Uno de los puntos clave de la reforma radical del sector financiero que quiere poner en marcha EEUU es el de la protección al consumidor, que falló clamorosamente con el estallido de la crisis. Estamos asistiendo a un intenso debate político sobre quiíén debe encargarse de su protección, y la última propuesta (con muchas posibilidades de salir adelante) es que sea la Reserva Federal.