El gobierno boliviano advirtió con revisar el contrato que firmó con la canadiense Atlas Precious Metals para reactivar una fundidora de metales que estuvo paralizada por más de dos díécadas.
El ministro de Minería, Josíé Pimentel, declaró a periodistas que convocó a los ejecutivos de la compañía para conocer la seriedad de su cronograma de trabajo. Si la propuesta no convence "vamos a pedir que se rompa el contrato", dijo.
La empresa canadiense suscribió en febrero de 2008 un contrato de riesgo compartido con una participación del 65% y un 35% para el Estado y anunció inversiones por 150 millones de dólares en cinco años para reactivar la fundidora de plata y otros metales pero el avance no convence a las autoridades a pesar de que la compañía tiene 40 meses para cumplir el contrato.
"Vamos a tomar medidas para que la planta acelere su funcionamiento y no esperar que se cumplan los 40 meses", dijo Pimentel.
La fundidora de Karachipampa está en las afueras de la ciudad minera de Potosí a 370 kilómetros al sur de La Paz. Atlas había anunciado que le tomará un año activarla y que generará más de 600 fuentes de trabajo, lo que según el gobierno no sucedió.
Atlas es una de las productoras más grandes de plata con varias operaciones en Amíérica Latina.
El gobierno boliviano tambiíén se ha quejado de la siderúrgica india Jindal Steel and Power que se adjudicó un rico yacimiento de hierro en el sudeste y prometio inversiones de 2.100 millones de dólares en ocho años pero en más de un año de operaciones invirtió no más de 60 millones y ha pedido ajustar el contrato.
