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Autor Tema: Fin de la etapa dorada para las energí­as renovables  (Leído 324 veces)

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Fin de la etapa dorada para las energí­as renovables
« en: Mayo 09, 2010, 09:43:27 am »
Fin de la etapa dorada para las energí­as renovables

por Tania Juanes en Cinco Dí­as

Los mensajes lanzados por el Ministerio de Industria en las últimas semanas puede que sean contradictorios y no supongan un ejemplo de oportunidad, pero algo sí­ dejan claro: las energí­as verdes no van a contar en España en el futuro con el apoyo, ví­a primas o subvenciones, que han tenido hasta ahora. Un respaldo que ha aportado beneficios innegables, que los actores implicados esperan que no se pierdan, pero que ha originado una espiral cercana a una preocupante burbuja en algunas áreas que ahora se quiere controlar.

Despuíés de que el ministro de Industria, Miguel Sebastián, intentase calmar a las empresas y a los mercados manifestando que las medidas no tendrán carácter retroactivo, el centro de interíés de este proceso se ha desplazado a las negociaciones abiertas para crear una nueva ordenación en este área energíética. Lo que se percibe es que los próximos meses no van a ser tranquilos: todos los sectores afectados se han movilizado para defender sus intereses y, en ocasiones, para augurar desastres, que serí­an prácticamente irreversibles, si no se atienden sus peticiones.

Aunque el ministerio quiere abordar reformas globales en el área elíéctrica -con el fin de ahondar en la liberalización, en el desarrollo de infraestructuras e interconexiones internacionales y en la seguridad nuclear-, las energí­as verdes tienen un capí­tulo aparte y está previsto que íéste se convierta en ley el próximo julio.

Reacciones

Pero ¿quíé es lo que emerge que obliga a un cambio lo más rápido posible? En primerí­simo lugar está el alza de las primas para algunas energí­as que no corresponden a su aportación a la generación global, y que no pueden ser absorbidas por el sistema elíéctrico sin una subida radical de las tarifas. Tambiíén que el plan actual de las energí­as verdes (2005-2010) concluye y es necesario abordar un nuevo marco de cara a 2011.

Para Arturo Rojas, socio director de Analistas Financieros Internacionales (AFI), la necesidad de introducir cambios es indiscutible, especialmente para las energí­as fotovoltaicas, para las que las primas reconocidas son muy elevadas. Añade que se trata de un sector que se está beneficiando por la reducción de costes, sin que existan mecanismos de ajuste de las ayudas.

"Quizá el tratamiento actual de esta tecnologí­a fue un gol que se metió al Gobierno, y ahora quieren rectificar. Pero si esa corrección no se hace bien, pueden volver a equivocarse y de dos errores no surge un acierto", señala.

Como otros expertos, por lo que Arturo Rojas muestra más preocupación es porque se cuestione una energí­a como la eólica. "Es una incoherencia, una incongruencia con lo que se ha hecho y con objetivos como los de la ley de Economí­a Sostenible. Se está promocionando el coche elíéctrico, cuando es un proyecto a más largo plazo, mientras que la aportación de las renovables es una realidad", agrega.

En opinión de Javier Carrillo, director del área de entorno económico de IE Business School, no es discutible que las energí­as limpias deban contar con apoyo público en su comienzo para competir con energí­as más maduras. No obstante, comparte la opinión de que esto no significa que sean innecesarios retoques, si bien precisa que, como se está haciendo, se introducen incertidumbres de cara a nuevas inversiones. Opina igualmente que los cambios podrí­an ser más necesarios en las fotovoltaicas, con márgenes que se acrecentarán si se mantienen las subvenciones en un panorama de reducción de los costes de los paneles.

El ministerio parte, por tanto, de un complejo panorama, con intereses difí­ciles de compaginar. En principio mantiene el objetivo de que la potencia eólica terrestre instalada en 2020 se eleve a 35.000 megavatios, lo que supondrí­a un aumento del 91% respecto a la actual. Y que la solar alcance los 15.685 megavatios, un 276% más que ahora.

