Las señales de debilidad de los dos días anteriores se confirmaron por completo ayer en Nueva York con la perforación de los soportes que habían aguantado hasta ahora, lo que dio paso al segundo mayor desplome del año, sólo superado por el famoso día del 'minicrash' (en el que los índices llegaron a caer un 9% por un supuesto error de un trader).
El Dow Jones se hundió el 3,60% hasta 10.068 puntos, nuevo mínimo del año de cierre por debajo del marcado al día siguiente del 'minicrash', el 7 de mayo. El S&P 500 perdió más todavía, el 3,9%, y el Nasdaq volvió a ser el peor con un derrumbe del 4,11%. Todos ellos entraron en corrección oficial, que es una caída superior al 10% desde los máximos.
La recuperación del euro hasta 1,25 dólares, propiciada por los rumores de intervención del BCE en el mercado, permitieron cierto alivio a media sesión en Wall Street, pero al final volvió el pánico y las caídas volvieron a agravarse. El VIX, el índice de volatilidad de las opciones que mide el 'miedo' del mercado, se disparó un 25% hasta un máximo de 14 meses en 44,25 puntos.
Este derrumbe de Nueva York augura hoy una apertura fuertemente bajista en Europa, que ayer consiguió remontar desde los mínimos de la sesión y reducir notablemente las píérdidas al cierre.
Detrás de esta vuelta a los desplomes se encuentra el temor a que la crisis de la deuda europea y la caída del euro provoquen una nueva pata de la recesión en la economía mundial. Estos temores se exacerbaron ayer por un indicador adelantado en EEUU mucho más flojo de lo esperado y por unas demandas semanales de subsidios que crecieron por encima de las expectativas. En el lado positivo, el índice de la Fed de Filadelfia superó las previsiones.
Tampoco ayuda en este panorama el rechazo del Senado el miíércoles de la propuesta de reforma del sector financiero, que abre grandes incertidumbres sobre las nuevas normas que regirán a la banca y a Wall Street.
El petróleo prosiguió su camino bajista hasta cerrar en 67,70 dólares, y el oro cayó a 1.183,4. Los bonos subieron con fuerza gracias al dinero que huía de la bolsa, con lo que la rentabilidad del activo a 10 años cayó hasta el 3,24%.
Hoy todo el mundo seguirá pendiente de los acontecimientos en Europa, y no habrá noticias relevantes, ni económicas ni empresariales, en EEUU.