Silvio Berlusconi, dentro del plan de austeridad del Gobierno italiano para salir de la crisis fiscal, ha aprobado una nueva medida para aumentar la capacidad recaudatoria del Estado, cobrar a cada turista que visite Roma una tasa fija de 10 euros.
Esta nueva ‘tasa turista’ se cobraría a travíés de los hoteles, como un sobreprecio al coste de hospedaje. Teniendo en cuenta la cantidad de visitantes que anualmente visitan la ‘ciudad eterna’, supondrá una buena contribución al sostenimiento de los gastos públicos italianos.
Esta medida puede crear un precedente entre los distintos países europeos, y puede generalizarse dado el afán recaudatorio de Estados con unas famíélicas cuentas públicas. Habrá que esperar unos días para interpretar las reacciones que los distintos estados, así como los ciudadanos tendrán al respecto.
Hace un par de años, visitíé Roma, y me resultó una ciudad bastante cara, más que Madrid. Y no tengo muy claro que esta medida contribuya de una manera real a aumentar la recaudación. Por que si no se generaliza la medida en otros países, proporcionará una relativa píérdida de competitividad de la capital italiana respecto a otros destinos. No creo que tenga efectos en el turismo de lujo, pero sí en el de tipo low cost.
De momento esta medida, está originando crispación entre los ciudadanos europeos, que empiezan a notar que teniendo como escenario el ajuste fiscal, los países de la unión empiezan a replegarse sobre sí mismos.