El Banco Mundial ha instado a tomar medidas para frenar en los países desarrollados la fuga anual de hasta 40.000 millones de dólares (más de 33.000 millones de euros) a paraísos fiscales.
"La crisis griega demuestra cómo la corrupción puede debilitar a los países ricos y no sólo a los que están en vías de desarrollo", ha explicado Ngozi Okonjo-Iweala, directora gerente del Grupo del Banco Mundial, que ha urgido hoy a que "los planes de estímulo, la regulación financiera y la lucha contra el robo de activos y la corrupción" estíén en primera línea de agenda.
Según Okonjo-Iweala, la mitad del dinero sustraído en los países desarrollados serviría para pagar 48.000 kilómetros de carreteras de dos direcciones o el tratamiento de 120 millones de personas con sida.