El Gobierno de Ecuador dio hoy un ultimátum para que se concrete un críédito con el banco chino Eximbank, que servirá para construir la planta hidroelíéctrica más grande del país, adjudicada a una compañía de ese mismo país asiático.
Así lo anunció el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, durante su habitual programa de radio y televisión de los sábados, y precisó que si no se concreta la operación hasta el próximo 15 de marzo, convocará a una nueva licitación de la obra.
El pasado 5 de octubre, Correa suscribió el contrato con la empresa china Sinohydro para la construcción de la planta Coca-Codo-Sinclaire, cuyo coste se estima en unos 2.000 millones de dólares.
Sin embargo, la ejecución de la planta estaba atada a la negociación de un críédito con el Eximbank, que ha demorado unos ocho meses.
"Los chinos son muy difíciles y lentos para negociar y nosotros no tenemos tiempo que perder, así que he dado hasta el 15 de marzo" para que se concrete el críédito, remarcó Correa.
"O se arreglan los tíérminos del críédito o damos por concluidas las negociaciones y se empezará una nueva licitación", lo que supondría una píérdida de "cuatro o seis meses más" en la ejecución de la obra, una de las más importantes y prioritarias del país, agregó el mandatario.
Correa se lamentó de la situación, a la que calificó como "mala noticia", tras criticar la escasa respuesta de las autoridades chinas para promover la negociación con el Eximbank.
Pese a que "esto no es responsabilidad del Gobierno" chino, ese Ejecutivo podía haber facilitado la negociación, agregó el gobernante ecuatoriano, que lamentó la posibilidad de "desistir de ese contrato".
"No olvidaremos lo que ha pasado (...) Realmente con China queríamos tener las mejores relaciones diplomáticas geopolíticas, pero así no se trata a un Gobierno amigo", reclamó Correa.
Además, insistió en la importancia de la hidroelíéctrica, que producirá unos 2.000 megavatios de potencia, un 70 por ciento de la demanda actual de energía en Ecuador, y dijo que con cada día de demora su país debe gastar dos millones de dólares para operar las plantas termoelíéctricas. EFE