internacionales, han realizado un trabajo para la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), cuya principal conclusión es que afecta de forma parcial, ante la píérdida de peso del sector exterior frente a una mayor demanda interna, 'lo que reduce la sensibilidad a las posibles fluctuaciones en el tipo de cambio'.

Además, los autores creen que las exportaciones de la zona euro no han perdido cuota de mercado por la apreciación del euro. Así­ afirman que el crecimiento de las ventas fuera de la zona euro no ha dejado de acelerarse desde 2003, 'circunstancia que permite rechazar, al menos parcialmente, esa hipótesis'.

Lo que no se atreven a vaticinar los analistas es en que momento se frenará la escalada del euro. En el texto prevíén que el cambio del euro pueda cerrar el año entre 1,40 y 1,50 dólares, siempre y cuando se acaben las bajadas de tipos en Estados Unidos y se mejoren las malas cifras del díéficit por cuenta corriente.

A corto plazo, los datos indican que el euro seguirá apreciándose frente al dólar. En los dos primeros meses de 2008 se ha revalorizado un 5,8%.





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Re: CONSECUENCIAS DE UN Dí“LAR Dí‰BIL
« Respuesta #1 en: Marzo 14, 2008, 11:42:06 am »
y.....

La debilidad de la divisa de EEUU enciende las alarmas
Publicado el 14/03/2008, por Miquel Roig (Londres)

El dólar se encuentra en caí­da libre y no para de perder soportes. Ayer batió otro mí­nimo histórico ante la divisa europea, al llegar a cambiarse a 1,5623 dólares por euro, y otro ante la japonesa, en un movimiento que llevó al billete verde a cruzarse a 99,78 yenes, por debajo del nivel psicológico de los 100 por primera vez en doce años y medio.

La píérdida de valor del dólar es preocupante tanto desde el punto de vista macroeconómico –deteriora la competitividad de las exportaciones de otras economí­as industrializadas, como la Unión Europea y Japón, y agrava la escalada de precios de las materias primas–, como psicológico –los inversores podrí­an perder la confianza en la divisa americana y vender brusca y masivamente activos en dólares–.

Todo esto se produce en un contexto de crisis financiera y ralentización económica mundial, en el que la Reserva Federal de EEUU y el Tesoro –su secretario Henry Paulson lo reiteró ayer– no paran de repetir que “un dólar fuerte es bueno para la economí­a de EEUU”. “¡Quiíén lo dirí­a!”, deben pensar sus homólogos en el resto del mundo, que ven como las bajadas de tipos de la Fed desde agosto pasado –del 5,25% al 3%–, y las que quedan por venir –que podrí­an dejarlos por debajo del 2%-, han hundido la cotización de la divisa estadounidense.

Presión
Ayer, además, la presión sobre el dólar se incrementó tras la suspensión de pagos por valor de 16.600 millones de dólares de un fondo de titulizaciones hipotecarias estadounidenses del grupo Carlyle (ver página 28) y por el mal dato de las ventas minoristas de febrero.

Desde agosto el dólar ha caí­do un 16% frente al yen, y otro 16% se ha apreciado el euro frente a la divisa estadounidense. Esto ha disparado las alarmas de las instituciones internacionales. La Comisión Europea lleva bastantes semanas lanzando mensajes de preocupación por la caí­da del dólar frente al euro y Jean Claude Trichet, presidente del BCE, se ha sumado esta semana al coro.

En un discurso en Basilea celebrado el lunes pasado, Trichet aseguró estar “preocupado” por los “movimientos excesivos” en el mercado de divisas, en un tono inusualmente duro en el banquero central europeo. Y en una entrevista publicada ayer en el semanario francíés Le Point, el banquero apuntaba especí­ficamente al dólar: “En cuanto a tipos de cambio, especialmente frente al dólar, me reafirmo en que los movimientos desordenados son indeseables”.

El anuncio por parte de la Fed el pasado martes de inyectar temporalmente deuda pública estadounidense por valor de 200.000 millones de dólares, captando a cambio titulizaciones hipotecarias de calidad, sirvió solo de remedio temporal. Tras un breve paríéntesis, el dólar continuó sus descensos, rompiendo esta vez niveles psicológicos con el yen.

Esto llevó al ministro de Finanzas japoníés, Fukushiro Nukaga, a recordar que vigilará “con atención los movimientos del mercado de divisas” y recordó que el G7 comparte el punto de vista de que los “movimientos abruptos” en este mercado “no son deseables”.

Históricamente, las autoridades niponas han favorecido un yen bajo, para mejorar la competitividad de sus exportaciones. Pero de momento el Banco de Japón, que lleva cuatro años sin intervenir en el mercado de divisas, ha guardado silencio.

Sin embargo, a pesar de que la artillerí­a de Japón y la eurozona, la segunda y tercera economí­a del mundo, comienzan a apuntar a la Fed y su polí­tica de tipos, una intervención de los bancos centrales para frenar la caí­da del dólar es muy poco probable.
Esta vez, es EEUU quien necesita un dólar díébil para impulsar sus exportaciones y compensar el deterioro de su mercado inmobiliario.

“Para que una intervención en el mercado de divisas [para aguantar el dólar] sea efectiva, deberí­a ser multilateral […] pero es muy poco probable que las autoridades de EEUU se opongan activamente a una depreciación del dólar, en un momento en el que crecen los riesgos de recesión económica en el paí­s”, asegura David Forrester, economista de Estrategia de Divisas de Barclays Capital. Forrester describe los últimos movimientos como “cada vez más desordenados” y sus analistas tíécnicos advierten que si la divisa japonesa se consolida por debajo de los 100 yenes por dólar, tardará entre doce y dieciocho meses en situarse en 80.

Otros analistas, como Thomas Stolper, estratega de Divisas de Goldman Sachs, asegura que todaví­a “estamos lejos” de una “disolución” del dólar, y define los descensos del dólar como una “etapa prolongada de debilidad que continuará en el futuro”. Sin embargo, reconoce que “hay riesgos” de descontrol.

Durante la reunión anual del FMI celebrada en octubre del año pasado, su entonces director gerente, Rodrigo Rato, mencionó la posibilidad de que los inversores perdieran su confianza en el billete verde y provocaran una venta masiva y descontrolada de activos denominados en la divisa americana. Entonces, el euro se cambiaba a 1,42 dólares y por cada 117 yenes le daban un dólar.

Si la economí­a estadounidense no mejora, el dólar seguirá depreciándose. De la rapidez de este deterioro dependerá que los expertos lo describan como un movimiento “brutal” o simplemente “excesivo”. Si sucede lo primero o lo segundo se extiende durante demasiado tiempo, el escenario que mencionó Rato puede tornarse en realidad.

En ese caso, tanto el BCE y el el Banco de Japón, como la Fed, se verán obligados a intervenir. Aunque probablemente entonces sea ya demasiado tarde.