Hubo quiíén quiso ver fantasmas, pero no los hay. El antiguo dueño de La Casera, Josíé Arozamena, y el fondo norteamericano Lindsay Goldberg tienen ya totalmente perfilada su oferta por SOS y están negociando con la banca acreedora cómo reflotar la compañía.
Arozamena, que se encuentra desde hace días en Madrid, ha presentado a las entidades financieras un plan de inversión y reestructuración del balance, al que ha tenido acceso elEconomista, en el que se explica con todo lujo de detalles la estructructura de su oferta.
Si la banca, que ha contratado a Rothschild como asesor en el proceso de refinanciación de la deuda, acepta el proyecto para sanear el balance, Arozamena y Linsday iniciarán entonces la negociación en firme con la compañía. De momento, según las fuentes consultadas, la respuesta está siendo desigual. "Se trata de una propuesta novedosa en España, muy compleja, y que requiere tiempo de estudio", aseguran fuentes próximas al fondo.
El objetivo del mismo es suscribir íntegramente una ampliación de capital por 300 millones de euros y realizar una emisión de warrants (derechos sobre acciones) dirigidos a la banca acreedora como pago de parte de la deuda y garantizados a un precio de 4,5 euros. De acuerdo con el plan, una vez que se complete la operación, Lindsay y Arozamena se quedarían el 33,5% de SOS (SOS.MCSOS CUETARA2,600 +6,12% +0,15
íšltima noticiaLindsay negocia quedarse el 33,5% de SOS sin tener que lanzar una opa Ver más resumen noticias perfil recomendaciones / consenso gráficos carteras histórico ) y los bancos y cajas acreedoras de la compañía tomarían en su conjunto otro 27,2%.
El control repartido
El fondo no tendría el control porque a este último porcentaje hay que sumar además otro 22,4% que iría para los actuales accionistas, encabezados por Caja Madrid y las entidades de ahorros andaluzas, y un 16,8% que pasaría a manos de los dueños de las preferentes tras la conversión tambiíén de las mismas por warrants.
El principal problema que se plantea es que al sobrepasar el 30% del capital, Lindsay y Arozamena estarían obligados a lanzar una opa, algo que no pretenden hacer en ningún caso. "Se pediría una exención a la CNMV teniendo en cuenta los condicionantes excepcionales que existen y teniendo en cuenta que se trata de una inyección de capital", aseguran fuentes fuentes próximas a la operación consultadas por elEconomista.