El Zorro y el Robin de los Bosques de Wall Street
Revolución en el Bosque, la Bolsa era el único tema de atención y conversación, atrás quedaban: el fútbol, Alonso y su mundial, la política, y hasta la Pantoja y Encarna Sánchez.
¿Quíé comprar?, ¿quíé vender?. ¿Cuánto ganó el vecino?. Esto era lo que interesaba realmente y en lo que empleaban su tiempo los habitantes de la espesura salvaje. Nunca se habían visto tantas sonrisas, hasta los más hoscos e insociables, saludaban y se paraban a comentar tal o cual inversión.
Aquella tarde de Otoño, El Zorro y sus amigos: el Lince el Búho, se reunían para analizar la estrategia a seguir en las próximas semanas. La reunión era en el casa del Búho y íéste, como buen anfitrión, preparó una buena merienda y una buena sorpresa para sus amigos:
- Hola Lince, saludaba el dueño de la casa.
- Hola Búho, ¿cómo estás?.
- ¡Muy bien viejo amigo!. ¿Y el Zorro?
- Si no ha llegado supongo que no tardará.
Nada más callar el Lince, apareció el astuto habitante por la puerta.
- ¡Hola a todos!. ¿llego tarde?
- No Zorro, siempre eres puntual, aunque a veces inoportuno, ya nos extrañaba que no hubieses llegado el primero.
- Teníéis que disculparme pero me entretuvo el Hurón con sus rollos bursátiles de siempre, sigue empeñado en hacerse rico con Reno de Medici.
- Vale Zorro, ya sabes como es el Hurón, es capaz de buscar petróleo en una botella de gaseosa durante días. Le contestó el Lince.
Risas generales: Ja, ja. ja.
El Búho tambiíén apuntó su ocurrencia festiva:
- Y si lo encuentra, ¡solo encontrará un litro!.
Vuelven las risas: Ja, ja, ja. Je ,je, je. Jo, jo, jo.
Despuíés de unos minutos de grandes carcajadas, el Búho indicó a los dos visitantes que se sentaran y los tres, se pusieron a dar cuenta de la rica merienda que tenía preparada el anfitrión.
El Búho estaba demasiado pendiente de la puerta y el reloj. Los dos invitados no tardaron en percibirlo:
- Te preocupa algo Búho?, preguntó el Lince.
- No amigo, es que estoy esperando a otro invitado.
- No sabía que íbamos a ser cuatro, si molestamos lo dejamos para otro día. Apuntó el Zorro.
- ¡Quíé va amigos!, como vais a molestar, es una sorpresa que os he preparado con mucha antelación.
- ¡Una sorpresa Búho!, exclamaron los dos invitados al unísono.
- Si amigos, estamos esperando la visita del llamado Robín de los Bosques de Wall Street.
Tanto el Lince como el Zorro, miraron extrañados al sabio de aquellos lares.
- ¿Es que aún existe Robin Hood?. Preguntó el Lince.
- ¡Claro Lince!, pero íéste, en realidad se llama Thomas Boone Pickens, nacido en el año 1929 en Holdenville, corazón del petróleo tejano. Hijo de un especulador incorregible, que ganaba y perdía fortunas casi cada mes especulando con las concesiones petrolíferas. Se licenció en geología y entró a trabajar en la Phillips Petroleum, compañía que años más tarde oparía.
En 1964 crea Mesa Petroleum, que será su plataforma para subir al estrellato bursátil y financiero
Amasó su fortuna con su trabajo e inteligencia y con la ayuda de la Bolsa. Entre otras, seis Opas contra las grandes petroleras de Estados Unidos y su facilidad para jugar de farol, le han reportado ganancias por más de 3000 millones de dólares.
Al poco tiempo y con unos treinta minutos de retraso, llegó el americano.
Despuíés de las oportunas presentaciones y de tomar asiento Pickens, el Lince preguntó:
- Básicamente, ¿cúal es su tíécnica, Sr. Pickens?
- Los altos asalariados de las grandes compañías se ocupan solo de mantener sus empleos. Y no revalorizan las acciones de los inversores. Por lo que muchas compañías están infravaloradas en Bolsa.
-En una primera fase, selecciono a la victima. En todos los casos una compañía que estíé barata en Bolsa. La analizamos profundamente y se prepara la segunda fase en total secreto.
- ¿Y cómo es esa segunda fase?
- Se busca y moviliza el suficiente capital, abriendo incluso grandes líneas de críédito. Y comenzamos a comprar de forma totalmente sigilosa un paquete de acciones de la compañía elegida.
Luego, viene el farol: Se mueve el tema de la entrada en el capital de la compañía en los medios de comunicación, dando entrevistas y atacando a los actuales directivos y se lanza una OPA, lo cual coge por sorpresa a la compañía.
Los gestores no tiene otra solución que buscar alguien que puje más o tendrán que negociar.
- ¿Y con quien negocian, Sr. Pickens?
- Pues negociamos con los actuales directivos o con el “caballero blanco†a quienes son vendidas las acciones al alza.
- De eso tiene fama usted, de retirarse con los bolsillos llenos.
Risas generales: Ja, ja, ja.
- Digamos Búho, que es la modesta retribución a nuestro trabajo.
Risas nuevamente: Ja, ja, ja.
- Sin embargo no todos han sido íéxitos en su carrera, le recuerdo el fracaso de la Opa sobre Unocal.
- La vida esta llena de fracasos Zorro, lo importante es que estos sean más pequeños que los íéxitos.
- ¡Una buena frase Sr. Pickens!.
- La realidad de la vida, Zorro.
- Amigos, en las finanzas hay que arriesgarse. Yo nunca he perdido cuando he apostado por mí mismo, añadió Pickens.
La tarde transcurrió rápidamente, pero su aprovechamiento por los tres inteligentes habitantes fue máxima.
El Búho, el Lince y el Zorro, se habían dado cuenta que los pequeños inversores pueden optar a grandes objetivos uniendo sus fuerzas. Y decidieron poner en marcha un plan a corto plazo.
La apretada agenda de Pickens en los Bosque de España, solo le permitió que su visita durara tres horas. Minutos de oro para los planes bursátiles de los tres amigos.
Todo el mundo se despidió y dio las gracias al Búho, partiendo cada cual a su destino.
La mente del astuto habitante del Bosque estaba altamente revolucionada, procesando toda la información a velocidades superiores al más moderno procesador de Intel:
- Si los inversores pequeños se unieran, que golpes darían!, ¡cuanto oro ganarían!. En fin, por algo son pequeños: Son pequeñas sus miras, es grande su miedo y son pequeños sus sueños.
Reservados todos los derechos.