Estas metas están en lí­nea con los compromisos de que el 20% de la energí­a final consumida en España tenga como origen la renovable, pero se considera difí­cil de lograr si van acompañadas de un fuerte recorte de primas -se habla de quitas en el entorno del 40% anual partiendo de los 6.200 millones de 2009-. Otra posibilidad es que se opte por subidas de las tarifas superiores a los dos dí­gitos en varios años. Es un dilema que, según Morgan Stanley, tiene el Gobierno. Esta entidad destaca que los altos costes que suponen el subsidio de las energí­as verdes elevan el díéficit tarifario, con el que querí­an terminar. Concluye que la solución podrí­a ser salomónica: recortar las primas y elevar las tarifas.

Es una opinión en parte similar a la expresada el pasado 20 de abril por el presidente de Gas Natural, Rafael Villaseca, que cifró en el 20% anual la necesidad de aumento de las tarifas elíéctricas para soportar la financiación de las renovables.

Con este contexto aún abierto, empresas y asociaciones implicadas afilan sus armas y exponen sus razones para influir en la decisiones del Gobierno. Desde las empresas verdes aportan argumentos, tanto energíéticos como macroeconómicos y tecnológicos. En el ámbito elíéctrico, se indica, por ejemplo, que la dependencia española del exterior -especialmente por la importación de hidrocarburos- serí­a del 75% sin renovables, y con ellas esa cifra baja al 65%. Otro dato: evitan la emisión de 23,5 millones de toneladas de CO2 al año.

Afirman además que su aportación a la economí­a española es superior a los 10.000 millones de euros, lo que equivale casi el 1% del Producto Interior Bruto (PIB), con una contribución fiscal neta cercana a los 400 millones de euros al año.

Quizá los datos más elocuentes se refieran al desarrollo que la tecnologí­a eólica tiene en España, con 700 empresas operativas, la mayor parte ingenierí­as, y con patentes registradas sólo superadas por Alemania, Estados Unidos y Japón. Mientras, el conjunto de renovables supone cerca de 120.000 empleos.

En esta lí­nea, Arturo Rojas, de AFI se pregunta cuál es la aportación de esta energí­a. Y nombra las que, a su juicio, son más relevantes. "Son empresas que han mostrado que saben hacer bien su trabajo. Aportan tecnologí­a, presencia exterior, patentes. Han puesto a España en el mapa tecnológico internacional", dice.

Con todo incide en la idea de que es posible hacer cambios, siempre que no se caiga en poner en peligro lo logrado o en la inseguridad jurí­dica. "Son necesarias soluciones globales, incluido el díéficit de tarifas. Tal vez el ministerio ha sido poco preciso y selectivo, pero ahora no se puede pecar de lo contrario", manifiesta. Y ílvaro Navarro, de Intermoney, subraya que es necesario un marco estable, y más si se pretende que continúen las inversiones en el área. Y si los objetivos no cambian serí­a necesario construir 2.000 megavatios anuales en los próximos diez años sólo en eólica, proyectos que tienen un proceso de desarrollo de unos siete años.

Deslocalizaciones

Otra baza que se utiliza desde el sector es que si los recortes son muy pronunciados, además de poner en peligro el desarrollo de la potencia adicional prevista, se producirí­an deslocalizaciones de empresas. En esta lí­nea se añade que, pese al desarrollo conseguido, no es el paí­s que más subvenciona a la eólica -otra historia es la termosolar- despuíés de los retoques de años anteriores. Así­, mientras la prima para el megavatio-hora producido por el viento se eleva en España a 77 euros, en Francia es de 86 euros y en Alemania a 96 euros.

Lo que ha agitado con fuerza esta revisión legislativa es las diferencias de momento difí­ciles de conciliar en el sector elíéctrico: empresas de generación tíérmica, como Gas Natural, contra los "privilegios" de las renovables. Y dentro de este grupo, eólicas contra solares. Algunos empresarios han acusado a Industria de ceder ante el lobby elíéctrico, pero la verdad es que íéste está muy dividido.

