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Autor Tema: La factura energíética se dispara un 24% y lastra la recuperación  (Leído 345 veces)

Eguzki

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Algo está cambiando en el comercio exterior. Y no, precisamente, en la buena dirección. La factura energíética vuelve a dispararse. En concreto, un 23,8% en enero en tíérminos anuales. Se rompe de esta manera una tendencia descendente que habí­a durado año y medio, y que ha contribuido en buena medida a mitigar los efectos de la recesión.

 

En 2009, España se ahorró nada menos que 21.223 millones de euros en petróleo respecto del año anterior (cerca del 2% del producto interior bruto), pero en 2010 todo indica que va a ser distinto. Muy distinto. En febrero y marzo el precio del petróleo ha vuelto a crecer y además el tipo de cambio del euro respecto del dólar se ha depreciado, lo que supone una combinación explosiva para la renta disponible de las familias y para las cuentas de las empresas, que deben soportar un aumento de los costes.

 

El descenso de los tipos de interíés, la caí­da de los precios del petróleo y las polí­ticas expansivas en el gasto público fueron realmente los factores que permitieron el año pasado compensar la brutal caí­da del empleo, del comercio mundial y del críédito, pero ahora dos de esos impulsos económicos no dan más de sí­. Los gobiernos recortan el gasto y el petróleo no sólo ha dejado de caer sino que está subiendo de forma importante. Por encima del 21% en los últimos doce meses. La polí­tica monetaria, al menos, continúa siendo extremadamente laxa.


 

Los datos de Economí­a indican, en concreto, que el precio medio del barril de crudo tipo Brent (159 litros) se sitúo durante el primer trimestre del año (hasta el pasado 25 de marzo) en 74,93 dólares, muy lejos de los 61,53 dólares registrados en el mismo periodo del año anterior. El tipo de cambio todaví­a se mantiene en niveles similares a los del año pasado en media trimestral (1,39 frente a 1,40 dólares), pero con una clara tendencia a la depreciación del euro en coherencia con los diferentes datos macroeconómicos que se observan a uno y otro lado del atlántico, y que indican que la Reserva Federal subirá antes que el Banco Central Europeo (BCE) los tipos de interíés. Y si aumenta el precio del dinero, el billete verde se aprecia.

 

La consecuencia no puede ser otra que un aumento de la gasolina, según datos de la Secretarí­a de Estado de Energí­a. En febrero de 2009 el litro de gasolina de 95 octanos se situaba en 90,91 cíéntimos de euro, pero el mes pasado (media nacional) habí­a escalado ya hasta 1,10 euros. De la misma manera, el gasóleo para automoción se situaba hace un año en 86,63 cíéntimos, pero este año y en el mismo mes el precio medio se ha situado en 99,37 cíéntimos de euros por litro.

 

Para entender la importancia que tienen los precios del petróleo en la economí­a nacional hay que tener en cuenta que en 2009 la factura energíética ascendió a 33.819 millones de euros. De esta cantidad, algo más de 24.571 millones correspondieron a petróleo; otros 7.722 millones a compra de gas y el resto a la adquisición de carbón y electricidad. La cifra contrasta con los 55.042 millones gastados en 2009 en la compra de productos energíéticos, lo que da idea del enorme beneficio que ha tenido para la renta disponible el descenso de los precios del petróleo.

 

El repunte de enero en la factura petrolí­fera (últimos datos publicados por Comercio), se prolongará, por lo tanto, durante los meses de febrero y marzo, lo que añadirá presión al crónico díéficit comercial español, que incluso registró un ligero aumento del 0,3% durante el primer mes del año. Es la primera que sucede algo parecido desde hace 18 meses, lo que supone un freno al ajuste del desequilibrio exterior. Detrás de este cambio de tendencia se encuentra, sin lugar a dudas, el comportamiento del díéficit energíético, que creció en enero un 34,4% respecto del mismo mes del año anterior.

 

El automóvil salva las exportaciones

 

Como sostiene el último informe de coyuntura del servicio de estudios de Caja Madrid, lo relevante es que aunque las exportaciones totales (incluyendo todo tipo de bienes y servicios) crecen un 9%, “hay que tener en cuenta que dicha tasa se reduce al 2,7% sin el sector del automóvil”. Pero no sólo eso. En tíérminos reales y desestacionalizado el dato (para hacer homogíéneo el análisis) el resultado es que se produce un descenso mensual del 7,1%, la mayor caí­da en catorce meses. La conclusión que saca Caja Madrid es que “el dato es muy negativo”.

 

El repunte de las importaciones -hasta un crecimiento del 6,5%- tiene que ver más con la reactivación del mercado del automóvil gracias a las ayudas del Plan E –en particular los componentes de automoción- que con una recuperación de la demanda interna, como reflejan los indicadores consumo. Esta rúbrica de la balanza comercial está aumentado nada menos que a un ritmo del 75%, mientras que la importación de coches y motos descienden todaví­a un 8,1%. Por el contrario, las exportaciones están creciendo a un ritmo del 65,4%, aunque hay que tener en cuenta los bajos niveles de partida, ya que los primeros meses de 2009 se produjo un retroceso histórico en la venta de automóviles, tanto en la UE como en España.