Por... KEVIN G. HALL
WASHINGTON -- Mientras todo comenzaba a venirse abajo en 2007 en el mercado hipotecario y en las complejas acciones respaldadas por hipotecas, algo extraño ocurría en Moody's Investors Service, una de las mayores firmas que evalúa los bonos según los riesgos para los inversionistas.
La destacada junta de directores de Moody's comenzó a dejar de recibir información clave de un comitíé interno que se suponía la mantendría informada de los riesgos a la compañía, según encontró una investigación de McClatchy Newspapers.
En su lugar, el comitíé de manejo de riesgos para este fin desapareció de repente, justamente cuando la junta y la administración deberían haber estado emitiendo las mayores alertas debido a que el mundo financiero comenzaba a actuar de forma engañosa.
Como informó el año pasado McClatchy Newspapers, la agencia de evaluación de críédito había estado entregando --como si fueran caramelos-- grados Triple A a las acciones hipotecarias de Wall Street, que estaban respaldadas por fondos comunes de príéstamos para casas que resultaron ser basura.
Cuando la crisis financiera global se profundizó en el 2007, y la integridad de las evaluaciones de los bonos cayó bajo ataque, los capitanes de la industria de la junta de Moody's pocas veces hicieron preguntas difíciles, según ex ejecutivos de Moody que hicieron presentaciones a la junta.
Eso es importante, porque la legislación para reformar las regulaciones financieras que se analiza actualmente en el Congreso intenta dar poder a las juntas de las agencias evaluadoras, al requerir una línea directa de comunicación entre los funcionarios de la compañía que vigilan los riesgos y las juntas. No está claro si eso hubiera hecho alguna diferencia en Moody's.
Los hallazgos de la nueva investigación de McClatchy Newspapers no sólo cuestionan el valor del nuevo enfoque regulatorio que preparan los legisladores; tambiíén ayudan a subrayar las amplias críticas de que muchas juntas corporativas practican capitalismo de amigotes en vez de independencia.
``Mi pregunta todo el tiempo ha sido, ``¿Dónde diablos estaba la junta?'', dijo un ex empleado de Moody's que estaba en el disuelto comitíé. ``Hubiera esperado, sentado donde estaba, que hubiera tenido unas cuantas llamadas más de la junta. No tuve nada de eso''.
Algunos ex ejecutivos de Moody's que hicieron presentaciones a su junta mientras surgía la crisis financiera en el 2006 y el 2007, describieron a los miembros de la junta como no curiosos, al decir que parecían estar allí fundamentalmente para disfrutar las ventajas y el prestigio de ser miembros de ella. A consejo de sus abogados, los ex ejecutivos pidieron todos mantenerse en el anonimato.
Los miembros de la junta de Moody's recibían $75,000, $95,000 o $115,000 anuales por las seis u ocho reuniones a las que asistían, en dependencia de si tenían posiciones de liderazgo o no, más $115,002 anuales en acciones restringidas.
Moody's dominaba las evaluaciones de productos de ``finanzas estructuradas'', unas acciones respaldadas por fondos comunes de príéstamos que se empaquetaban juntos y daban un flujo mensual de ganancias a los inversionistas.
La división de finanzas estructuradas hizo que las ganancias de Moody's fueran más de $2,000 millones en el 2006. El precio de las acciones de la compañía se multliplicó casi por seis entre el 2001 y el 2007, de $12.70 a $72, lo que creó unas enormes ganancias inesperadas para su mayor accionista, el inversionista multimillonario Warren Buffet.
Sin embargo, la junta aparentemente tenía pocas preguntas sobre el alza, o despuíés, sobre la bajada, dijeron ex directivos de Moody's.
``No había ningún tipo de gobierno (corporativo) en la firma. Me reuní con la junta, les hice una presentación, y era desconcertante que esos tipos estuvieran allí. Ellos estaban tan fuera de contacto con lo que pasaba'', comentó otro ex ejecutivo de alto nivel de Moody's.
Se supone que los miembros de la junta protejan a los accionistas, desde inversionistas individuales como Buffett a las firmas institucionales que invierten en las contribuciones al retiro de los trabajadores estadounidenses.
McClatchy Newspapers envió dos veces preguntas detallas a Moody's, que recientemente elevó una categoría la evaluación de la deuda de McClatchy Co, de Caa1 a Caa2. Ambas evaluaciones se consideran de no inversión, o grado ``basura''. Moody's declinó hacer comentarios para esta historia, al estar en desacuerdo con el uso de fuentes anónimas por parte de McClatchy.
Directivos de Moody's dijeron que los comentarios de ex empleados sólo muestran una instantánea, no una completa visión de las actividades de la junta, pero la compañía se negó a suministrar cualquier detalle sobre lo que los miembros de la junta hicieron o dijeron durante el tiempo en cuestión, y tres miembros de la junta contactados por separado declinaron hacer comentarios.
En discusión está el comitíé de riesgos que se abolió poco despuíés de que una reestructuración de la administración resultó en el controvertido nombramiento de Brian Clarkson como presidente y jefe ejecutivo de Moody's en agosto del 2007.
Clarkson fue promovido por Raymond McDaniel, el principal ejecutivo de Moody's y el presidente de su junta, debido a los grandes beneficios que venían de la división de finanzas estructuradas.
Esa división trabajó de cerca con los bancos de inversión de Wall Street, tales como Bear Stearns, Goldman Sachs y Lehman Brothers, para evaluar las acciones respaldadas por hipotecas.
Grandes inversionistas institucionales, como los fondos de pensiones y los de donaciones, sólo pueden comprar acciones con la mejor evaluación, por lo que las firmas de Wall Street necesitaban desesperadamente la bendición de Moody's o de sus competidores, Standard & Poor y Fitch.
Una investigación de McClatchy Newspapers de finales del año pasado reveló como Clarkson trasladó a ejecutivos de finanzas estructuradas a las principales posiciones regulatorias y de cumplimiento de Moody's, aparentemente un conflicto de intereses. Los cambios tambiíén resultaron en el despido o la salida de numerosos ejecutivos que cuestionaron, ya sea las metodologías que estaba usando Moody's para evaluar las complejas acciones o los riesgos que estaba tomando.
Uno de los veteranos que dejó la compañía fue Chester Murray, el ejecutivo a cargo de operaciones internacionales. El encabezó el comitíé que se reunía trimestralmente para aconsejar a la junta sobre amenazas potenciales. Despuíés que Murray dejó Moody's en diciembre del 2007, el panel nunca volvió a reunirse de nuevo, incluso si los problemas en el mercado hipotecario dieron camino a lo que en septiembre del 2008 se convirtió en casi un desastre financiero mundial. Clarkson anunció su retiro meses antes, en mayo del 2008.
Los directivos de Moody's no discutían el comitíé.
``O la junta sabía que el comitíé de manejo de riesgos se había disuelto, o no lo sabían'', comentó un ex ejecutivo. ``Si lo sabían, la pregunta es por quíé no hicieron nada respecto a íél. Si no lo sabían, es difícil escapar a la conclusión de que Ray (McDaniel) escondió la disolución del comitíé por parte de la junta, ya que como presidente de la junta íél ciertamente sabía que se había disuelto''.
Moody's rechazó solicitudes de McDaniel para comentar el comitíé o las actividades de la junta.