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Autor Tema: Guí­a para entender los vaivenes de los íºltimos tiempos en bolsa  (Leído 377 veces)

Scientia

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Guí­a para entender los vaivenes de los últimos tiempos en bolsa

Publicado por C. Rosique

Las bolsas no dan tregua a los nervios de los inversores, sobre todo la española. En 2010 ha vivido la peor semana desde octubre de 2008 (a principios de mayo cayó un 13,78%), y el lunes siguiente la mejor sesión de su historia, con un alza del 14,43%.

El mercado parece moverse como un píéndulo que un dí­a está tocando el cielo y al otro se merece el infierno. Se pasa de las ventas de pánico a las compras eufóricas, en un parquíé controlado por los profesionales. La profundidad de los movimientos se ha acelerado por tres razones.


1) Las órdenes automáticas copan cada vez una parte más grande del mercado, se estima que ronda el 30%. Esto provoca que cuando saltan las alarmas de venta sobre algún valor el sistema, automáticamente, enví­a las órdenes de venta, estíé justificado o no el movimiento. Es un cí­rculo vicioso que se retroalimenta.

2) A esto se unen las estrategias bajistas. Las ventas a corto, por las que se piden prestados tí­tulos para apostar a la baja y luego se recompran para devolvíérselos a su propietario, profundizan las caí­das y exageran las subidas.

3) Actualmente, la debilidad del euro tiene un doble efecto. “Con la divisa de la zona euro a la baja se ha notado una retirada de flujo de fondos de los parquíés europeos por parte de inversores de EEUU, ya que para ellos pierde atractivo. Se dirigen a EEUU y paí­ses emergentes”, asegura Roberto Ruiz-Scholtes, director de estrategia de UBS.

Esta situación sólo se resuelve apuntalando la confianza. “Estamos en una segunda oleada de la crisis, aunque tengo la esperanza de que se pueda delimitar su impacto negativo. Para eso es necesario reducir la volatilidad de los mercados. Dependerá de las autoridades”, apunta Josíé Luis Martí­nez Campuzano, estratega de Citi.

Avisos del mercado
“Las autoridades han aprendido que con los avisos que les dan los mercados tienen que actuar”, asegura Luis Buceta, gestor de BNP Paribas. Los expertos explican que Europa tiene el hándicap de que no actúa con unidad y tiene más obstáculos para tomar medidas. Pero a EEUU tampoco le interesa un euro demasiado díébil y hará lo posible para estabilizar el cambio.

El Ibex se ha movido en los últimos años entre los casi 16.000 puntos que marcó en noviembre de 2007 y los 6.800 a los que descendió en marzo de 2009. Desde ese punto la bolsa española llegó a subir un 80% y con la caí­da de lo que va de año el avance se ha limado al 36%. Otras plazas, como Alemania aún se revalorizan un 62% y Francia y 39%. ¿Fue excesivo ese rebote?


La mayorí­a de los expertos asegura que no, que simplemente fue la corrección de un excesivo castigo anterior, cuando lo que pesaba en el mercado era un colapso del sistema financiero mundial. Las bolsas habí­an caí­do más de un 40% desde septiembre. “La parte psicológica pesa mucho y se llegaron a descontar escenarios muy complicados de asimilar”, asegura ílvaro Vitorero, de Deutsche Bank Wealth Management. Para Lorenzo Dávila, jefe del departamento de investigación del IEB, las subidas fueron artificiales “fruto de la inyección de liquidez de los bancos centrales”.

¿Quíé nivel se merece realmente la bolsa con la situación actual? Pocos se atreven a dar una cifra. En lo que hay más consenso es en la afirmación de que la situación no es tan mala como se ha pintado el último mes y que no serí­a razonable marcar nuevos mí­nimos del año. Es decir, el Ibex no tendrí­a por quíé perder los 8.900-9.000 puntos.

Los analistas explican que hay que diferenciar entre lo que valdrí­a la bolsa teniendo en cuenta los fundamentales de las compañí­as y cómo se prevíé que se comporte. En el primer caso el í­ndice deberí­a cotizar muy por encima de los niveles actuales, cerca de 13.000 puntos, teniendo en cuenta el elevado potencial que tienen los valores que más pesan en el Ibex, como Telefónica y los grandes bancos. Pero la realidad es que “hay un flujo de venta de inversores extranjeros saliendo de España. Esto ofrece oportunidades interesantes en algunos valores, pero para el medio plazo”, afirma Alberto Espelosí­n, director de renta variable de Ibercaja.

Vivir a críédito
Vitorero cree que las bolsas están razonablemente baratas, aunque algunos paí­ses han vivido a críédito, de ahí­ el comportamiento desigual este año. La bolsa española se merece estar por debajo del resto porque su situación económica es peor y hay más incertidumbre. Pero las grandes empresas se beneficiarán de la recuperación económica de otros paí­ses.

Los analistas coinciden en que para que los inversores vuelvan a fijarse en los fundamentales es necesario que se alejen las incertidumbres sobre la zona euro y se estabilicen los mercados.

¿Quíé factores hacen pensar que las bolsas están baratas? Los analistas apuntan a la mejora prevista de la economí­a a nivel mundial. Tambiíén a unos beneficios empresariales que están creciendo (las previsiones apunta a aumentos de hasta el 60%, en Alemania). “Están batiendo expectativas y no sólo en beneficio neto, sino tambiíén en ventas”, indica Buceta. Esto hace que los múltiplos sean atractivos. A esto se une un entorno de tipos de interíés bajos y falta de alternativas atractivas de inversión, que respaldan la inversión en bolsa. Las valoraciones muestran que las bolsas están baratas.

El lastre
La falta de coordinación en Europa, las dudas sobre la ejecución de los planes para atajar los problemas de díéficit y el miedo a que se trunque la recuperación emprendida por muchos paí­ses son los palos en las ruedas de las bolsas. “La probabilidad de que se trunque el crecimiento de paí­ses como EEUU es baja”, asegura Buceta.

Dávila, de IEB, es más crí­tico. Cree que el riesgo sistíémico es muy alto y que esto puede afectar a la demanda global y perjudicar los resultados. Apunta que los brotes verdes que se han visto han estado incentivados por las intervenciones, que no han sido suficientes y la recuperación no ha podido consolidarse. El problema es que el margen se estrecha.