Además de la reiteradas manifestaciones de directivos de la empresa gasista en el sentido de la distorsión que suponen las subvenciones, Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola Renovables, ha reclamado una moratoria para la fotovoltaica y la termosolar para evitar un incremento sustancial de las tarifas.

A este puzle hay que añadir que la banca está tambiíén afectada, ya que sólo a las eólicas las ha financiado por más de 18.000 millones de euros.

¿Reordenación global del sector?
Puede que el cambio de status para las energí­as verdes no sea más que el comienzo. Son varias las voces del sector que señalan que el sistema elíéctrico precisa de cambios legales y estructurales porque las grandes cuestiones no funcionan. Entre íéstas está el pool (mercado mayorista de electricidad) o el que no se trasladen todos los costes incurridos a las tarifas, lo que supone que el llamado díéficit tarifario siga aumentando. Se habla de una refundación para eliminar imperfecciones y para conseguir un mix de generación que díé seguridad de suministro. Un modelo que aporte señales claras a los inversores y una electricidad más barata

Ahora, por ejemplo, por la obligación que tienen los comercializadores de dar prioridad a determinadas energí­as, la mayor parte de las centrales de ciclo combinado tienen muy pocas horas en funcionamiento, aunque son necesarias para asegurar el suministro cuando la eólica reduce su aportación.

El sector tiene tambiíén claro que se debe aclarar la polí­tica respecto a la energí­a nuclear, aunque la posición poco proclive del Gobierno no es el principal obstáculo, y sí­ lo es los mayores costes de inversión. Más de un alto directivo ha declarado que con las actuales condiciones ninguna empresa acometerá la construcción de nucleares. Mientras se aborde una revisión, más o menos profunda, Industria prevíé que entre 2009 y 2020, la generación nuclear y por gas natural experimenten ligeras subidas, el carbón se reduzca y el fuel y la cogeneración bajen fuertemente. Y las mayores subidas serí­an para las renovables.

La cifra
50% son los costes que supusieron para el sistema elíéctrico las energí­as con ríégimen especial en 2009. Mientras, su aportación al mercado de generación se elevó al 28%.

La desordenada alza de las primas
Las primas a la energí­a eólica han subido desde los 451 millones de euros de 2004 a los 1.608 millones del último ejercicio. En paralelo, la producción se ha incrementado, y la pasada semana se alcanzó un nuevo ríécord diario con 278.507 megavatios hora, lo que supuso que esta energí­a cubrió el 40% de la demanda elíéctrica del dí­a. Pero lo que resulta más relevante en la trayectoria de las primas al ríégimen especial es la evolución de la fotovoltaica, de los discretos 6,14 millones de euros de 2004 se ha llegado a los 2.588 millones de 2009. Un año antes, en 2008, las subvenciones a esa tecnologí­a habí­an ascendido a 989 millones. Y esta es la razón, además de la obligación de cambiar las normas a las renovables, que empuja al ministerio a revisar todo este entramado energíético. Hay otros datos llamativos, como que la retribución media para esta tecnologí­a estíé en los 466 euros por megavatios hora. Esto ha conducido al boom: en 2009, la potencia eólica instalada en España alcanzó el 90% del objetivo para 2010, mientras que la fotovoltaica llegó a los 3.400 megavatios, siete veces más que la meta puesta para 2010.

La conclusión es que la energí­a eólica aportó el 14% de la energí­a generada en 2009, mientras que supuso el 16% del coste de la producción. Y las solares aportaron el 2% y el 16% de los costes. En conjunto, el 28% de la generación en España se debió a las energí­as con ríégimen especial, con un 50% de los costes totales.

Estas cifras y que el coste de la electricidad de España está ya un 5% por encima de la media de la UE han sido esgrimidas por Sebastián en las reuniones de esta pasada semana en lo que se decanta como el inicio del proceso de negociaciones. Y tambiíén que el incremento gradual de las primas hasta 2013, previsto hasta ahora, está más que descartado.