La tormenta perfecta que irrumpió en los mercados financieros hace casi dos años ha calado con especial intensidad en el segmento de la banca privada y ha puesto de manifiesto la necesaria y profunda reestructuración de este negocio.
La apuesta por los países emergentes, principal fuente de creación de riqueza en los próximos años, va a ser uno de los retos que afronte el sector y una prioridad para las firmas que quieran crecer.
En 2011, casi 3,6 millones de ciudadanos catalogados como High Net Worth Individuals (HNWI)–aquíéllos con más de un millón de euros de activos financieros– residirán en el área Asia-Pacífico, frente a los 2,6 millones que vivían en 2008, según un informe de la consultora Booz&co.
Asia se convertirá en la región que concentre mayor número de familias acaudaladas, por encima de EEUU y Europa, donde el número ascenderá a 3,3 y 2,9 millones, respectivamente, según la consultora.
En la misma línea, una encuesta elaborada por Barclays Capital recientemente arroja que dos de cada tres gestores de banca privada prevíé que los ingresos de la banca privada crezcan en Asia más de un 5% al año durante los próximos dos ejercicios; uno de cada cinco estima que este incremento alcanzará el 16%.
Tierra de oportunidades
Dentro del mercado asiático, China e India se perfilan como los países en los que más crecerá la cifra de millonarios hasta 2011. Japón se mantendrá como el primer mercado para este negocio y China desbancará a Reino Unido en número de empresarios con más de un millón de dólares, según la misma fuente. Citi, JP Morgan, Credit Suisse, UBS, Deutsche Bank, ABN Amro, Fortis, HSBC, Julius Baer, Sociíétíé Gíéníérale, Barclays y Royal Bank of Scotland, entre otros, destacan entre las entidades con presencia en Asia.
Booz&Co calcula que las grandes fortunas chinas aumenten cerca de un 50% entre 2008 y 2011, por lo que prevíé un importante desembarco de firmas occidentales. La consultora recomienda tomar posiciones en Hong Kong y especializarse en prestar servicio al segmento más elevado de la banca privada, family office y clientes del rango Ultra-High Net Worth, que invierten más de 30 millones de dólares.
En la misma línea, el año pasado, Boston Consulting Group señaló como probable que el número de chinos con inversiones en dólares se disparara de 417.000 que había en 2008 a 788.000, en 2013; y que la fortuna global de este colectivo ascendería a 7,6 billones de dólares.
India tambiíén figura entre los mercados con mayor potencial para la banca privada. En la última díécada, ha protagonizado un crecimiento anual de entre el 6% y el 9%, lo que ha posibilitado que el 55% de los millonarios de este país haya surgido en sólo cinco años, entre 2002 y 2007.
Barclays, Citibank y Credit Suisse figuran entre las firmas más activas en el desarrollo de productos adaptados a la población india.
Cada vez más entidades están manifestado su intención de penetrar en el mercado asiático o de consolidar sus posiciones.
Hace unas semanas, el director financiero de Julius Baí«r, Dieter Enkelmann, manifestó su intención de convertir Asia en su “segundo mercado domíésticoâ€. El presidente de EFG International, Jean Pierre Cuoni, señaló recientemente que pretende fichar a 150 banqueros privados en cinco años para reforzar su presencia en Asia.
Más de 4 billones de dólares para gestionar en China e India
Según un informe de Capgemini y Merrill Lynch, la fortuna que acumulen los empresarios con más de un millón de activos financieros sólo en China e India alcanzará los 4 billones de dólares en 2018.
Para aprovechar las oportunidades que surgirán en los países emergentes, las firmas de banca privada tendrán que adaptarse a las exigencias y necesidades de los millonarios locales. “En China conviene adaptar un perfil de visibilidad muy bajo. La privacidad y confidencialidad son extremadamente importantes.
Por ello, los asesores independientes tienen una gran aceptación,â€, señala Booz. En India y en la región de Oriente Medio, se valora especialmente que las firmas tengan una sólida presencia onshore (dentro del país) y offshore (en territorios cuya regulación fiscal es especialmente laxa), para domiciliar ciertas inversiones en países como Suiza o Singapur. La consultora subraya la importancia de que el banquero muestre sensibilidad con las culturas del cliente y que los activos en los que se invierten sean compatibles con sus religiones.