Miíércoles 28 de abril: tras el anuncio del recorte de rating a España y, conociendo la noticia con 24 horas de antelación, las primeras voces del mundo de la política del país auguran un "impacto limitado" de la decisión de Standard & Poor's en los mercados, en boca de Josíé Manuel Campa, secretario de Estado de Economía.
Tambiíén la vicepresidenta económica, Elena Salgado, lanzaba un mensaje de tranquilidad asegurando que "las cosas volverán a su justo tíérmino, cuando se solucione lo de Grecia". Pero, cinco jornadas bursátiles más tarde, el mercado les quita la razón.
Desde aquel fatídico miíércoles de la semana pasada en que la agencia S&P decidió rebajar la nota de la deuda española, el Ibex 35 ha cedido casi un 6%. ¿El resultado? La bolsa ha perdido ya nada menos que 34.000 millones, una cifra que supone más del triple de la aportación que hará España al rescate griego y el 3% del PIB español.
Ayer las caídas fueron generalizadas, pero la que registró el principal índice español, el Ibex 35, del 5,4%, hizo que las píérdidas del resto de plazas europeas se quedasen casi en aníécdota. La banca fue de nuevo uno de los sectores más castigados en Europa, pero aquí, donde las entidades suponen un 34,5% del Ibex 35, mucho más. Sólo entre Santander y BBVA se esfumaron 11.000 millones de euros en las últimas 5 sesiones. La píérdida de valor de Santander (más de 7.000 millones) sólo es equiparable a la sufrida por ArcelorMittal, la segunda compañía que más millones se ha dejado desde entonces. Y, con las financieras en el punto de mira, Telefónica tuvo fácil volver a ser quien capitanee el Ibex 35 por valor bursátil.
Más riesgo para la banca
Pero el fuerte castigo en bolsa sufrido ayer por los gigantes financieros -BBVA cedió un 7,6% y Santander un 7,1%- no vino solo, sino acompañado con un importantísimo incremento de la apreciación del riesgo sobre ambos. Los seguros de impago (CDS) sobre la deuda a cinco años de los dos bancos fueron los que más se dispararon ayer entre la gran banca mundial. Subieron más de 30 puntos básicos en cada caso, provocando un segundo efecto: que ahora cubrir las emisiones de deuda de los dos pesos pesados cueste más que realizar esa operación sobre cualquier emisión similar del resto de gigantes del sector bancario de países desarrollados.
Aunque S&P sostuvo cuando rebajó rating español que dicha decisión no tenía que provocar un recorte similar en las entidades, el mercado podría estar especulando con que finalmente lo haga, ya que mantiene la perspectiva de la deuda en negativo para ambas entidades desde el año pasado.