El desplome del euro: una crisis oportuna (o no)
por Fernando Martínez
El euro ha entrado en un torbellino descendente y, de momento, tiene difícil escapar de íél. En poco más de medio año, la moneda ha pasado de 1,5 a 1,258 dólares por unidad; el miíércoles pasado llegó a cotizar a 1,214, el cruce más bajo en cuatro años. Aunque el euro se recuperó con fuerza el jueves y el viernes a golpe de rumores de intervención, no se descartan más caídas. "Todo parece indicar que a muy corto plazo, el euro seguirá su tendencia bajista hacia niveles que se pueden acercar a 1,1-1,15, salvo que una decisión política en Europa devuelva la confianza a los mercados sobre los activos de la eurozona", valora Lorenzo Dávila, jefe del departamento de investigación del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). La recuperación del euro durante el jueves y viernes últimos se debió a los convulsos rumores de intervención de la autoridad monetaria, pero los expertos aconsejan cautela con este ruido de mercado. "La última vez que el BCE intervino en favor del euro fue cuando el cambio estaba a 0,85 dólares en 2002", advierte Henrik Pedersen, de Pareto, una boutique del grupo BNY Mellon AM. Pedersen añade que un euro frágil no es algo intrínsecamente malo: "No está mal para una eurozona que no es competitiva; el ganador clave sería Alemania, con un sector exportador fuerte".
De hecho, las últimas estadísticas de Eurostat reflejan que las exportaciones de la UE-16 registraron en marzo un incremento interanual del 22%, con un superávit total de 4.500 millones, casi tres veces más que en el mismo mes de 2009. En un reflejo de cómo está virando la economía, las exportaciones que más aumentaron son las que tienen como destino China, que es ya el cuarto socio comercial, por detrás de Reino Unido, Estados Unidos y Suiza.
"Un cálculo de la OCDE señala que un ajuste del 10% en una moneda equivale a un crecimiento de un punto porcentual del PIB en el plazo de dos años", subraya Marian Fernández, responsable de Estrategia de Inversis Banco. En lo que va de año, el euro ya se ha depreciado un 10,9% frente al dólar y un 7,7% contra la cesta de sus 21 mayores socios comerciales. Desde las primeras fases de la crisis, se subrayaba el problema que para países como España supone no poder devaluar su moneda para ganar competitividad exterior y evitar así el ajuste por la vía por la que finalmente ha tenido lugar, mediante recorte de salarios y empleo, un ajuste interno, cuya última expresión es la rebaja del 5% en la nómina de los funcionarios, que tanto resquemor contra el Ejecutivo está provocando. Pues bien, el ajuste monetario de facto ya está llegando vía cotización en el mercado.
"Es evidente que el gran beneficiado es el sector exportador. Pero esto no lo veremos hasta la parte final del año", opina Josíé Luis Martínez, estratega de Citi en España. "A corto plazo resulta más negativo el impacto en tíérminos de inestabilidad de los mercados, incluyendo la discusión sobre el papel del BCE en tíérminos de objetivos sobre la estabilidad financiera y la inflación", añade Martínez.
Preocupa, en suma, la virulencia con la que se está desarrollando esta depreciación. "La competitividad que conlleva un tipo de cambio díébil es positiva hasta que se genera un escenario inflacionista y comienza a dañar el poder adquisitivo de los consumidores", avisa Francisco López-Ollíé, de X Trade Brokers. Este experto considera además que el plan masivo de blindaje del euro desplegado por el BCE, que contempla el desembolso en el caso de una situación límite de hasta 750.000 millones de euros, "genera un caldo de cultivo claramente negativo para el euro". En este escenario, López-Ollíé prevíé una "tendencia bajista" que llevaría al cruce del euro contra el dólar hasta niveles de 1,16-1,14. Esto llevaría a la moneda comunitaria por debajo de la media histórica, que se sitúa en 1,183 unidades por dólar, si bien en sus 10 años de vida la divisa ha oscilado entre 0,82 y 1,6 dólares. Hay que estar preparado para aprovechar el filón exportador, algo que no está claro que sea el caso de España, ya que "sus comerciales y los ingresos del turismo proceden en buena medida de dentro de la UE", exponen desde el banco privado Pictet.
Algunos expertos acotan aún más las ventajas de la exportación: "La única economía que realmente exporta en Europa es Alemania y sus productos no son sensibles al tipo de cambio. Todo el proceso de deslocalización industrial europeo lleva a que tanto exportaciones como importaciones dependan más de la evolución de la demanda que del tipo de cambio", considera Lorenzo Dávila.
