Las fuerzas que había mostrado el mercado a pesar de todas las amenazas que se cernían sobre la economía se acabó la semana pasada y Wall Street dio por fin señales de debilidad. Y aunque parecía que iba a sobreponerse y que todo iba a quedar en una pequeña corrección, el viernes volvió a venirse debajo de forma contundente, con lo que todo apunta a que nos aprestamos a vivir por fin una caída importante.
Tampoco hay que darlo por hecho; todos los precedentes desde hace más de un año nos enseñan que no se pueden echar las campanas bajistas al vuelo en esta tendencia, por más que parezca que hay elementos tíécnicos claros. Y esta vez los hay. Los 10.960 puntos del Dow Jones y los 1.990 del Nasdaq son los niveles que, de perforarse, darían paso a esta caída.
Lo peor es que esta vez elementos tíécnicos, fundamentales y de sentimiento (el exceso de optimismo) coinciden. Porque la situación de la deuda europea, pese a que ayer se conocieron nuevos detalles sobre el rescate de Grecia, va a seguir pesando sobre todos los mercados. Sin olvidarnos de la demanda de Goldman Sachs y de la marea negra en EEUU, que puede pasar factura a las petroleras.
Y para terminar, está la marcha de la economía, que esta semana tendrá su cita clave en el dato de paro del viernes en EEUU. En cambio, la temporada de resultados perderá fuerza despuíés de que casi todos los grandes nombres hayan dado sus cuentas. Esta semana, las principales serán las de Merck, Pfizer, Kraft y Time Warner.
Hoy lunes sólo tendremos las ventas de automóviles. Mañana martes conoceremos los resultados de Merck y Pfizer, así como un discurso de Obama sobre la economía. El miíércoles será el día de Time Warner y el ISM de servicios. El jueves tocarán las ventas de los principales grandes almacenes y los resultados de Kraft. Finalmente, el viernes llegará el dato de paro de abril, que será la gran cita de la semana para Wall Street.