Mírelo antes de que se extinga: es un ejemplar de una especie en peligro, como el urogallo cantábrico.
En un mundo de libre mercado regulado por el Estado y en el que la sociedad busca políticas de bienestar social y sanitario, el hombre-hombre corre el peligro de perder su atractivo con las mujeres. Sus genes se perderán, igual que sucedió con los de los Neanderthal.
El fin de los tiempos. No es de extrañar que Chuck Norris apoyara al ultraconservador candidato a la Casa Blanca Mike Huckabee. Porque Norris es el ejemplo del protomacho. Y, ahora, con la reforma sanitaria de Obama, esa especie puede quedar en peligro. Gente como Norris, como Bruce Willis, o como el mismo Bruce Springsteen, alias ‘el macho de New Jersey’, que tambiíén es capaz de llenar el mayor estadio del mundo con testosterona y autenticidad (mucha testosterona y mucha autenticidad sobre todo) corren el riesgo de entrar en decadencia, perder su sex appeal y acabar en el arroyo.
El futuro es de Chris Martin. O, si nos ponemos serios, de Rufus Wainwright. O de Antony Hegarty, el de Antony and The Johnsons (íéste creo que es transexual, así que más a mi favor).
No lo digo yo. Lo dice el último número de la venerable revista Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences. Y lo repite The Wall Street Journal. A más sanidad pública en un país, mejor salud de la población en general. Y, a mejor salud, más preferencia entre las mujeres por los hombres poco masculinos.
Así lo demuestra un estudio de la Universidad de Aberdeen llevado a cabo entre 4.800 mujeres de 30 países por medio de la página web
http://faceresearch.org/. Uno de los experimentos llevados a cabo a travíés de la página—que en mi opinión es muy divertida—consistía en presentar a las voluntarias pares de caras masculinas y pedirles que escogieran la más atractiva.
Los resultados fueron concluyentes. Y dramáticos para el espíritu de John Wayne y Humphrey Bogart. Las mujeres de países con mejor asistencia sanitaria y menos peligro de contraer enfermedades prefirieron los hombres con caras menos masculinas. Y viceversa.
Según el ‘Journal’, las mujeres que prefieren a los hombres menos machos son las de Bíélgica, Suecia (esto explica los problemas de Alfredo Landa en las películas de los 60), Finlandia, Dinamarca, Austria, Rumanía (íéstas no síé yo si tienen tan buena sanidad), Grecia y Nueva Zelanda. Vamos, países, en general, con medicina ‘socializada’, como dicen aquí.
Por el contrario, las mujeres de los países con peores indicadores de salud—Míéxico, Brasil, Bulgaria y Argentina—prefieren ‘hombres de verdad’. Y ahí es donde aparece Estados Unidos: es el díécimo país con peor sanidad de la lista, y el quinto en cuanto a la virilidad de los preferidos por las mujeres. Ahora, con la ‘socialización’ de la medicina en este país, el Macho Americano corre peligro de convertirse en una especie tan amenazada como la ballena de Groenlandia.
¿A quíé se debe esta relación inversa masculinidad/salud? Según los investigadores, al hecho de que la virilidad facial está en función de la testosterona. La testosterona es la hormona que garantiza que un hombre sea ‘hombre’ y que tenga más íéxito reproductor ( o sea, que sea eficiente, al dejar embarazada a la mujer con menos relaciones sexuales).
Como dice el ‘Journal’, “desde el punto de vista evolutivo, la masculinidad la manera que los hombres tienen de anunciar que tienen buenos genes, son dominantes y están en condiciones de generar hijos más sanosâ€. Pero esta hormona tambiíén hace que el hombre sea más agresivo, más proclive a ponerle los cuernos a su santa y más propenso a no hacer ni caso a los hijos.
Por tanto, si la salud está garantizada, la mujer puede buscar hombres más sensibles, que frieguen los platos, les gusten los niños y les encante tricotar.
Hay, además, factores económicos. La actual recesión ha sido devastadora para los hombres que hacen trabajos ‘de hombres’ (o sea, trabajar en la construcción). De hecho, en EEUU ya hay más mujeres que hombres trabajando. Hoy en día, en esta sociedad terciarizada y de servicios en que vivimos, ser un puro semental puede ser un problema de índole laboral.
En todo caso, si el análisis de la Universidad de Edimburgo es correcto, podemos estar ante grandes cambios en la política de EEUU. El Partido Republicano se ha posicionado como el Partido de la Testosterona. Ahí están las declaraciones de Arnold Schwarzenegger en 2004, acusando a los adversarios de la política económica de George W. Bush de ser “unas nenas económicasâ€. Bien es cierto que el gobernador de California tomó esteroides en buena cantidad en su íépoca de culturista, y que esos productos pueden reducir el tamaño de los testículos, que son los que producen testosterona, así que, en su caso, tal vez sólo se trate de un mecanismo compensatorio.
Pero, en todo caso, parece que, tras la reforma sanitaria de Obama, el futuro reproductor es de Woody Allen, no de Clint Eastwood.