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Autor Tema: Ayuntamientos en quiebra  (Leído 464 veces)

Emilio

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Ayuntamientos en quiebra
« en: Abril 07, 2010, 12:46:41 pm »
La quiebra municipal

@Marc Vidal - 05/04/2010

Es evidente que en la gestión pública local se ha abusado de la fuente de ingresos que provení­a de la actividad inmobiliaria. Fuente agotada y que dotaba de ingresos extraordinarios las arcas de los ayuntamientos de este paí­s. Un canal de aportación que sólo se produce en fase económica expansiva, que en ciclos de cuatro años es fácilmente identificable en su contexto, pero que cuando íésta se produce durante mucho tiempo seguido se acaba pervirtiendo su origen y sus funciones. Muchos ayuntamientos se han olvidado de que esos ingresos extraordinarios eran cí­clicos puesto que muchos alcaldes y concejales, de hecho, nunca conocieron otro modelo de financiación que no fuera ese.

 

Si esos ingresos extraordinarios se han utilizado para sufragar gasto corriente puesto que muchos de los responsables de las arcas municipales ya no diferenciaban lo extraordinario de lo ordinario. Esa burbuja de ingresos extraordinarios que provienen de las plusvalí­as y los impuestos derivados a la actividad inmobiliaria y de la construcción explotó hace un par de años y ahora se evidencian sus efectos.

 

Al igual que los miembros de una familia que aportan un capital extraordinario (por horas extras) al conjunto del núcleo, este no lo pueden disponer para gastos recurrentes indefinidamente, los ayuntamientos tampoco pueden. La familia que convierte en valor ordinario unos ingresos que puede que dejen de obtenerse quiebra tarde o temprano, los municipios tambiíén. íšltimamente escuchamos casos de que eso es así­, pero la gran mayorí­a de alcaldes evitan comprometerse y eluden la realidad. El comportamiento como si esto no fuera con ellos es una irresponsabilidad que arrastra a demasiada gente “inocente”. Hay muchos concejales de hacienda y alcaldes que consideran que “a ellos no les puede pasar”, que la crisis flota pero no les puede afectar dramáticamente a sus corporaciones.

 

Algunos tíécnicos que conozco en ayuntamientos importantes me comentan que tiene muchos problemas para hacer entender a sus responsables polí­ticos la gravedad de la situación. Cuentan que parece como si no detectaran el acantilado, como si la crisis no fuera con ellos. Incluso confiesan que en muchos casos se están dopando conscientemente los balances previstos. Se incorporan gastos sobre obras o proyectos y gastos corrientes de funcionamiento a sabiendas que los ingresos que garantizarí­an el pago están inflados muy por encima de lo sabido o está previsto ingresar. Es decir, la burbuja presupuestaria, la más tonta y  breve de todas las burbujas, explosionará en muy poco tiempo en aquellas poblaciones donde se disponen gastos basados en presupuestos que no se podrán aportar nunca.

 

El nivel de la polí­tica en este paí­s es de todos sabido: indigencia intelectual por todas partes. Si le das una patada a una piedra, de debajo salen diez inútiles dedicados a la polí­tica corriendo en todas direcciones. Hay muchí­simas cucarachas ejerciendo de concejal. El valor de la chapa y el salvoconducto para aparcar donde quieran concede pretensiones a personas que en la vida civil tendrí­an serios problemas para comer cada dí­a. Esos son los que ahora exigen a los funcionarios locales que arreglen sus entuertos. Se de buena fuente que muchos tíécnicos andan desconsolados pues las órdenes, tras advertir a sus superiores polí­ticos la incapacidad para ingresar lo previsto, son de “arríéglalo, tú sabrás como”.

 

La verdad es tóxica y tiene color marrón. La inmensa mayorí­a de los alcaldes de este paí­s no recortaron un duro en sus presupuestos y ahora se dan cuenta del drama. Los tíécnicos no podrán inventar dinero inexistente y poco a poco las quiebras municipales se irán sucediendo. El remedio a esas fallidas será la retirada indiscriminada de servicios públicos locales. Algunos casos serán especialmente duros pues gran parte de los ingresos extraordinarios de estos últimos años estaban destinados a integración social y valores de convivencia. Pinta mal en ese sentido. Otro es el de las miles de empresas privadas que dependen de contratos recurrentes con la administración local, estos dejarán de cobrar y, en su defecto, de trabajar. Nadie está analizando el coste en ocupación que va a suponer dicho agujero local.

