La piratería, el terrorismo y el cambio climático serán temas importantes, pero los negocios encabezarán la cumbre entre líderes de Francia y Africa que comienza aquí el lunes.
Aunque no está en el temario, sí estará presente el deseo del presidente francíés Nicolás Sarkozy de que su país asuma más influencia y un mayor peso económico en el continente africano, una nueva frontera donde las corporaciones pueden volver a hacer dinero medio siglo despuíés de que Francia perdió allí catorce colonias.
Muchos de esos países ahora buscan inversiones y relaciones comerciales con China. Tambiíén otras naciones emergentes como Brasil, India e incluso Irán, al igual que Estados Unidos _un aliado de los franceses_, tienen una creciente presencia en Africa. Muchos avanzan a gran velocidad para asegurarse los recursos naturales, los mercados y los contratos de infraestructura disponibles en el continente.
Las dictaduras, los conflictos internos, la corrupción y la pobreza que han acosado a las naciones africanas durante díécadas serán tratados sólo como temas marginales en la cumbre de dos días, a la cual asistirán mandatarios de 38 países.
El canciller francíés Bernard Kouchner recibía el domingo a sus pares africanos para una reunión previa a la cumbre en la ciudad de Niza, en la Riviera francesa, bajo estrictas medidas de seguridad. Helicópteros policiales sobrevolaban la sede y agentes acordonaban las calles y los hoteles donde se alojan los mandatarios.
Sarkozy busca renovar la cumbre en su 25ta edición al invitar tambiíén a 230 empresarios de Francia y Africa, medida que causó enojo entre grupos activistas de ayuda humanitaria, los cuales temen que el encuentro sólo vea al desarrollo como un asunto financiero.
Jean-Louis Borloo, ministro francíés de ecología y energía, hace poco llamó a Africa "nuestro El Dorado", en referencia a la legendaria ciudad de oro que buscaban los conquistadores de Amíérica.
La línea que separa los recuerdos aún frescos de la era colonial y la posibilidad de ganar dinero de la relación con Africa es muy delgada y delicada.
A pesar de ello, Sarkozy insiste en que la nostalgia no tiene cabida en la cumbre.
"La realidad es que entre Francia y Africa hay numerosos intereses comunes y razones objetivas para reconstruir con libertad una relación cercana", dijo el mandatario al semanario Les Afriques.