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Autor Tema: Reencarnación y Karma  (Leído 971 veces)

Scientia

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Reencarnación y Karma
« en: Mayo 25, 2010, 07:42:00 pm »
REENCARNACION Y KARMA
Antes de nacer, reunimos todos los materiales que se desintegraron al morir, en nuestra
encarnación anterior. De esta manera, el hombre atrae su antiguo cuerpo y las estructuras
atómicas del mismo; hereda sus dolencias y carácter anteriores de las condiciones fí­sicas de
sus progenitores.
Con frecuencia, por desgracia, el Intimo es incapaz de atraer todos los elementos necesarios
para completar su cuerpo fí­sico, lo cual es causa de deformación y de dolores en los huesos,
cuyo origen se desconoce. A veces, el esqueleto contiene ciertas sustancias que endurecen
la energí­a atómica en el mismo, produciendo, despuíés del renacimiento, una deficiencia
atómica.
Se nos dice que, la fuerza atómica más grande, conocida por el ocultista y que la ciencia
descubrirá algún dí­a, puede ser aprisionada únicamente en la piedra pómez.
Por karma queremos significar la ley de Causa y Efecto. Si perjudicamos a otros, debemos
pagar la penalidad en esta vida o en otra. En la literatura teosófica leemos acerca del
karma fí­sico, mental y espiritual. Pero en nuestro sistema secundario, empezamos a analizar
las cosas y encontramos que son diferentes de como se nos ha hecho creer; quedamos sorprendidos
al saber que, en vidas pasadas, hemos soportado cargas mucho mayores que las debidas
a nuestra creación del mal. En tales casos, un átomo Instructor nos recomienda que observemos
la vida siguiente. Al hacerlo así­, descubrimos que nos vimos singularmente libres
de ansiedad y de dolor; pues los errores de nuestra juventud habí­an sido compensados previamente.
La causa de nuestra ansiedad y dolor es nuestro karma, que pende sobre nosotros;
pero la sensación de libertad vuelve a nosotros, en cuanto emprendemos la práctica de yoga,
porque decidimos vernos tan libres, como sea posible, del mal, a fin de llegar a nuestro Intimo.
Mantenemos en reserva un depósito kármico, lo mismo que una provisión de energí­a.
Debiíéramos recordar siempre que nosotros mismos escogemos y analizamos el cuerpo en el
que vamos a encarnar. Buscamos cuerpos que nos suponemos nos proporcionaran el ambiente
y experiencia que más necesitamos.
Con frecuencia, en nuestra ansia de volver pronto a nuestro Intimo, nos sumergimos
profundamente en densidades de materia a fin de adquirir una porción mayor de experiencia
en una vida.
Cuanto más grande es el alma, más profundamente se sumerge y, aunque sufra
extraordinariamente y parezca que toda luz la ha abandonado, se acerca tanto al Intimo, que
pocos que encarnan en el lujo y la indolencia consiguen; pues íéstos reciben muy poco de la
experiencia del mundo, que les ayude en su crecimiento.
Con frecuencia, encontramos hombres, al parecer, libres en todo cuanto hacen; libres para
viajar, libres de preocupaciones y de aflicciones, libres de asociarse con quienes ellos quieran.
Estas personas acumulan gran experiencia, relacionada con cosas ocultas, no conocidas
para la mente corriente, y han acumulado este buen karma para esta vida.
Hay tambiíén personas que no encarnan durante un prolongado perí­odo, y acumulan una
gran cantidad de energí­a; a íésta agregan un gran depósito de poder, que utilizarán al encarnar.
Esto es energí­a determinativa. Napoleón es un ejemplo de este tipo.
A medida que el estudiante penetra, poco a poco, en sus escuelas superiores, encontrará
y será enseñado por átomos más viejos y, frecuentemente, pedirá una clase determinada de
instrucción. Pero, si no ha alcanzado el adecuado grado de perfección, tal instrucción no le será
revelada.



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Re: Reencarnación y Karma
« Respuesta #1 en: Mayo 25, 2010, 07:43:01 pm »
No nos damos cuenta de que todos nosotros somos fugitivos de la Justicia, y que debemos
soportar las cargas que hemos impuesto a otros, antes de que se nos permita adquirir tal
conocimiento. Estos átomos más viejos nos hacen ver que hemos de hacernos justicia a nosotros
mismos, por pasados errores, y administrar nuestras propias leyes. Aunque nuestro Intercesor
aboga para que seamos perdonados, encontramos que debemos pagar ciertas deudas
kármicas, antes de que se nos permita penetrar más adentro en nuestro propio universo.
Despuíés nos damos cuenta de que nuestro Intimo fuíé justo; entonces, valerosamente,
procuramos remediar el sufrimiento que hemos causado a otros, en íésta y en otras vidas anteriores.
Siempre se nos presentan nuestras deudas hacia nuestros semejantes; a medida que
volvemos a experimentar nuestro pasado, rápidamente aprendemos cuáles son las de la humanidad
para con nosotros. Una vez están saldadas, sentimos gratitud hacia nuestro Intimo; porque,
por fin, sabemos donde nos encontramos.
Justicia es el objetivo de todas las criaturas, y cuando recibimos justicia, procuramos
despertar este sentido en otros.
El medio ambiente de un niño está, con frecuencia, infestado por la atmósfera mental de
sus padres, quienes, envueltos en su propia conciencia, colocan, sin saberlo, tales átomos en la
atmósfera del niño.
El estudiante, a veces, ruega que lo perdonen, y se maravilla del por quíé hizo ciertas cosas.
Cuando penetra en su sistema secundario y pasa revista a su pasado, se sorprende, a veces,
de lo que ocurre. Ve a personas que lo han torturado fí­sica y mentalmente en otras vidas, y a
gentes a las cuales íél no ha tratado con justicia, en esta vida, y por lo cual sufre agudamente.
Entonces descubre que, las gentes, que lo atormentaron en un tiempo, son las mismas a las
cuales está devolviendo el mal que le hicieron. En cuanto se da cuenta de esto su remordimiento
se desvanece y más tarde, ve que la razón de ello es que su deuda ha sido saldada en
ambos sentidos. Tambiíén comprende el principio de que, según juzguemos seremos juzgados.
Esta es la razón de que los átonos más viejos le recomienden, constantemente, a uno, que cuide
de sus palabras.
El estudiante debe recordar que, con frecuencia, ha sido iluminado en vidas pasadas por
su práctica de yoga y le han sido acreditados sus pasados esfuerzos.