 

A finales de este año las nóminas de los trabajadores municipales estarán en franco peligro. Fundamentalmente por un motivo tíécnico. En este paí­s un buen número de municipios aplicaban al capí­tulo I una póliza de críédito que muchos no lograrán renovar en el cuarto trimestre cuando la mayorí­a disponen de esta herramienta. El motivo es claro, el riesgo de impago será muy alto.

 

Por lo tanto, los ayuntamientos, diputaciones y consejos comarcales deben adaptarse a la difí­cil situación que van a vivir y están viviendo. Deben olvidarse de esos ingresos que no volverán en años. La economí­a no se recuperará en tiempo, los ingresos por impuestos inmobiliarios y de la construcción serán piezas de museo y las transferencias del Estado no se irán engordando hasta dentro de un lustro cuando los impuestos de sociedades y otros se recuperen. La mayorí­a de impuestos dependen del consumo y de los beneficio de las empresas que llevan más de 2 años cayendo y eso repercutirá en las transferencias de los próximos años todaví­a. Es decir, van a tener que asumir la situación real a corto y a medio plazo.

 

El principal elemento que va a diferenciar la convivencia en los próximos meses va a ser el de la vigilancia ciudadana. Esos juicios populares a la polí­tica local que obligarán a los polí­ticos a “informar” porque cortan un servicio o gastan en otro puesto que con tan poco dinero todo no se podrá hacer. Será muy complicado justificar cuando se hace un evento y se deja de subvencionar otro. Al tiempo. Además será muy difí­cil ocultar realidades como ahora que sabemos que algunos municipios no pagan la recogida de basura por incapacidad financiera. Deben saber que hay grandes ciudades que hace más de medio año que no pagan sus obligaciones con algunas concesionarias. ¿Quiíén pagará eso? A la larga los impuestos con los que nos crujirán a todos. Por primera vez en la historia reciente los ayuntamientos no podrán endeudarse, ni tampoco podrán ser rescatados por nadie puesto que el estado y las autonomí­as tambiíén tendrán su sarampión público por culpa de una deuda de no retorno.

 

Tengo ganas de ver a muchos alcaldes explicando que servicios van a recortar y porque. Estoy impaciente para ver como piensan definir una situación económica empobrecida en tíérminos municipales. Quiero ver como los ciudadanos examinan los gastos superfluos y exigen otros más estratíégicos. Los ayuntamientos deberán explicar a los ciudadanos el problema, la caí­da de servicios y el aumento de impuestos. Se acabó la fiesta municipal definitivamente. Ha llegado el momento de los buenos gestores, el de los que asumen la realidad, la transmiten y ejecutan estratíégicamente un modelo de salida de todo este barrizal.

 

No todo será malo. En muchos casos, la estrechez resultante provocará que algunos servicios que hasta la fecha se hací­an sin mesura, deban adaptarse a los nuevos y gíélidos tiempos. Las corporaciones municipales que quieran apostar por un valor en el servicio público deberán modificar sus objetivos si estos son faraónicos o desmedidos. Procurarán, los que puedan, atender exactamente a las necesidades de sus vecinos. El entendimiento por mancomunidades será uno de los efectos inmediatos a esta nueva situación. Algunas poblaciones que ahora no puedan afrontar la construcción, por ejemplo, de un polideportivo de según que dimensiones o coste de mantenimiento, podrán asociarse con otras para afrontar el proyecto con garantí­as de uso y equilibrio económico. Esto es diferente, duro y poco electoral pero no habrá otro remedio. Lo bueno que conlleva es que el dinero público deba invertirse de un modo mucho más eficiente.

 

Como en otros factores, esta crisis que el establishment sigue queriendo relativizar, es de tal envergadura que permite afrontar cambios extraordinarios. Es tan difí­cil el escenario que no quedan muchas opciones. La parte mala sigue siendo el sufrimiento de muchos, la buena que, al no haber más remedio, estamos ante una de las metamorfosis gigantesca de la gestión pública y de su control. Me gusta pensar que será así­.



cconrdd

  • Visitante
Re: Ayuntamientos en quiebra
« Respuesta #1 en: Abril 07, 2010, 06:17:41 pm »
Los polí­ticos pasaran una y otra vez por los mismos sillones, las deudas nos quedara, los impuestos subirán y los ciudadanos pringados lo pagaremos. Nadie les pedirá responsabilidades, ni polí­ticas, económicas, ni penales. Siempre nos convencerán que lo hecho, hecho esta y que fue por el bien del pueblo.    CABRONES como se rí­en y roban al pueblo :018: :020: