Despuíés de la brutal caída de los cuatro últimos días, en los que los índices norteamericanos perdieron todo lo ganando en 2010, el plan de rescate europeo provocó ayer un subidón cercano al 4% en Wall Street.
Lo cual plantea la duda de si lo visto la semana pasada fue la corrección más corta de la historia o si hay más caídas por delante una vez que se enfríe la euforia europea.
Algunos expertos opinan que la locura alcista de ayer es un mero rally de alivio y que las bolsas pueden venirse de nuevo abajo en breve. Porque, aunque todo el mundo coincide en que el paquete de rescate es una buena noticia, no significa que se hayan acabado los problemas de Grecia, Portugal o España. Todavía quedan muchos puntos por aclarar y por llevar a cabo.
Por otro lado, tampoco parece prudente achacar la caída de la semana pasada al mini-crash del jueves provocado por un error humano que desató una cascada de órdenes de venta automatizadas. Hay que recordar que las bolsas llevaban bajando una semana antes de lo del jueves.
Otros analistas creen que los inversores han usado la crisis de la deuda europea como una excusa para vender despuíés de las fuertes ganancias cosechadas desde marzo de 2009, y una vez que las cotizaciones habían alcanzado niveles que descontaban un exceso de optimismo. Un argumento a favor de esta tesis es que la crisis griega ha estado presente desde hace meses pero el mercado no se hundió hasta la semana pasada.
El impacto en la economía real
A los inversores norteamericanos les importa la crisis europea por el impacto que pueda tener en su economía. Y ahí les duele, porque los datos de ingresos y gastos de consumo de la semana pasada fueron preocupantes, ya que el aumento del consumo superó al de la renta, lo cual no es sostenible. Es decir, la gente vuelve a gastarse los ahorros almacenados durante la crisis.
Tambiíén hay dudas sobre la capacidad de los países rescatados (Grecia, Portugal y España) para reducir su díéficit a niveles sostenibles. Algo que tambiíén preocupa mucho en EEUU, dado su altísimo díéficit público. "El rescate puede haber frenado la crisis, pero no soluciona el problema a largo plazo. Los países de Europa tienen toda esa deuda porque habían entrado en una espiral de gasto gubernamental, y ahora tienen que apretarse el cinturón", opina Jason Pride, estratega de la firma Glenmede.
Así las cosas, Haag Sherman, de Salient Partners, piensa que los inversores no van a tardar en retomar los miedos a la deuda soberana, por lo que recomienda comprar bonos a corto plazo. Asimismo, opina que EEUU volverá a ser considerado un refugio seguro, lo que sería bueno para el dólar y los bonos norteamericanos, pero no para la bolsa.
Al menos, lo que parece claro es que el mercado no corre peligro de meterse en otra espiral bajista tan dolorosa como la de finales de 2008 y principios de 2009. La sensación de pánico de la semana pasada ha quedado atrás, aunque el panorama no estíé ni mucho menos claro: "Todavía no hemos salido del bosque, pero al menos no nos estamos tirando por un barranco", ejemplifica Peter Sorrentino, gestor de Huntington Asset Advisors. Eso sí, los inversores tendrán que ajustar sus expectativas a una recuperación muy lenta que tardará años, no meses, y que tendrá recaídas por el camino.