La delegación estadounidense liderada por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, rubricó hoy siete acuerdos de energía, comercio y educación con una China que, musculada como nunca ante la crisis, se niega a ceder en asuntos como la revaluación del yuan.
"Esta ronda de diálogo no ha resuelto todos nuestros problemas, pero ha producido resultados concretos", señaló Clinton al concluir los dos días de Diálogo Estratíégico y Económico China-EEUU, tras recordar las "incertidumbres que afrontaban ambos países a principios de año" por la venta de armas de EEUU a Taiwán.
Aunque el presidente chino, Hu Jintao, prometió ayer una reforma del sistema cambiario del yuan, al que Washington acusa de mantener artificialmente barato para promover sus exportaciones, en la práctica el líder chino no se comprometió a fijar una agenda.
Geithner reconoció hoy la imposibilidad de arrancar ningún acuerdo en cuanto al yuan: "Por supuesto, se trata de una decisión de China", reconoció el tesorero ante la prensa, tras insistir en sus encuentros con la impermeable delegación china en que la revaluación frenará la inflación y promoverá el sector privado.
De manera similar, en el aspecto político los líderes chinos expresaron su preocupación a los de Estados Unidos sobre el grave conflicto entre Corea del Norte y Corea del Sur por el hundimiento de la corbeta de guerra "Cheonan", pero se mostraron reticentes a apoyar a Seúl en su exigencia de sanciones.
No en vano, Pekín es el principal suministrador y aliado político del ríégimen norcoreano.
Clinton aprovechó la reunión para destacar en sus encuentros con el viceprimer ministro Wang Qishan y el consejero de Estado (ejecutivo) Dai Bingguo una serie de "deficiencias" en otro conflicto delicado, el del programa nuclear de Irán, para el que necesitan la aquiescencia del asiento permanente chino en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Según la secretaria, la carta que Teherán ha enviado a la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) tras el acuerdo alcanzado con Turquía y Brasil tiene "una serie de deficiencias" que "no responden a las preocupaciones de la comunidad internacional", señaló en una conferencia de prensa a la clausura del Diálogo Estratíégico y Económico entre EEUU y China.
Se trata del mecanismo de intercambio más importante y a más alto nivel entre la primera y la tercera potencia económica, en el que se tratan un amplio abanico de materias económicas y políticas.
Por ejemplo, ante la respuesta tibia de Pekín -uno de los más importantes compradores de petróleo iraní- para apoyar medidas contundentes contra Teherán, Washington ha respondido con la firma de un acuerdo entre expertos de EEUU y China para desarrollar yacimientos de gas natural e "independizarse del petróleo de Irán", en palabras de Geithner.
Ante la falta de acuerdo en los asuntos de mayor divergencia, Geithner recalcó el buen entendimiento entre ambas potencias en cuanto a la modificación de una ley china de tecnología "indígena" que consideraban discriminatoria con las firmas foráneas y la firma de siete acuerdos de menor calado en el Gran Palacio del Pueblo.
Entre ellos, destaca la cooperación bilateral en aduanas, en seguridad nuclear, en sanidad y un acuerdo de financiación en el que participa el español Banco de Santander, aparte del mencionado acuerdo de yacimientos de gas y de un intercambio en educación mediante el cual 100.000 estudiantes estadounidenses recibirán formación en China.
El viceprimer ministro Wang Qishan calificó el encuentro como un "gran íéxito" y valoró el diálogo como "sincero y pragmático", sin dejar de recordar la "situación extremadamente complicada" que vivieron ambos países a principios de este año por Taiwán o por el encuentro entre el presidente Barack Obama y el Dalai Lama.
Dai Bingguo estuvo de acuerdo con Clinton en que, aunque el entendimiento ha sido bueno y ha devuelto los lazos bilaterales a un camino positivo, "es imposible coincidir en todo".
La cita estuvo envuelta desde su inicio por la preocupación de China por la crisis de la deuda soberana europea, y en este sentido ambos gobiernos apoyan las medidas tomadas por la Unión Europea para paliarla.