El anuncio, a travíés de las redes sociales, de un enfrentamiento entre sicarios en las calles de Cuernavaca, Morelos, causó que la gente cayera en una sicosis, y comercios, escuelas, restaurantes y bares cerraran sus puertas desde las 8 de la noche.
La gente se encerró en sus casas y vivió una noche de angustia ante una masacre que nunca ocurrió.
Como si se tratara de un microcosmos de Míéxico, el poblado El Porvenir, en la frontera Norte, vive la violencia de las pandillas y los grupos delictivos a un nivel tan alto que muchas familias han preferido huir antes que perder la vida.
Las pandillas del narco luchan por el control del tráfico y para lograrlo queman casas y matan gente en las calles.