Arranca la era de la 'biotech' española
Publicado en Expansión por Sergio Saiz / Cristina Fontgivell Madrid / Barcelona
Tras más de una díécada de investigación, los fármacos de las biotecnológicas españolas empiezan a ver la luz al final de un túnel plagado de obstáculos. En el camino, han quedado muchos proyectos y cientos de millones de euros, necesarios para que unos pocos velocistas de fondo llegaran a la meta.
Actualmente, ya hay cuatro compañías con medicamentos biotecnológicos en el mercado. Uno de los más conocidos, tanto dentro como fuera de España, es el producto estrella de Pharmamar, filial de Zeltia, que, a partir de la vida marina ha desarrollado Yondelis, indicado para tratar el sarcoma de tejidos blandos y el cáncer de ovario.
Palau Pharma, junto con Iberhopitex, ha lanzado al mercado dos productos cardiovasculares, mientras que GP Pharm comercializa un fármaco contra el cáncer de próstata. La compañía, controlada por el grupo Lipotec, logró a finales de 2009 un críédito de 20 millones de euros para acelerar la investigación de once nuevos proyectos de investigación en las áreas de oncología y dolor neuropático.
Merck, con su tratamiento para el lupus, cierra la lista de compañías con fármacos biotecnológicos españoles en el mercado, una clasificación que está a punto de cambiar con el desembarco de los doce fármacos que se encuentran a punto de concluir la fase III de investigación clínica, la última antes de ser comercializados, según datos del pipeline del sector español recopilados por la Asociación Española de Empresas de Biotecnología (Asebio).
Las 57 compañías adscritas a esta patronal tienen en marcha 239 proyectos de investigación para uso humano y otros 15 para uso animal. Aunque la mayoría de ellos se encuentra todavía en la fase preclínica, es decir, analizando en laboratorios nuevas molíéculas que todavía no están listas para utilizarse en humanos, el sector ya cuenta con una importante cartera de medicamentos en las últimas fases de desarrollo y que ya ha sido testada con íéxito en pacientes.
Actualmente, existen 15 nuevas molíéculas que están afrontando la fase III. Los primeros fármacos de este tipo podrían estar a disposición de los clientes a partir del próximo año, aunque 2012 será el ejercicio estrella para muchos de ellos.
Cellerix, por ejemplo, y pese a los posibles retrasos planteados en los últimos meses, cuenta con un proyecto muy avanzado en terapia celular que podría llegar al mercado en los próximos años y que sería pionero en Europa, donde todavía no existen medicamentos basados en cíélulas madre.
Digna Biotec, en terapia hepática, o Noscira, en el tratamiento de enfermedades del sistema nervioso, son otras dos compañías con fármacos muy adelantados, ya en fase III, que podrían comercializarse pronto. Archivel Farma desarrolla una vacuna contra la tuberculosis que entrará en la fase II en 2011. El producto se ensayará sobre 200 pacientes con tuberculosis en Sudáfrica.
Además, muchas de estas molíéculas, incluso las que ya han sido comercializadas, están ahora estudiándose para terapias y usos alternativos a los que fueron concebidos en un primer momento.
Avances
Una de las ramas más avanzadas en investigación es la que se refiere a herramientas de diagnóstico, donde existen 34 productos comercializados, que se utilizan para detectar enfermedades de forma precoz, lo que permite que el tratamiento de una patología sea más efectivo, al no estar en estado avanzado.
En cuanto a las áreas terapíéuticas que más investigan las biotecnológicas españolas, según los datos de Asebio, los fármacos oncológicos ocupan alrededor del 56% de los proyectos. A distancia, con un 26%, le sigue la neurociencia, que incluye enfermedades degenerativas como el alzheimer o el párkinson. En el ámbito de diagnóstico, la actividad está más equilibrada y, aunque los productos para detectar el cáncer concentran lideran el ránking, su peso se reduce hasta el 19%, nueve puntos porcentuales más que las enfermedades infecciosas, segundas en la lista.
Una de las claves para la llegada definitiva de estos productos al mercado es la financiación. Los ensayos clínicos de fase III suelen ser costosos y pocas compañías españolas tienen el músculo financiero para abordarlas en solitario.
En este sentido, dos de las compañías más consolidadas del sector, Oryzon Genomics y Advancell, han iniciado la búsqueda activa de socios. Oryzon tiene en desarrollo una cartera de fármacos contra el cáncer y las enfermedades neurodegenerativas que debería empezar a ver la luz en 2012. Los productos más avanzados de la biotecnológica son un biomarcador para el diagnóstico del cáncer de endometrio y un tratamiento contra la enfermedad de huntington.
Por su parte, Advancell mantiene contactos con diversos laboratorios farmacíéuticos para vender su molíécula contra la leucemia despuíés de que su principal socio en este proyecto, la británica Protherics, haya decidido desinvertir. El desarrollo completo del fármaco supone una inversión de 50 millones de euros que Advancell no puede asumir en solitario. Los ensayos clínicos de fase II del producto deberían arrancar el año que viene.
Genmedica Therapeutics, impulsada por el canadiense Alec Mian, tambiíén avanza en los ensayos de una nueva línea de fármacos de origen biotecnológico para la diabetes y, al igual que Archivel y Advancell, busca fondos para financiar su investigación. Algunas de las empresas del sector han optado por preparar el salto al Mercado Alternativo Bursátil (MAB), como Neuron o AB Biotics.
La cartera de productos en desarrollo y la necesidad de financiación pronostican que 2011 será un año clave para las compañías más maduras del sector.
El factor riesgo, más importante que nunca
La biotecnología española ha conocido, hasta ahora, pocos fracasos. El modelo combinado de servicios e investigación ha permitido a las empresas generar caja, y las que se dedican exclusivamente al desarrollo de un fármaco aún no han llegado a los estadios decisivos de sus ensayos clínicos. Esta situación puede cambiar en los próximos dos años. Las empresas del sector reconocen que los primeros fracasos serán clave para poner a prueba la solidez de las compañías y de la apuesta por un sector que ofrece grandes riesgos, pero tambiíén rentabilidades elevadas a los inversores.