El nuevo derrumbe sufrido ayer por la bolsa española (-5,41%, la mayor caída desde el 4 de febrero, día en que comenzó la crisis griega) no es un hecho puntual. Al contrario, tiene toda la pinta de continuar en las próximas semanas si no cambia el escenario actual, con lo que el Ibex puede situarse muy por debajo de los niveles actuales. Eso, a pesar de que el mercado español está 'barato' despuíés de perder el 17,43% en lo que va de año, y de las reiteradas recomendaciones de compra sobre los grandes valores por parte de los analistas.
"Los que están cortos (bajistas) van a seguir cortos, y los que están largos (alcistas) se están poniendo muy nerviosos. Incluso podríamos ver vender a la gente que nunca vende, como los fondos de pensiones y los inversores de estilo value [que compran por valoración y permanecen en las empresas todo el tiempo que haga falta]", explica un gestor español radicado en Londres. No hay que olvidar que los inversores extranjeros, sobre todo fondos, poseen cerca del 40% de la bolsa española.
"Nadie quiere saber nada de España y, en este tipo de espirales, podemos ver al Ibex en niveles muy inferiores a los actuales", añade un operador de un broker nacional (que no obstante espera un cierto rebote a corto plazo). "Los mercados exageran, pero siempre hay un caldo de cultivo que hace que sean posibles y rentables estos ataques", añade otro profesional. í‰se es el verdadero problema, que existe un rechazo generalizado de los inversores internacionales hacia nuestro país por la desconfianza en que sea capaz de evitar un contagio de la crisis griega y por la falta de credibilidad del Gobierno.
Una falta de credibilidad que ayer se puso de manifiesto cuando el propio Zapatero desmintió públicamente los rumores de que España necesita un rescate de 280.000 millones de euros, y lo único que consiguió fue acelerar el desplome del mercado. Por cierto, este rumor fue difundido interesadamente por un hedge fund y se limitó a multiplicar por tres el importe del rescate de Grecia, según las fuentes consultadas.
"Da igual que Santander o BBVA den buenos resultados; es un problema macro que afecta a todos los activos españoles", según el mencionado operador. Y no se trata sólo de la bolsa: el diferencial con el bono alemán se disparó por encima del ríécord de la semana pasada hasta 1,18 puntos porcentuales, y el CDS (seguro contra riesgo de impago) experimentó una subida estratosfíérica hasta 212 puntos básicos -nuevo máximo histórico- desde los 163 del lunes; eso significa que, para asegurar bonos del Estado español por 10 millones hacen falta 212.000 euros.
"Nadie se fía y las palabras ya no sirven para nada: hacen falta hechos", opina el citado profesional del mercado. De ahí que la crítica unánime se dirija a la inacción del Gobierno, que no ha hecho ningún movimiento importante -salvo pequeños gestos como el 'plan de austeridad'- para reducir el díéficit, reformar el mercado laboral o reestructurar el sistema financiero, los tres principales problemas de España según los analistas internacionales.
"No hacer nada es lo peor porque el mercado te castiga sin piedad. Hay un dicho que es 'buy the confessor', que significa que se premia al que reconoce los problemas y se pone a resolverlos. Pero si España sigue igual, va camino de que le pase como a Irlanda", opina el gestor de fondos citado. Por eso, empieza a extenderse en el mercado la idea de que sería bueno que el Banco de España interviniera a una caja de ahorros para lanzar una señal de que se quieren afrontar los problemas. Pero, de momento, la actitud del Ejecutivo es justamente la contraria.
¿Quiíén nos va a comprar la deuda?
Con este panorama, la gran pregunta es quiíén va a comprar la deuda española y a quíé precio. Si los inversores extranjeros no quieren saber nada de España y, además, el BCE va a terminar con la barra libre de liquidez (muchas entidades utilizaban la deuda pública española para llevarla a la ventanilla de descuento), va a ser difícil que el Estado coloque lo que falta de los 97.000 millones netos que tiene que emitir este año; hasta febrero había colocado sólo el 18% (las emisiones totales, contando renovación de vencimientos, ascienden a 224.000 millones).
En este sentido, una de las fuentes consultadas llama la atención sobre la evolución del bono español a dos años, cuya rentabilidad se ha disparado desde el 1,4% en abril hasta el 2,2% en la actualidad. "Los inversores normalmente operan en el bono a 5 ó 10 años; si van a por el dos años es que van a por ese país, porque esperan que tenga problemas de liquidez a corto plazo".
Según esta fuente, el Tesoro no quiere emitir ahora a 10 años porque tendría que pagar unos tipos muy elevados durante muchos años, y prefiere colocar deuda a plazos más cortos. De ahí la gravedad de que el coste a esos plazos tambiíén estíé subiendo con tanta violencia.