Paco G. Paz
El Senado de Estados Unidos dio hoy un paso crucial hacia la ansiada reforma financiera, el paquete de medidas que cambiará las reglas de juego de Wall Street y que busca evitar que se repitan los errores que condujeron a la crisis de 2008.
En el pleno del Senado los demócratas lograron, con el apoyo de varios republicanos, los 60 votos que necesitaban para limitar a 30 horas el tiempo de debate y avanzar hacia el voto final del texto, que se producirá por tanto en los próximos días.
En principio, dado que la aprobación sólo requiere una mayoría simple, 51 votos, los demócratas, que reúnen 59, no deben tener problemas para pasar el proyecto de ley.
Una vez aprobada, la propuesta legislativa debe fusionarse con la versión que ya ha pasado en la Cámara de Representantes.
En una alocución en la Rosaleda de la Casa Blanca, el presidente Barack Obama aseguró que la medida "no busca castigar a los bancos, sino proteger a las personas" de crisis como la de 2008.
Para el presidente, el proyecto de ley que maneja el Senado incluye "las mayores protecciones para el consumidor" que se han visto hasta ahora. La medida, indicó, "protegerá a los consumidores y a la economía, y fortalecerá el sistema financiero".
Obama indicó que a lo largo del proceso la industria financiera ha intentado bloquear la medida a travíés de grupos de presión.
En el procedimiento que queda por delante, advirtió, "el sector financiero y sus grupos de presión seguirán luchando" por imponer límites al proyecto de ley.
Pero la meta de esa medida, insistió el presidente, "no es castigar a los bancos, sino proteger a los ciudadanos estadounidenses de turbulencias" como las que se han visto "en tiempos recientes".
"Gracias a la reforma financiera, el pueblo estadounidense no tendrá que volver a pagar los platos rotos por los errores de Wall Street. No habrá más rescates pagados con el dinero de los contribuyentes", aseguró.
Además, recordó, "la reforma proveerá de mayor seguridad a los ciudadanos de a pie, a las familias que buscan comprar su primer vehículo o su primera casa, y en general a los contribuyentes, que no tendrán que pagar por las irresponsabilidades de otros".
El proyecto de ley, de 1.400 páginas, incluye la mayoría de las medidas propuestas por la administración de Obama y supone una reforma de gran calado de las normas financieras del país, que intentan tapar las lagunas descubiertas durante la gran crisis financiera iniciada en 2008.
Así, la reforma financiera está llamada a cambiar la regulación del mercado hipotecario, de las firmas financieras y de las tarjetas de críédito, así como a reforzar el papel supervisor de las agencias estatales, con objeto de subsanar los errores que condujeron a la crisis.
El proyecto crea una nueva oficina de protección al consumidor en el seno de la Reserva Federal, una de las ideas más criticadas por los republicanos.
Tambiíén da autoridad a las agencias reguladoras para intervenir y desmantelar a grandes entidades financieras, un proceso que pretende evitar quiebras desordenadas como la del banco de inversión Lehman Brothers, que estuvo a punto de hundir el sistema financiero mundial a finales de 2008.
El proyecto establece, además, un sistema de supervisión del mercado de derivados, que mueve 615 billones de dólares, para aumentar la transparencia y competencia.
Asimismo, crea un consejo de reguladores, compuesto por nueve miembros y presidido por el secretario del Tesoro, para elevar la coordinación entre las agencias y vigilar los peligros al sistema financiero como un todo