Es más seguro prestar a Buffett que a Obama
@Marc Vidal - 26/03/2010 06:00h
Esta semana hemos sabido que es más seguro prestar a Warren Buffett que a Barack Obama. El mercado de bonos lo dice bien claro. Resulta que la deuda a corto que vende la empresa Berkshire Hathaway, propiedad de Buffett, ofrecía hace pocos días una rentabilidad 3,5 puntos por debajo de los propios bonos del Tesoro norteamericano con un vencimiento tambiíén de no más de dos años.
Los 2,59 billones de dólares de deuda vendida por el Departamento del Tesoro desde principios de 2009 han excedido lo que el mercado está en condiciones naturales de aceptar. Los inversores están atiborrados de tanto papel higiíénico convertible. Al final sólo podrán atender a las deudas soberanas los propios bancos centrales de cada uno de esos países, empaquetar sus contenidos y repartirlos con el ventilador a máxima potencia entre jubilados, amas de casa y diablillos de medio planeta. Como la que anunciíé en 2006, una nueva bola de estiíércol avecinándose por el horizonte.
En estos precisos momentos el díéficit del presupuesto de los Estados Unidos está a los niveles posteriores a las se disparó a la segunda Guerra Mundial. Pensemos que cuando la primera potencia del mundo, cuya economía representa un tercio del PIB mundial tiene un díéficit del 10 por ciento, es que lo que se debe a si mismo el mundo es tal ingente cantidad de dinero que parece inasumible. En esas condiciones sólo hay dos opciones: el no retorno o el encasquetarle el muerto a los de siempre. Pobres países pobres.
En estas condiciones parece absurdo que a la deuda emitida por la Reserva Federal se le mantenga la calificación de AAA en las agencias de rating. Mientras los demócratas siguen con sus películas sanitarias, el ciudadano medio busca trabajo, ve recortadas sus opciones y el país se aboca a un desfiladero cada vez menos diáfano.
El sueño del presidente Zapatero es parecerse a Obama. Lo está logrando pero por eliminación. No es nuestro presidente el que se ha ido acercando al americano, no, parece todo lo contrario, es el de allí que va tomando un tono leoníés que espanta. El presidente norteamericano sigue preocupado en confirmar su capacidad para cumplir promesas de discutible calado y profundidad aun a costa de una economía que se debilita y una carrera por el gasto público que los mercados pronto marcarán con velas negras.
Estados Unidos gasta más del 7% de su presupuesto a pagar deudas contraídas. Lo peor es que eso no va a disminuir sino todo lo contrario. A finales de 2013 el presupuesto de la administración Obama estará utilizando más de un 12% en pagar esa deuda creciente. Obviamente la triple AAA está temblando.
Ahora bien, lo divertido sigue estando en este otro lado del charco. España sigue en riesgo de entrar en quiebra pero no pasa nada. En nuestro caso no sólo por una deuda pública glotona, como por una situación del sector financiero que ya no se puede seguir escondiendo por más tiempo. Cuando no es el gobernador del Banco de España es el director de coyuntura de Funcas, pero aquí todos avisan que la fallida se avecina si no se actúa con celeridad.
Por un lado el ICO es como Dios: muchos creen en íél, pero nadie lo ha visto. Sigue siendo ridículo asistir al espectáculo publicitario del críédito ICO (creditico que diría un maño), pues no es cierto que íéste sea efectivo. De momento no llega de modo directo a las empresas y mientras no sea así no sirve ni para enjuagarse la boca. El problema de que el Estado asuma los riesgos que no toma el sector privado es que puede adentrarse en un escenario siniestro. Si no se entra de firme en la ordenación del sistema financiero español no habrá manera de mejorar la economía en lustros.
Uno de los problemas de este gobierno actual es que no cree imprescindible atender la economía, no lo ha creído nunca. Como suena. Otros presidentes, desde la transición hasta Aznar, presidentes que no eran economistas se rodearon de expertos de prestigio y solvencia. Zapatero piensa reconducir todo este barrizal para que lo conduzca el gran Sebastian. Pues eso.
Por el otro, el gobernador admitiendo que puede ser que se intervengan entidades financieras españolas y no pasa nada. Todo en silencio. Resulta que el tipo que más manda en el sector bancario español habla de intervenir entidades y nadie se da por aludido. Pues eso, que tenemos (tendremos) lo que nos merecemos.