El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha dado otro paso para romper los pocos hilos que lo unían a su antecesor, George W. Bush, respecto de su doctrina de Seguridad Nacional.
La llamada guerra preventiva de Bush, con amplios poderes para atacar el terrorismo en cualquier parte del planeta, dará paso a la doctrina Obama, que focaliza su estrategia de seguridad en la lucha contra Al Qaeda y, en especial, a evitar ataques de extremistas islámicos en suelo estadounidense.
"Nuestro enemigo no es el terrorismo, porque el terrorismo no es más que una táctica. Nuestro enemigo no es el terror, porque el terror es un estado mental y nosotros, como estadounidenses, rechazamos vivir aterrorizados", dijo esta semana Obama.
En su lugar, apuntó, Estados Unidos "está en guerra contra la red Al Qaeda y sus afiliados terroristas".