Un esfuerzo de 134.670 millones
El último lastre sobre el euro ha sido el temor sobre el impacto que pueden tener en el crecimiento las medidas de austeridad fiscal anunciadas en distintos países. En España, el llamado tijeretazo equivale a un 1,5% del PIB; si toda la eurozona aplicase un recorte similar, el esfuerzo ascendería a la nada despreciable cifra de 134.670 millones. Pero regresar a los parámetros marcados por el Pacto de Estabilidad sería incluso mucho más costoso. De acuerdo con las cifras oficiales de Eurostat, el díéficit público (el desequilibrio entre los ingresos y los gastos de un Estado durante un ejercicio presupuestario) se situó en 2009 en 565.111 millones de euros, un volumen que puede ser revisado al alza -en principio, sólo marginalmente-, pero en cualquier caso equivale al 6,3% del PIB del bloque. Esto significa que para regresar al tope del 3% hay que recortar al menos 282.555 millones de euros, una tarea titánica.
Directamente relacionados con esta dura coyuntura económica están dos elementos que pesan de manera decisiva en las monedas: la aversión al riesgo y los fundamentales económicos. Los datos publicados en EE UU apuntan a una clara mejoría de la situación en la primera economía del mundo, mientras que Europa no termina de despegar. El PIB creció en el primer trimestre un 0,5% de media en tasa interanual, pero España, por ejemplo, aún sufrió un retroceso del 1,3%, si bien el crecimiento trimestre contra trimestre fue positivo (0,1%) por primera vez en dos años. Todo esto apunta a que los tipos de interíés en EE UU comenzarán pronto a subir desde la horquilla actual del 0% a 0,25%, mientras que en el caso del BCE, entidades como Commerzbank retrasan la posibilidad de un endurecimiento de la política monetaria hasta bien entrado el año 2011.
Los consumidores que estíén hipotecados pensarán que el atraso en las políticas restrictivas de la autoridad monetaria constituyen una buena noticia. Pero, como siempre, todo tiene sus matices. El Euríbor a 12 meses (el índice al que se vinculan la inmensa mayoría de hipotecas a tipo variable) se situó el viernes en 1,257%, el nivel más alto desde octubre pasado. Este índice mide el tipo de interíés al que están dispuestos a prestarse los bancos entre sí en el mercado interbancario europeo. En los últimos tiempos, el Euríbor se ha convertido en una entelequia, pues los bancos no se prestan dinero unos a otros, puesto que los que tienen capacidad de hacerlo prefieren depositar su dinero directamente en el BCE. Esto mitiga las potenciales presiones inflacionarias de la avalancha de medidas expansionistas anunciadas en las últimas semanas y remite directamente al mayor temor que gravita ahora sobre los mercados: la crisis de deuda.
Siete veces el PIB de España
Los Estados de la eurozona tienen en endeudamiento equivalente a siete veces el PIB de España y los problemas de Grecia y el temor a una reestructuración -líéase píérdidas directas para los tenedores de bonos o alargamiento de los plazos de vencimiento- se traduce en una penalización constante sobre los activos denominados en euros y una huida hacia activos considerados más seguros y, sobre todo, más líquidos (más fáciles de vender si es preciso), que no son demasiados y básicamente se reducen a uno solo: los bonos del Tesoro de EE UU.
"Los Gobiernos de países muy endeudados deberán hacer recortes fiscales de gasto a una escala que puede amenazar la recuperación y ser políticamente inviable", señalan desde Pictet AM. Grecia, que el jueves sufrió su quinta huelga general de la crisis, es una prueba de la magnitud del desafío. Desde Pictet se considera que el problema de la deuda "será recurrente" en los próximos años.
¿Significa eso que el euro está en peligro de desaparición? Todos los expertos consultados por CincoDías lo descartan tajantemente y resaltan que la desintegración de la unión monetaria tendría consecuencias catastróficas. En declaraciones a este periódico, un gestor de inversiones consideró una eventual fractura del euro como "mera ciencia ficción" y no precisamente de la buena.
Las expectativas sobre la evolución del euro en los próximos meses varían desde la paridad 1 a 1 contra el dólar hasta 1,35 dólares, cuando el foco del miedo se concentre en los profundos desequilibrios económicos de EE UU. El mercado de divisas mueve aproximadamente unos tres billones de dólares al día y el número de participantes es tan alto que los ejercicios de predicción, siempre difíciles, se vuelven en este caso harto complicados.
Las cifras
1,183 dólares por unidad es el tipo de cambio medio histórico del euro, calculado con los cruces del mercado desde el 1 de enero de 1999.
3,2 billones de dólares es el volumen medio aproximado que se mueve a diario en los mercados mundiales de divisas. Aproximadamente la mitad se negocia vía contratos de 'swap'.
18,5% es la caída acumulada por el euro contra el dólar desde que la crisis de deuda comenzó con los problemas de Grecia en noviembre pasado.
406% es lo que ha crecido en 10 años el volumen global de reservas en euros, según el FMI, hasta 1,25 billones. Conviene resaltar que en el mundo hay reservas por 3,52 billones de dólares sin asignar, de los que buena parte están en euros.